lunes, 23 de junio de 2014

¿POR QUÉ SOMOS AGRESIVOS AL VOLANTE ? *

Posted: 21 Jun 2014 07:50 AM PDT
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La agresividad, aplicada a la conducción, la podemos definir como cualquier forma de comportamiento que directa o indirectamente intenta provocar, perjudicar o causar daño de cualquier tipo a otras personas que comparten la vía pública o mismo espacio por donde discurre el tráfico rodado. Por tanto, si volvemos a repasar los tipos o grupos de conductores,el perfil del conductor agresivo encajaría con la persona impulsiva e impaciente que a los mandos de cualquier vehículo, realiza acciones contrarias a las buenas prácticas de comportamiento en sociedad, con actitud negativa a la conducción y que afecta directamente al resto de usuarios.
Frenar repentinamente el vehículo para provocar que el de atrás frene bruscamente, gritar al conductor del vehículo que tarda en realizar un estacionamiento o maniobra por falta de espacio, incorporarse bruscamente en el carril provocando el frenado del vehículo que circula por la vía principal, aproximar el vehículo a la parte trasera del que nos precede, estacionar el vehículo de forma que impida a los ocupantes del vehículo de al lado abrir alguna de sus puertas, etcétera…, son comportamientos agresivos en la conducción que pueden ser la antesala de un incidente no deseado pero sí, muchas veces, provocado por nosotros mismos.

El vehículo como trinchera y defensa ante los malos

Imagen del vehículo "anti zombies" elegido y diseñado para la serie de cine y televisión The Walking DeadImagen del vehículo “anti zombies” elegido y diseñado para la serie de cine y televisión The Walking Dead
La conducción abarca una parcela de nuestra vida diaria por los frecuentes desplazamientos que tenemos que hacer para ir y volver del trabajo o dentro del trabajo para cumplir con nuestras obligaciones. Pasamos demasiado tiempo viendo el cristal delantero de nuestro vehículo y puede causarnos cansancio y fatiga. Si a las condiciones inherentes a dicha labor le añadimos las situaciones personales y las estresantes de la red vial como, por ejemplo, el ruido ambiental, las múltiples presiones a que se ven sometidos los conductores por la complejidad de nuestra movilidad quizás entendamos el motivo o las causas del comportamiento o reacción violenta de algunos conductores.
Los psicólogos lo llaman desindividualización, es decir, cuando la multitud cambia las normas de comportamiento y también lo que sucede cuando las normas sociales se retiran porque las identidades se ocultan como, por ejemplo, el típico vehículo con los cristales tintados en donde su conductor o pasajero no se da a conocer o simplemente no se le ve y donde su fechoría podría estar, incluso, motivada por la creencia de protección y defensa que nos proporciona el vehículo. Una teoría que está basada en un experimento americano basado en la identidad oculta donde la máscara en la fiesta deHalloween, incitaba a los niños a dejarse llevar por el comportamiento de los demás, incluso, en conductas poco habituales o incívicas.
En definitiva, somos agresivos al volante porque la agresividad aparece como una cualidad de la persona, por desgracia, muy permanente en vídeo juegos, cómics, películas y anuncios que diariamente nos invaden en los medios de comunicación. Vamos al fútbol y se palpa la agresividad como ingrediente del espectáculo predispuesto a animar al equipo anfitrión a costa de descalificar al contrario. La cara contraria de la conducción agresiva es el resultado negativo que desemboca en riesgo para el que la ejerce y encima para el resto de usuarios que pueden ser o no afectados. Por lo tanto, una buena terapia sería aplicar el dicho conduce como eres cuando vamos a los mandos de cualquier vehículo o vive y deja vivir para que los demás no se vean afectados por un desajuste emocional puntual del conductor.
Un ejemplo de todo esto que estamos hablando lo podemos ver en este vídeo. Un clásico de Walt Disney en la que Goofyse transforma en un alocado Mr. Hyde. Pues bien, a pesar de su más de 60 años desde su estreno, la historia nos deja una gran enseñanza y no pierde vigencia para educarnos a ser mejores conductores.

Foto | State Farm

Fuente: Revista Circula Seguro