miércoles, 31 de agosto de 2011

TRANSITO VEHICULAR: UN REFLEJO DE LA NATURALEZA HUMANA

Hace tres años (2008) Tom Vanderbilt (**) , periodista y ”bloguero” estadounidence publicó su  best-sellerTraffic: Why We Drive the Way We Do (and What It Says About Us)” .  Tránsito: Por qué conducimos de la forma en que lo hacemos (y que dice de nosotros), que sigue produciendo impacto entre  conductores y peatones. Analiza la forma de conducción vehicular en nuestra sociedad. Sobre la base de una exhaustiva investigación y entrevistas con  conductores expertos y funcionarios de tránsito en todo el mundo, Traffic pone bajo la lupa  de la actividad cotidiana factores físicos, psicológicos y técnicos que explican cómo funciona el tránsito. Lleno de anécdotas, hace hasta una  sorprendente mención de la congestión del tráfico en tiempos de Julio César e incluye algunas  curiosidades.
Vanderbilt combina observación y  análisis en una forma no apta para principiantes. Abarca disciplinas tan diversas como la planificación urbana, la aplicación de la ley y la psicología. Al tránsito le articula el peligro de sentirse seguro al volante en un mundo diseñado para  "fusiones tardías", léase para hacer maniobras de último momento. Conducir es un hecho de la vida. Empleamos cada vez más y más tiempo en calles y carreteras, y el tráfico seguirá siendo un problema al que nos enfrentamos todos los días.
Proporciona un nuevo y refrescante enfoque, sobre un entorno cotidiano que a menudo damos por conocido. Con capítulos que examinan aspectos tan disímiles que van desde la psicología en las corrientes vehiculares al riesgo en la carretera y el por qué los conductores  se comportan de manera diferente en Nueva Delhi y en  Noruega.  Este libro hace pensar que existe una nueva luz y una posibilidad de movilizarse en forma totalmente diferente.   
En esta brillante y ágil investigación de ojos abiertos, examina los límites de la percepción y los fundamentos cognitivos que nos hacen peores conductores de lo que pensamos que somos. El autor demuestra por qué los planes y acciones  para proteger a los peatones de  los movimientos de los vehículos a menudo conducen a más accidentes. Él descubre que tipo de conductor está frente al volante   y por qué es más proclive a  tocar la bocina. Explica por qué en el tránsito se  forman trancones; describe las consecuencias no intencionadas de nuestra búsqueda de seguridad, e incluso identifica el error más común de los conductores en los estacionamientos. El tránsito es algo más que conducir: es un reflejo de la naturaleza humana. Cambiará la forma en que nos vemos a nosotros mismos y al mundo que nos rodea, e incluso nos puede hacer mejores conductores.
Traffic no es un libro de ciencia-ficción; fue escrito sobre la psicología común de todos los conductores. Normalmente la gente no se molesta en pensar acerca de su forma de pensar, se puede decir no hace metacognición.  Por el enfoque novedoso del tema y por considerarlo de interés, he creído conveniente y necesario traer a uds., amables lectores,  una versión sintética y  libre de este libro y de este problema que nos está afectando: El tránsito vehicular en nuestras ciudades y carreteras.
Vanderbilt comienza con un corta descripción sobre la historia de la congestión del tráfico. Mediante el estudio de los  carros” y "patrones de desgaste de sardineles"  en la edad antigua, los arqueólogos determinaron que los ciudadanos de Pompeya tuvieron que lidiar con desvíos durante la construcción y con calles de sentido único. Mientras tanto, en la antigua Roma creció tan intensamente el tráfico de carros que el César  decretó prohibir durante el día el uso de  carretas y carruajes, "excepto para el transporte de materiales de construcción de los templos de los dioses o de otras grandes obras públicas o para llevar los materiales de demolición."
Los trancones en el tránsito no son, por lo general, causados por defectos en el diseño de las vías, sino por fallas en la naturaleza humana. Mientras estas son malas noticias para los conductores pues, poco puede hacerse sobre nuestra propia naturaleza, hay buenas noticias para los lectores del libro: “Tránsito” no es un examen a la  ingeniería de carreteras. Es una mirada sorprendente, a la psicología de los seres humanos detrás de un volante. Incluye ‘perlitas’ como estas:  El 12,7 por ciento del flujo lento del tráfico después de un accidente nada tiene que ver con los  restos de los vehículos que  bloquean los  carriles; es causado por curiosos. Los mirones concurren al espectáculo con tanta avidez que a continuación se involucran en otros  accidentes, chocan contra el automóvil que avanza delante de ellos cuando éste frena para obtener una mejor visión de lo que ha ocurrido o cuando intentan utilizar  un teléfono celular para tomar una foto (Esto ocurre con bastante frecuencia durante la conducción que se ha  acuñado un término para designarlo: "besuqueo digital").
Los conductores reducen la velocidad para mirar cosas insignificantes: "Algo tan simple como un sofá tirado en una zanja al borde de la carretera puede motivar la curiosidad de los conductores y reflejarla a través del flujo de tránsito". El  tránsito se  atasca de inmediato y Ud. seguramente piensa: esto debe ser una broma.
Aunque no haya muebles que distraigan, una de las razones para la congestión, es que la gente está utilizando el carro para  hacer cosas insignificantes o elementales que antes hacía en casa o en la misma cuadra. "No es sólo que las familias poseen ahora más carros", escribe, "es que se están encontrando nuevos  motivos para usarlos, como lugares para cenar o beber, o simplemente dar una vuelta. "Ellos van a algún lugar para comer”.
Y están estacionando, o  tratando. En un estudio de un área de 15 cuadras, cerca de la UCLA, se logró registrar, en un día promedio,  que los vehículos analizados recorrieron un total de  5.760 kilómetros en busca de un lugar para estacionar. No es sólo el número de estacionamientos  en las calles que hace lenta las cosas. Es la forma de conducir, se arrastran, se sientan, esperan y participan en acciones irritantes de lo que un experto ha llamado "juegos previos al estacionamiento." La respuesta? Lo sentimos: estacionamiento en la calle más caro para alentar a las hordas que dan vueltas a usar los lotes de estacionamiento.
Uno aprende que cada vez que un nuevo dispositivo de seguridad se instala en los automóviles, la tasa de muerte y lesionados disminuye, tal como estaba previsto, pero a su vez,  los conductores van más rápido porque ese dispositivo les induce mayor confianza.  Es la llamada "homeostasis del riesgo" - después de hacer más seguro cualquier aspecto de la conducción, los conductores tienden a responder de una forma más peligrosa.   Luego que un dispositivo de seguridad es implantado por los fabricantes de automóviles o por los constructores viales, los  accidentes descienden y poco a poco regresan de  nuevo a los niveles anteriores.
El tercer stop, esa tercera luz de freno trasera que apareció de repente en los automóviles en la década de los 80. ¿Tiene alguna utilidad? Es difícil de decir.  Las esperanzas iniciales fueron altas, pero estudios recientes han concluído que esa luz impide sólo una pequeña cantidad de accidentes por detrás. La razón podría ser elefecto Peltzman”, que argumenta que los conductores compensan las mejoras de seguridad tales como cinturones de seguridad y frenos anti-bloqueo por una  conducción más peligrosa.  ¿significa eso que sería mejor no usar cinturones de seguridad, para mantenernos más conscientes de nuestra mortalidad?
¿Y qué acerca de los cascos? Más barato que los airbags laterales. Tal vez no sea una mala idea llevarlos. Por qué no usar el casco cuando conducimos vehículos, como lo hacen  los pilotos  de carros de carreras. La Oficina Federal de Seguridad Vial en Australia, dice que las lesiones en la cabeza conforman plenamente  la mitad de las lesiones causadas ​​por el tránsito. Él escribe que los cascos para los conductores puede ser hoy en día "una idea loca, como lo fueron en su momento  las  bolsas de aire".
Otro punto de interés personal es que las diferentes profesiones tienen diferentes tasas de accidentes; los profesionales con más peligro para conducir y quienes se ven envueltos en mayor cantidad de accidentes  son los médicos, tal vez porque están cansados ​​o porque  son los que asumen riesgos del tipo A. No me sorprendió encontrar que los arquitectos conducen bien;  mi esposa siempre me dice que deje de mirar a los edificios y mantenga los ojos en la carretera.
De una manera similar, Vanderbilt analiza desde el ángulo opuesto detalles grandes y pequeños del tránsito: ¿Por qué la existencia de carriles adicionales no hacen que una carretera sea menos congestionada? ¿Es más seguro tener un coche compacto, fácil de manejar o una SUV grande, tocando la bocina? ¿Son las mujeres o los hombres mejores conductores? Por desgracia, calles y carreteras no dan respuestas fáciles. (Y él definitivamente buscó las respuestas, las notas al pie de página llegan a 90 páginas.) Pero hay un gran dilema que orienta y profundiza su análisis diligente: debemos aspirar a que nuestra experiencia en la  conducción sea  más  o menos humana.
En un momento dado, Vanderbilt visita la ciudad de Drachten, Antillas Nerladesas,  en compañía del  holandés Monderman Hans, célebre ingeniero de tránsito  quien ideó la "intersección en forma de oreja". Inspeccionan  un congestionado y rediseñado cruce de cuatro vías en donde Hans había eliminado todas las señales de tráfico. La falta de señales creó incertidumbre y obligó a los conductores a reducir la velocidad, a cooperar entre sí, y a cuidar a los ciclistas y peatones. También permitió que el tráfico fluyera con más facilidad. Su idea era animar a poner un poco del "mundo social" en el "mundo del tráfico". Mientras hablaba con Vanderbilt,  Monderman demostraba el éxito de su concepto caminando hacia atrás en la calle con los ojos cerrados.
Monderman, quien murió en enero de 2008 (de causas no relacionadas con haber caminado hacia atrás) actúa como una especie de mentor en el libro, instruyendo a  Vanderbilt: "Siempre digo a la gente: no me importa si usted usa un impermeable o un Volkswagen Golf, eres un ser humano, y me dirijo a usted como ser humano. Quiero que se comporte como un ser humano. No me importa qué tipo de vehículo Ud. conduce. "   La importancia de lo que podríamos llamar "la conducción humana" aparece a lo largo de libro. Somos más cuidadosos con un pasajero en nuestro carro o cuando nos desplazamos en nuestro propio vecindario. Las personas que conducen un convertible descubierto esperan más tiempo antes de tocar la bocina para llamar la atención de  un auto que se detuvo frente a ellos. Y, como Monderman y sus compañeros frecuentemente observaron, cualquier cosa que sugiera la presencia de personas cerca de la carretera hace más lento el tránsito. De ahí, el ejemplo impresionante de los holandeses, que a menudo colocan cajas de arena para  los niños junto a la calle a fin de hacer que el flujo vehicular sea más lento.
En China y la India están trabajando para evitar el incremento de las muertes de peatones (una etapa que pasó en USA  en la década de 1920, cuando la calle se consolidó como un espacio para los automóviles en lugar de los tranvías, los caminantes y los niños). En esos enormes países asiáticos, las nuevas culturas a los carros tienen la oportunidad de aprender de los errores de los demás, pero si hay algo que la transicología enseña, es que inevitablemente va a crear sus propios retos en el proceso. En China, por ejemplo, hay un problema con los conductores quienes se detienen a orinar en medio de las nuevas carreteras.
Pero los seres humanos somos también el principal problema, un problema insoluble de tránsito, el factor X en cada diseño de carreteras. Los curiosos son el ejemplo clásico. Si no se ven: no hay congestión de  tráfico.  ¿Qué hacer con el fenómeno de los "atascos fantasma", en el cual un vehículo que frena sorpresivamente sin razón aparente crea un efecto de ola que obliga, por kilómetros, a los vehículos detrás a avanzar lentamente?   Nada.
Más preocupante es la investigación de la empresa DriveCam, que montó una cámara de video  cerca del espejo retrovisor de un automotor y grabó lo que sucedía en la carretera. Después de grabar miles de accidentes, el Director de la compañía  le dijo a Vanderbilt que todo el mundo es un mal conductor. "Le garantizo que usted tiene los hábitos de conducción que no le permiten estar consciente de que un accidente pueda suceder".  A menudo, la única diferencia entre un accidente y su no ocurrencia es cuestión de suerte. El conductor se distrae  mientras  escribe un mensaje de texto y simplemente el accidente sucede. O bien, juega con la radio y mira hacia arriba justo a tiempo para ver la línea  de vehículos detenidos en la rampa de salida.
Teniendo en  cuenta nuestros errores humanos, los ingenieros de tráfico y las compañías de automóviles han estado tratando de mantenernos fuera de la ecuación. Planean carreteras en las que cada vehículo se comunica con los demás, frenando y acelerando automáticamente , mejorando así los tiempos de viaje en las carreteras congestionadas. Ellos diseñan los automóviles para que algo  vibre  en el asiento si se intenta cambiar de carril y si existe otro coche en su punto ciego. Vanderbilt describe la terrible experiencia de la conducción de un vehículo de alta tecnología que se dirige a toda velocidad hacia un auto estacionado, el auto se detiene automáticamente ante el obstáculo. Esta es la versión de insectos del futuro, donde el automóvil, símbolo de la libertad y la individualidad, se parecerá más a una hormiga que marcha en fila.
Máximas que se extraen entre líneas:
·         Juzgamos la velocidad  por la tasa a la cual los objetos parecen aumentar de tamaño y la distancia a la que podemos hacer juicios acerca de la velocidad se hace cada vez más corta a medida que aumentan las velocidades.
·         Cuanto más peligrosa se percibe una carretera  más segura es en casi todas las instancias.
·         hacer contacto visual con el tráfico que cruza es  equivalente, como peatón,  a ser atropellado por un carro.
·         Incorporar nuevas carreteras y construir más carriles tiende a inducir más tráfico y a erosionar la mayor parte de las ganancias estimadas por la presencia del espacio adicional.
·         Si se conduce lentamente dentro de una corriente vehicular de “arranque y pare” se puede eliminar este efecto en  todo el carril.
·         La mayoría de las congestiones en el tránsito automotor son  causadas por las personas que mantienen una distancia equivocada entre vehículos consecutivos.
·         Si dos de cada diez vehículos utilizaran el sistema de control automático de velocidad de   crucero (que ajusta la velocidad para el vehículo de adelante)  se eliminarían casi todos los atascos o trancones  de tránsito.
·         Siempre se percibe  que quienes se desplazan en el otro carril van más rápido dentro de la corriente de tránsito. ( Esto fue planteado por Murphy en su segunda ley sobre el tráfico: El otro carril de la autopista siempre va más rápido.  Si cambias de carril, el que has dejado comenzará a ir más rápido que el carril donde ahora tú te encuentras).


El libro
concluye con un análisis de la percepción del riesgo, teniendo en cuenta que en Estados Unidos más personas mueren en las carreteras cada mes que los murieron en el 9/ 11.  "a raíz de los atentados, las encuestas encontraron que muchos ciudadanos pensaron que era aceptable  restringir las libertades civiles para ayudar a preservar su " forma de vida."  Esos mismos ciudadanos, por su parte, en las encuestas y en el comportamiento personal, se han resistido sistemáticamente a medidas de tránsito diseñadas para reducir el número de muertos anuales (por ejemplo, disminución en los límites velocidad, introducción de más cámaras de luz roja, límites más rígidos de alcohol en la sangre, leyes más estrictas para el uso del teléfono celular durante la conducción)"
El Tránsito, como  lo revela el mapa meticuloso de Vanderbilt , es un microcosmos de los sistemas ecológicos, sociales, psicológicos, incluso un rompecabezas espiritual. El libro cambiará definitivamente la manera de pensar acerca de la conducción, pero lo que es más importante, cambiará la manera de pensar sobre el ser humano.
Como dijo el comediante americano George Carlin: “ Ahora ya sé todo lo que hay que saber acerca de la conducción,   que todo el mundo que va más lento que yo es un idiota y todo el mundo que va más rápido es un maníaco”. De hecho, leyendo el libro de Tom Vanderbilt "tráfico", uno aprende que el tránsito no es ciencia espacial, es algo  mucho más complicado. Es un reflejo de la naturaleza humana.
(*)      Ingeniero en Transportes y Vías, Ingeniero Civil, Gerente de Proyectos, M Sc. (Universidad Nacional de Colombia),  PhD © (U. Politécnica de Madrid (España)), Capacitador Internacional sobre Formulación y Evaluación de Proyectos de Interés Social con metodología BID y de la Banca Multinacional. Investigador sobre Temas de Seguridad Vial. Analista, Asesor y Consultor del Observatorio Boyacense de Movilidad y Seguridad Vial - SEGVIAL BOYACÁ. Email: Cymoralesg@gmail.com
(**) Varderbit, Tom. Traffic: Why We Drive the Way We Do (and What It Says About Us)”, Alfred Aknopt. Publisher, New York, 2008

lunes, 29 de agosto de 2011

¿CONOCEMOS LAS NORMAS DE CIRCULACIÓN? (1) : DE LA PRÁCTICA A LA TEORÍA

"Posted: 27 Aug 2011 01:32 AM PDT
Hace unos días se me ocurrió hablar sobre la normativa existente que regula el tráfico, circulación de vehículos a motor y seguridad vial. Tema que puede resultar tan extenso como lo es, la propia complejidad de leyes y demás disposiciones que rigen el fenómeno vial. Por un lado, pueden pensar los lectores que sería aburrido leerse un párrafo como si de un artículo se tratara, pero no será el caso, ya que intentaré refrescar algunos consejos, detalles y conceptos de seguridad vial.
A base de innovaciones y adelantos de la ciencia vamos progresando. No olvidemos que las noticias vuelan de un lado para otro, gracias a las redes sociales de comunicación. Vamos a la tienda por la mañana para comprar el pan y mientras esperamos en la cola, la gente está hablando de una noticia que hace unos minutos fue emitida por la cadena de televisión a través de su informativo matinal. Pero, cuando cambian las normas, en este caso las de tráfico, ¿las aplicamos después con esa misma prontitud?
Si me permiten, en la respuesta está la madre del cordero. ¿Y por qué no? el origen del problema. Puede ser, como de la práctica a la teoría por instinto. Por eso, no es conveniente dejarse llevar por los rumores o conversaciones donde todo vale, ni tampoco por los razonamientos convenidos, es decir, decimos lo que nos interesa y si por ignorancia cometemos un error, como mucho, puede uno disculparse y con suerte salir del apuro.
Reconozco que estar al día sobre la normativa actual, es muy complicado. Tenemos una sociedad muy cambiante y al mismo tiempo, exigente. Ha ocurrido que por consenso entre los miembros de asociaciones, colectivos o simplemente por voluntad popular se han cambiado, modificado o ampliado, por ejemplo, conceptos del manual del conductor. Las mejoras orientadas a la prevención, aceptadas por las nuevas tecnologías y nuevos hábitos de conducta siempre serán bienvenidas si con ello, logramos reducir los accidentes de tráfico.
No es el caso pero ¿quién no se ha visto implicado en un incidente de tráfico y ha tenido que remitirse al código de la circulación? Pues, entre otras cuestiones, para eso está la norma volviendo nuevamente de la práctica a la teoría por convencimiento. Pero también, la norma que regula el fenómeno vial no está sólo para recordar a los usuarios de que existe y que es un instrumento para convencer a unos y llevar la contra a otros. La solución a cualquier conflicto, además de depender de nuestra experiencia, va a tener mucho que ver los conocimientos que adquirimos en su momento.
La mayoría de leyes y disposiciones que desarrollan el tráfico, la circulación de vehículos y personas, contiene la normativa existente en cuanto a derechos y obligaciones en materia de seguridad vial que tenemos que conocer si queremos aplicarlas. En definitiva, conocer las reglas del juego para saber lo que está bien y lo que está mal. En este caso, toca comerse el reglamento general de circulación con todos sus aliños. Aunque, en plan docente, diría: “por favor, leánse la exposición de motivos”, esa introducción que hacen los legisladores para justificar su trabajo.
El primer reglamento para el Servicio de Coches Automóviles por las carreteras del Estado, de 17 de septiembre de 1900, limitaba la velocidad de circulación a 28 km/h en carretera y 15 km/h en ciudad
Pues bien, si hacemos un poco de historia, allá por el año 1934 se aprobó por Decreto, de 25 de septiembre, el Código de la Circulación actualmente derogado. Su desaparición (hasta hace poco, por las continuas modificaciones del reglamento general de circulación) tuvo que ver con la necesidad de disponer de un instrumento legal idóneo, actualizado (crecimiento del parque de automóviles) y adaptado a los principios de la Constitución de 1978.
Y lo más importante, con la modernización de la norma, se dejan a un lado las medidas puramente policiales para pasar a promover la seguridad de la circulación y la prevención de accidentes, tanto en carretera como en zonas urbanas. No obstante, aunque el tráfico y circulación de vehículos a motor es competencia del Estado, por cuestiones de transferencias, sólo las Comunidades Autónomas del País Vasco (en el año 1982) y Cataluña (en el año 1998), cuentan con la competencia sobre su propio procedimiento sancionador y vigilancia de sus vías.
El Código de la Circulación, de 25 de septiembre de 1934, con sus 304 artículos, contemplaba toda la reglamentación de circulación y tráfico. Con el paso del tiempo, todo ese articulado se ha ido actualizando y dividido en tres reglamentos: circulación, vehículos y conductores
Con la nueva Ley en materia de tráfico, circulación de vehículos a motor y seguridad vial, se regula a través de sus reglamentos: las normas de circulación para los vehículos, peatones y animales que utilicen las vías públicas, los elementos de seguridad y condiciones técnicas de los vehículos, la señalización de las vías, las autorizaciones que otorga la Administración para el uso de vehículos a motor que garanticen la seguridad y fluidez de la circulación, así como el procedimiento sancionador.
Además, para cumplirse el objetivo de la norma actual, su regulación es aplicable a todo el territorio nacional incluso en aquellos terrenos (ya sean urbanos como interurbanos) públicos de uso común y privados que sean utilizados por una colectividad indeterminada de usuarios. Por tanto, como usuarios de la red vial estamos sujetos a unas normas que son necesarias para garantizar la movilidad por nuestras calles y carreteras.
Todos somos partícipes del fenómeno vial, unos como usuarios (conductores u ocupantes, propietarios) de vehículos, como titulares de las vías, y como peatones si con ocasión del tráfico hacemos uso de la red vial. No estamos exentos de cumplir con las normas viales. Incluso a los propietarios de animales sueltos o en rebaño se les aplica las normas del tráfico si hacen uso de las vías públicas y privadas.
Saber a qué normas estamos sometidos, también implica formarse. En este sentido, la educación vial juega un papel muy importante, siendo la Administración, ya sea Estatal, Autonómica o Local, la que debe formar a sus ciudadanos y concienciar sobre las innegables secuelas negativas del tráfico, para que, conociendo las consecuencias, modifique los comportamientos que suponen un riesgo efectivo para todos y cada uno de los usuarios de la vía.
Lo dejaremos aquí, pero más adelante, intentaré abordar temas muy diversos y enfocados al conocimiento de la norma para desarrollar esa teoría que olvidamos con el tiempo. Espero que os guste."

Fuente: Revista Circula Seguro