lunes, 25 de agosto de 2014

¿Tenemos cuidado de no deslumbrar con las luces al resto de usuarios? *

Posted: 16 Jun 2014 08:22 AM PDT
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Aunque se pueda pecar de ser un poco pesado al repetir las cosas, en temas de seguridad vial y convivencia de tráfico, es mejor recordarlas, y no lamentar no haberlas recordado. Esta vez volvemos a hablar de que debemos tener cuidado y prestar atención para no deslumbrar con las luces de nuestro coche al resto de usuarios de las vías públicas.
Es muy importante saber hacer un buen uso de las luces de nuestro vehículo. Las luces están para ver y ser vistos. Pero claro, no están para ver más que nadie a costa de los demás, ni hacer que otros usuarios se queden deslumbrados y no vean. Además de la molestia podemos provocar un susto o incluso un accidente.

Debemos tener bien regulada la altura

Lo primero que debemos recordar es que no podemos montar en nuestro coche otro tipo de luces que no vinieran con el mismo, y no estén homologadas para usarse en nuestro modelo. Por supuesto debemos respetar las potencias máximas que se estipulan por reglamento. Incluso estando homologadas, todo cambio con respecto a cómo era el coche al salir de fábrica debe pasar por la ITV para su aprobación (por ejemplo el cambio de faros o añadir nuevos faros adicionales).
Así que no podemos poner unas bombillas de más potencia que dan una luz estupenda y nos permiten ver el doble de distancia, no solo porque no es legal, sino porque cegaremos a los conductores que se crucen con nosotros, y hasta les pondremos en peligro.
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Monte nuestro vehículo las luces que monte, debemos fijarnos en si está bien regulada su altura. Muchos coches llevan un mando de reglaje de la altura desde el interior del habitáculo. Si es así, no debemos subir la altura salvo que por condiciones de carga sea necesario.
Si notamos que las luces apuntan muy alto, (por encima de los parolgopes, de manera aproximada) eso deslumbrará a otros usuarios de la vía, incluso aunque llevemos solo las luces de cruce, o de corto alcance, ya sean otros conductores, ya sean ciclistas o peatones. En cuanto nos demos cuenta debemos corregir la altura.
Podemos hacerlo nosotros mismos, basta leer la página del manual de instrucciones del vehículo donde se explica el procedimiento. Normalmente con un destornillador o una llave tipo allen es suficiente. Pero si es más complicado, o no sabemos, podemos pasarnos por el taller (muchas veces ni nos cobrarán por ello).
Con ciertos tipos de faros (xenón y LED) suele incluirse ya un sistema de regulación dinámica automática de la altura, así que no hay que preocuparse tanto.

Hay que “quitar las largas” siempre que puedan molestar a otros usuarios

De noche, fuera de poblado, y siempre que se requiera (velocidad superior a 40 km/h y vía insuficientemente iluminada), tenemos que usar las luces de largo alcance, o de carretera, para ver más y poder anticiparnos a lo que suceda por delante.
Sin embargo debemos cuidarnos de estar atentos a ponerlas y quitarlas con rapidez todas las veces que sea preciso: si se acercan coches en sentido contrario, si estamos acercándonos desde detrás a otros vehículos, o si un vehículo que venía detrás de nosotros nos adelanta, en cuanto se ponga parejo a nuestra misma altura.
Las nuevas tecnologías también nos simplifican esta tarea, en los coches nuevos suele ser cada vez más habitual que vengan con un asistente de luces de carretera, con un sensor de luz (o una camára de vídeo), que pone y quita las luces largas automáticamente.
Como con tantas otras cosas, el sentido común y el pararnos a pensar un poco en los demás, o que cuando sucede a la inversa nos molesta a nosotros, es fundamental.

* Fuente: Revista Circula Seguro

viernes, 22 de agosto de 2014

Recomendaciones para evitar la somnolencia al volante *


Posted: 23 Jun 2014 08:27 AM PDT
Rupert-Ganzer
Hay muchas causas que nos pueden provocar somnolencia mientras conducimos, más aún con ritmos de vida muchas veces ajetreados, en los que a veces tenemos que madrugar mucho, otras veces terminamos de trabajar más tarde, o hay noches en las que no hemos podido dormir tanto como nos hubiera gustado.
El sueño al volante es un riesgo real y más habitual de lo que nos damos cuenta: aproximadamente casi 3 de cada 10 accidentes de tráfico se deben a la somnolencia y al sueño al volante. Lo más importante es que seamos conscientes de este riesgo y no lo ignoremos, porque el sueño acaba venciendo y sin darnos cuenta pasamos de tener sueño a quedarnos dormidos sin quererlo, aunque sea un par de segundos, suficiente para tener un accidente.
La recomendación más importante que debemos tener presente como conductores, y aún por obvia que resulte, es que debemos ser conscientes en cada momento de nuestra capacidad para conducir. Como con otros factores, si notamos que en ese momento no estamos en óptimas condiciones para conducir, lo mejor es no hacerlo.
Conducir por autopistas y autovías puede ser a veces muy monótonoConducir por autopistas y autovías puede ser a veces muy monótono

Nueve consejos que no debemos olvidar

- Debemos dormir bien cada noche, el tiempo que cada cual necesite para descansar correctamente y no sentir sueño en ningún momento del día siguiente. Habrá quien necesite dormir un poco más o un poco menos, eso ya depende de cada persona, pero en general lo normal vendría a ser entre siete y nueve horas. Si al día siguiente tenemos que hacer un viaje largo, este consejo es todavía más pertinente.
- Hay que tener cuidado con los medicamentos que puedan producir somnolencia, como antihistamínicos, relajantes musculares, antidepresivos, etcétera. Debemos leer el prospecto de los medicamentos que tomamos y si nos pueden producir somnolencia, no conducir mientras sigamos el tratamiento.
- Lo mismo se aplica a otras sustancias que deprimen el sistema nervioso, como ciertas drogas, como el cannabis o el alcohol. Para empezar la legislación prohíbe el consumo de estas sustancias si se va a conducir (drogas) o limita su consumo (alcohol), pero más allá de que nos puedan multar o no, y para aquellos conductores que opinan que por un porrito o una copita no pasa nada, está el hecho cierto y comprobado de que disminuyen nuestros sentidos, nuestra agudeza visual, nuestra capacidad de atención, nuestra velocidad de reacción y hasta nos provocarán sueño. El mejor consejo: no consumir absolutamente nada.
- Hay que evitar las comidas copiosas, pesadas y grasas. Llenarnos “hasta reventar” y las comidas de más difícil digestión, como las carnes, harán que nuestro cuerpo se adormezca. Para conducir después de comer mejor optar por una comida más ligera y frugal.
Evitar ciertas horas. Cada persona tiene sus ciclos circadianos, o sea, su propio reloj biológico diario. Así que cada cual siente sueño “a su hora”, lo más habitual es que sea a media tarde y por la noche. Siguiendo la rutina diaria el cuerpo empieza a adormercerse. El día que rompemos nuestra rutina, pongamos que conducimos de noche cuando normalmente estaríamos ya en la cama, lo más probable es que nuestro cuerpo no la rompa, y si insistimos en conducir, por inercia, el cuerpo tenderá a dormirse cuando tiene costumbre.
- Debemos ventilar bien el interior del coche, pues en un habitáculo poco ventilado se va viciando el aire, es decir, disminuye la cantidad de oxígeno y aumenta la cantidad de dióxido de carbono, fruto de la respiración, y eso hará que nos adormezcamos. Llevar una temperatura cómoda, ni con mucho frío ni con mucho calor, también es adecuado, mejor con un poco de fresco.
- Tenemos que descansar cada cierto tiempo. Todo conductor se cansa al conducir, aunque vayamos sentados y no nos lo parezca. Deberíamos parar cada dos horas o 200 km: detener el coche, bajarnos, estirar las piernas, dar un pequeño paseo y beber algo. Así se rompe la rutina y monotonía que supone conducir por algunas carreteras, entre otras cosas. Se ha comprobado que la capacidad de reacción de un conductor disminuye casi a la mitad después de conducir más de cuatro horas seguidas.
- Hay que beber con frecuencia. Podemos llevar una botella con tapón de rosca dentro del coche y vamos bebiendo de vez en cuando, aunque no paremos. Nos mantendrá hidratados. ¿Conviene tomar bebidas con cafeína, como refrescos de cola o café? Depende, la cafeína es una sustancia excitante que efectivamente tiene como efecto el reanimarnos y desperezarnos, sin embargo no hay que fiarse demasiado de ella, pues su efecto se acabará de golpe sin avisar y entonces nos puede sobrevenir el sueño cuando nos habíamos confiado pensando que ya nos habíamos “despertado”.
- Cuando nos está entrando sueño, lo mejor es no insistir ni arriesgarse a seguir conduciendo, sino detenernos en una zona segura y con vigilancia, y echar una pequeña siesta. Dormir 20 o 30 minutos nos ayudará mucho más que tomarnos un café, por cargado que esté.

No nos confiemos

No nos confiemos. En cuanto notemos los primeros síntomas de sueño, como que los ojos nos pican y escuecen (y nos los frotamos), que parpadeamos más de lo normal, que nos cuesta trabajo mantener los ojos abiertos, que nos sentimos cansados, que necesitamos cambiar de postura o que bostezamos varias veces, debemos actuar ya, y lo mejor es parar. El mejor remedio para el sueño es dormir (tan simple como eso).
El sueño tiene todas las papeletas de ganarnos y vencernos. Podemos bajar la ventanilla para que entre fresco, podemos subir el volumen de la música, podemos masticar un chicle, podemos agitarnos, pellizcarnos… mil “trucos”, pero nada servirá realmente, pues el sueño seguirá estando ahí, y podremos tener un susto o incluso un accidente. No merece la pena arriesgarse.

* Fuente:Revista Circula Seguro

viernes, 15 de agosto de 2014

Unos pitan mientras otros salvan vidas *


Unos pitan mientras otros salvan vidas
El otro día me conducía hacia un centro comercial que frecuento con relativa frecuencia. No recuerdo que íbamos a hacer… Probablemente mirar aprovechar ofertas. Está a las afueras de la gran ciudad, en una ubicación muy conveniente en el medio de un trayecto que recorro a menudo. La zona suele tener tráfico denso, con colas largas provocadas por un semáforo. Pero el gran atasco que había ese día me sorprendió.
Como os podéis imaginar, lo típico de las retenciones prolongadas. Concierto de claxon y bandazos buscando el carril que parece ir un poquito más rápido. La situación era rara para esa esquina; normalmente el semáforo nos tiene parados durante un minuto, y después avanzamos de golpe mucho. A menudo con el tiempo suficiente para pasar al cabo de sólo uno o dos ciclos. Pero aquél día avanzábamos a trompicones.
Era obvio que pasaba algo raro, diferente. Y no fui consciente de lo que ocurría hasta que estuve a unos cincuenta metros del semáforo. Normalmente lo habría atisbado antes, pero un vehículo de reparto me bloqueaba la visión. Además, la ambulancia tenía las luces apagadas, estaba aparcada, contemplando impertérrita el trabajo de sus ocupantes. Señal que iba a quedarse por allí un buen rato.
Luego vi un coche, parado justo en el semáforo. Las ruedas de delante habían franqueado en un escaso metro la línea de detención. Su extremo posterior, completamente destrozado. Un nivel de daños que sorprende ver en ciudad, en un tramo con diversos semáforos donde la velocidad no es muy elevada.
Unos pitan mientras otros salvan vidas
Las fuerzas del orden dirigían el tráfico por un único carril, a la izquierda de todo. Al acercarme un poco más, pude ver toda todas las astillas de cristal que uno puede esperar en una colisión por alcance. Pero esta vez había algo un poco diferente. Además de cristal y el parachoques desprendido, había una rueda de motocicleta.
Un poco más cerca pude comprobar que, en realidad, había toda una moto descansando en el suelo. ¿Se pararía el coche de forma brusca al cambiar la luz del semáforo y la moto no pudo esquivarlo? ¿A qué velocidad iba para provocar ese destrozo? ¿O quizá ha habido un sandwitch? A juzgar por los daños del coche, el golpe debió ser terrible.
Un policía señaló hacia la izquierda, dándole paso al vehículo que me precedía. Al pasar por al lado, pude ver de reojo como tres o cuatro personas con chaleco amarillo rodeaban a otra que realizaba el movimiento típico de laresucitación cardiopulmonar.
Me vino a la cabeza el breve curso teórico que te hacen los miembros del equipo de prevención de riesgos laborales al entrar en un nuevo puesto de trabajo. 30 compresiones y 2 insuflaciones, a un ritmo de 100 compresiones por minuto. Como es algo bastante cansado, y mantener el ritmo es vital de necesidad, aconsejan que haya diversas personas turnándose.
Y eso es lo que estaba pasando. Sencilla y directamente, había alguien en que caminaba al borde de la delgada línea roja, y esas personas intentaban estirarlo tan fuertemente como podían hacia el lado de los vivos.
Fijé la vista la frente. Me negué a ver más. Me limité a seguir al coche de delante, pasar al lado de la moto tumbada en el suelo y dirigirme hacia el aparcamiento del centro comercial. Detrás de mi escuché un nuevo claxon. Esta vez, por lo que había visto, el sonido se clavó en mi mente como una espina sonora.
¿Te imaginas que lo último que escuchas en tu vida es el pito de un coche?
Fuente: Revista Circula Seguro

Por favor: recordemos que no se puede utilizar el teléfono móvil al volante *


Hablando-por-telefono
El reglamento general de circulación establece que no se puede utilizar el teléfono móvil mientras se conduce, ni manipularlo ni hablar por él, a menos que se tenga un sistema de llamada manos libres. No es un capricho del legislador, ni una estrategia para fastidiar a los sufridos conductores con multas.
Es una realidad que hablar por teléfono y sujetarlo pegado a nuestra oreja, es una distracción, limita nuestra capacidad de manejar el coche, inutiliza una de nuestras manos y hasta entorpece nuestra capacidad para oir qué pasa. Y eso por no hablar de ponerse a escribir un mensaje de texto, whatsapp o mail. Utilizar el teléfono móvil al volante es peligroso.
De hecho, incluso en el mejor de los casos, hablando por teléfono con un sistema manos libres, sin quitar las manos del volante ni apartar la vista de la carretera, algunos estudios muestran que nuestra capacidad de atención a la conducción se ve mermada, por lo que tampoco habría que abusar de hablar por teléfono ni aun así.

Las distracciones causan accidentes

Las distracciones al volante se pagan caras. Del orden de un 25% de los accidentes son debidos a algún tipo de distracción del conductor, con un teléfono móvil u otros aparatos electrónicos similares, según algunos estudios realizados en Estados Unidos en 2011. Estamos cada vez más enganchados al teléfono, y más aún al smartphone.
Así que a la vista de los hechos y de la realidad, nadie debería extrañarse de que se tenga que hacer hincapié, una y otra vez, en la importancia de no utilizar el teléfono cuando se está al volante. Entonces, ¿por qué sigue habiendo conductores que lo usan?
Quienes conduzcan mucho seguro que podrán decir lo mismo que yo: todavía a día de hoy uno se sigue encontrando por la carretera o por la ciudad algún automóvil cuyo conductor va hablando por el teléfono móvil como si no pasara nada. Pues mal, muy mal: ese conductor pone en peligro su vida, y peor aún, pone en peligro la vida de los demás.
Ese conductor está coduciendo más distraído y no va a reaccionar ante un imprevisto tan rápido como sería normal. Es así, comprobado científicamente, con el cronómetro en la mano y hasta con resonancias magnéticas para ver la actividad cerebral.
Mirando-el-telefono
Y eso si solo habla y está mirando lo que tiene por delante, porque si decide mirar de reojo mientras escribe un texto, debería pensar que cuando aparta la mirada un segundo de la carretera para mirar la pantalla del teléfono, en autopista circulando a 120 km/h, en ese mísero segundo su coche ha recorrido 33,3 m. Eso es una barbaridad de distancia sin haber visto qué pasaba (para el que no se haga una idea, es más longitud que la de una piscina, y aproximadamente la altura de un edificio de nueve plantas).
Ese conductor que utiliza el teléfono indebidamente debería pensar que como el coche que le precede frene, tardará más en reaccionar y frenar, y que tiene todas las papeletas de alcanzarle y chocar contra él. Como no lleva las dos manos al volante, como tenga que esquivar un obstáculo, o tomar una curva un poco más delicada de lo que parecía a primera vista, se encontrará en un apuro. Y como va atento a otra cosa, pensando en la charla que mantiene por teléfono, como un niño salga corriendo en mitad de la calle, probablemente no sea capaz de frenar a tiempo y lo atropelle.
Por favor, seamos conscientes y sensatos. No hay nada realmente tan urgente. Podemos devolver la llamada unos minutos después, cuando paremos, o podemos responder ese guasap cuando hayamos aparcado. No hagamos que una tarea bastante complicada y de por sí peligrosa, el conducir, lo sea todavía más, y no pongamos en peligro a los demás que no tienen siquiera la culpa.
Ya estamos en verano, se hacen viajes largos. Si el coche tiene manos libres, conectemos el bluetooth del teléfono móvil para usar el sistema manos libres, y si no lo tiene, pues no pasa nada, lo mejor que podemos hacer es dejar el teléfono en silencio, para que no nos moleste ni distraiga, y conducir, sin más

Fuente: Revista Circula Seguro

observamoslaseguridadvial@gmail.com