lunes, 16 de febrero de 2015

...CRUZAR LA CALLE DE FORMA INDEBIDA

Un poco de Historia sobre cruzar la calle de forma indebida *
Posted: 15 Feb 2015 08:00 AM PST
cruzar la calle

Que cruzar la calle por cualquier sitio puede resultar peligroso, es algo que no merece demasiada discusión. Lo que quizá no sea tan obvio es que cruzar la calle de forma descuidada se convirtió en una infracción de un modo algo artificial, allá por los años 20. De hecho, fue tan artificial que sus impulsores incluso le dieron un nombre en inglés: jaywalking. Como en nuestro idioma no tenemos una palabra semejante, vamos a hablar de jaywalking como sinónimo de eso, de cruzar por donde nos apetece como peatones, algo que hace sólo cien años hacíamos sin llevarnos las manos a la cabeza.
Es evidente que en todo este tiempo las ciudades fueron cambiando, y en el transcurso de esos cambios los peatones fueron perdiendo espacio frente a los automóviles. Hoy, cuando la tendencia es a invertir esa relación y volver a los orígenes, con ciudades pensadas para las personas y automóviles acotados en los cascos urbanos, no está de más recordar cómo se llegó a considerar que el jaywalking era una práctica ilegal y sancionable.

Corrían los locos años 20 en Estados Unidos. En España ni siquiera teníamos claro si se circulaba por la derecha o por la izquierda, pero en Norteamérica ya existía una floreciente industria del Automóvil y un nutrido grupo de automovilistas dispuestos a ejercer sus derechos en las ciudades. Hasta la fecha, los peatones habían caminado por donde les apetecía, y las calzadas lo mismo servían para que circulasen paseantes que vendedores empujando sus carros, que jinetes y carreteros. Pero con la irrupción del automóvil en las ciudades, se dispararon los atropellos mortales, y se hizo algo insólito hasta entonces: se decidió que la responsabilidad en caso de atropello no correspondería al conductor, sino al peatón.

Kansas City, donde en 1923 se hace obligatorio utilizar los pasos de peatones

El precedente de este cambio de rumbo se encuentra en Kansas City (Missouri, Estados Unidos), donde en 1912 se aprobó una ordenanza que obligaba a utilizar los pasos de peatones para cruzar las calles. Pero el verdadero cambio llegaría de la mano de la ciudad de Cincinnati (Ohio), donde 1923 marca un antes y un después en la Historia de la Seguridad Vial. La ciudad, que en 1920 contaba con una población de 401.247 habitantes, recibió una petición popular con el apoyo de 42.000 residentes para limitar la velocidad de los vehículos a 25 mph (40 km/h). La respuesta del sector del Automóvil, encarnado por los concesionarios de coches, fue fulminante, con una gran campaña en medios que abogaba por desestimar la propuesta.
Cruzar la calle: limitación de velocidad en Cincinnati (1923)

Las apocalípticas advertencias de los partidarios del no advertían del peligro de convertir Cincinnati en una ciudad rodeada por una muralla china, donde los visitantes serían arrestados si no disponían de un limitador de velocidad, y comparaban su caso con el de Sant Louis (en el estado de Missouri), donde no existía ese control de la velocidad.
Según recoge Peter D. Norton en su artículo Jaywalking and the Invention of the Motor Age Street, fue entonces cuando los fabricantes, concesionarios y automovilistas se pusieron de acuerdo para impulsar una reordenación del espacio común a favor de los conductores. Y así fue como en 1928 el entonces Secretario de Comercio de Estados Unidos, Herbert Hoover (trigésimo primer Presidente de los Estados Unidos entre 1929 y 1933), propuso para todos los estados de la Unión una Ordenanza de Tráfico Municipal cuyo borrador podemos ver al otro lado de este enlace. Se basaba en una ley promulgada en Los Ángeles tres años antes, donde se establecieron medidas muy restrictivas contra los peatones para preservar la seguridad del tráfico.

El peatón, como culpable de su propio atropello

Básicamente, la idea consistió en darle la vuelta a la situación: en caso de atropello, la responsabilidad ya no sería de los conductores, como sucedía hasta entonces, sino que pasaría a ser de los peatones, por cruzar la calle de forma indebida. Esto es, por hacer jaywalking.
stop jaywalking

Pero con tener una normativa favorable al mundo del Automóvil no era suficiente. De hecho, los peatones continuaban cruzando la calle por donde les venía en gana, e incluso mostraban resistencia al continuo avance del tráfico rodado, algo que el sector del Automóvil se aprestó a cortar de raíz. Lo hicieron utilizando una estrategia basada en cuatro pilares:
  1. Información interesada. La Cámara de Comercio de la Industria Nacional del Automóvil comenzó a elaborar de forma gratuita informes detallados acerca de todos los atropellos sucedidos, que enviaba bajo petición, listos para imprimir, a los periódicos que los solicitasen.
  2. Campañas de concienciación… y ridiculización. La Asociación Automovilística Estadounidense comenzó a patrocinar campañas de concienciación dirigidas a escolares donde se les formaba bajo la premisa de permanecer lejos de las calles, y donde se ridiculizaba abiertamente a los niños que no seguían las normas.
  3. Campañas simplemente de ridiculización. El sector impulsó que la opinión pública sintiera como ridículas las peticiones de los peatones de mantener su estatus vial en las ciudades, y promovió acciones encaminadas a fomentar esta idea entre la población.
  4. Presión policial. Los partidarios del automóvil comenzaron a ejercer presión en los cuerpos policiales para que los agentes llamaran la atención a los peatones que cruzaran de forma indebida, y que lo hicieran de forma claramente perceptible por los demás, con silbatos y gritos, e incluso acompañando las reprimendas de acciones tales como acompañar a los peatones de vuelta a las aceras, para fomentar el escarnio público.


Nueva York, 1924. Un actor es empujado por un Ford T durante un desfile, para ridiculizar el jaywalking.
De hecho, la misma palabra en inglés, jaywalking, se acuñó como término despectivo. Aunque jay significa urraca, quienes hacían jaywalking no eran personas que caminaban (walk) como una urraca, sino que en aquellos años el término jay tenía una connotación negativa, y venía a significar algo así como paleto… o algo así como cuando en España se despreciaba a las personas que emigraban a las ciudades y se les decía que eran de pueblo. Y como eran de pueblo, no prestaban atención a los coches, que por aquel entonces ya se habían hecho con el alma de las ciudades.


*Fuente: Revista Circula Seguro



sábado, 14 de febrero de 2015

LOS SENSORES DE APARCAMIENTO

Seguridad activa
Dichos sensores se activan cuando se utiliza la marcha atrás y si detectan, a una distancia inferior a dos metros cualquier obstáculo como, por ejemplo, otro vehículo, una pared o muro, avisan al conductor mediante una señal acústica (convertida en un pitido) aumentando su intensidad, a medida que se aproxima al obstáculo y así evitar un posible golpe.

¿Qué tipos de sensores de aparcamiento existen?

Mirar atrás por sergis blog
1.- Los sensores de ultrasonidos que van incorporados en los paragolpes y son fácilmente reconocibles ya que se trata de pequeños cilindros del tamaño de una moneda de un euro incrustados en las defensas. Normalmente son cuatro y funcionan emitiendo ondas de ultrasonidos que rebotan en los obstáculos. Este tipo de sensores tiene un radio de acción que oscila entre 130º y 160º de barrido horizontal y entre 50º y 60º en barrido vertical.
2.- Los sensores de detección electromagnética, colocados también en los paragolpes, pero que consisten en una tira metálica adherida al interior de éste. Su principio de funcionamiento se basa en detección de alteraciones del campo electromagnético producida por los objetos sólidos. Su detección es continua, cubriendo toda la parte trasera del vehículo y tienen la ventaja de que son más resistentes ante un posible golpe.
Los denominados sensores de obstáculos, instalados de serie en muchos vehículos sirven para aparcar con seguridad y precisión tras advertir de la presencia de obstáculos fuera del campo de visión del conductor. Un ejemplo lo podemos ver en este vídeo:

Hay que decir, también, que este tipo de sensores son muy sensibles a la suciedad, motivo por el cual conviene limpiarlos y revisarlos de vez en cuando, pues una fuerte lluvia o incluso barro acumulado puede influir en la eficacia de los mismos. Por último, éste dispositivo de ayuda al estacionamiento es un sistema auxiliar y que, en ningún caso, sustituye la visión del conductor.


Fuente: Revista Circula Seguro 

lunes, 9 de febrero de 2015

EL TAMAÑO DEL VEHICULO EN LA CONDUCCIÓN

¿Cómo influye el tamaño del coche en la conducción? *
Posted: 19 Jan 2015 08:51 PM PST
corsa

Si estás acostumbrado a conducir coches diferentes con cierta frecuencia, sabrás que su comportamiento varía con las dimensiones de cada uno de ellos. Hay que decir que, en condiciones normales, todos los coches nuevos disponen de prestaciones adecuadas a sus características, o dicho de otra manera, sus frenos, suspensiones y demás sistemas mecánicos se adaptan sin ningún problema a esas dimensiones mayores o menores para realizar, en cualquier momento, una maniobra sin problemas.
Esto quiere decir que, por mucho que el tamaño del coche sea diferente, y aunque escojamos dos con masas dispares, las distancias de frenado puede que sean muy similares, básicamente porque el más grande y pesado tiene frenos más potentes que el más pequeño. La diferencia, en ese caso y ya que hablamos de frenos, vendrá en la disposición a la fatiga, que puede ser mayor en el vehículo más grande y pesado. Lo que más influye en la conducción es, sin duda, la inercia que arrastra cada coche, mayor cuanto más pesado.

Esa inercia influye muy claramente en la conducción, y es en lo que nos deberíamos fijar en el día a día. Un coche más pequeño y ligero puede ser mucho más ágil que el grande y pesado, siempre y cuando estemos hablando de coches normales. Como ya mencioné dos veces lo “normal” de los coches, me explico: con ello quiero indicar que hablamos de coches de calle, si preparaciones de ningún tipo. Es evidente que un coche de competición más pesado que nuestro utilitario, puede ser más ágil, por el simple hecho de que cuenta con materiales (suspensiones, sobre todo, neumáticos y frenos) mucho mejores que nuestro simpático coche de uso diario.
dacia

En cuestión de conducción, la inercia es aquéllo por lo que necesitamos buenos frenos, para detener el coche, y un motor, como Jaume nos contaba en aquél artículo, para hacer que el coche se mueva. La inercia se traduce en una resistencia al cambio, en este caso, al cambio de estado, de pasar del movimiento al no movimiento, y viceversa. Es muy importante entender esto en toda su profundidad a la hora de frenar, algo que ya sabemos qué importante es hacerlo bien, y a la hora de circular sobre asfalto mojado. Es en esas situaciones cuando conocer los efectos de la inercia se vuelve fundamental.
Un coche más grande y pesado exigirá que nos anticipemos algo más en carreteras lentas, porque ofrece más resistencia al cambio de dirección (e insisto, que sí suelen disponer de mejores suspensiones y frenos, pero éstas no hacen milagros), y el coche más pequeño, ligero y generalmente más corto (menor distancia entre ejes) se moverá más ágil en trazados cambiantes. Hay que decir, como aclaración, que las diferencias se notan más cuanto más deportiva sea la conducción, y normalmente no hacemos conducción deportiva en nuestro día a día. Eso sí, la cosa cambia si el suelo es algo más deslizante, si hace frío o llueve, por la naturaleza de las condiciones.
Como siempre, es recomendable prestar atención a las señales que nos transmite el coche, y ante la duda, pensar que hay que ser más cuidadosos al conducir un coche más pesado por culpa, precisamente, de esa mayor masa. Y enlazando con lo que comentamos al principio, sí, la distancia de frenado puede ser muy similar entre coches de diferente peso, pero la sensación a la hora de frenar es diferente: los frenos más poderosos y la mayor inercia del coche grande, se hacen notar.

Fuente: Revista Seguridad Vial

domingo, 1 de febrero de 2015

¿QUE ES LA DISCIPLINA DE CARRIL?

Circula Seguro

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Posted: 30 Jan 2015 01:52 PM PST
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Es probable que algunos conductores, cuando en la autoescuela les estaban enseñando las nociones teóricas básicas de conducción, reglamento general de circulación y seguridad vial, recuerden este concepto de la disciplina de carril. Otros puede que no, y a la vista de la realidad de la circulación del día a día, parece que estos son más de los que deberían.
Cuando uno está conduciendo y se encuentra con algunos comportamientos, cuesta entender que se produzcan. Algunos conductores o no han oído hablar de esto de la disciplina de carril, o bien se les ha olvidado por completo, porque circulan campando a sus anchas, como les da la gana, y sin fijarse en qué carril están, y en que por los otros carriles circulan otros conductores.

El concepto de disciplina de carril se refiere a que en la calzada de una calle o carretera hay un número determinado de carriles, y hay que circular por uno de ellos, el que elijamos, el que mejor convenga para ir a nuestro destino en ciudad, el carril más a la derecha si circulamos por carretera, o bien otro carril a la izquierda si queremos adelantar.

Hay que ir por un carril y respetar el de los demás

La cuestión es que hay que ir por un carril. Centrados en ese carril, no tambaleándose entre las líneas del carril, ni tampoco yendo todo el rato pisando la línea del carril contiguo, o incluso, en el peor de los casos por medio, ocupando dos carriles. Si alguien tiene problemas para mantenerse centrado en el carril por el que circula, que siga como consejo el fijar la mirada lo más lejos posible, al centro del carril.
Y si aún con eso no es capaz de mantener una trayectoria estable, tiene que reflexionar si hay algún problema que le está afectando a su capacidad de conducción, y si realmente está en condiciones de seguir conduciendo con seguridad.
Otro problema que suele darse es el de esos conductores que van dando brincos de un carril a otro, adelantando por la izquierda, y alguna que otra vez también por la derecha (que está prohibido, no lo olvidemos), esquivando al resto de los coches como si fueran un futbolista regateando defensas.
Pues esto tampoco puede ser, por no decir que pone en peligro al resto de los conductores y compromete la distancia de seguridad, porque se va colando por huecos indebidamente.
También están los que se pierden en las rotondas, de esas calles y rotondas con varios carriles, no sabemos si queriendo o sin querer. Vienen por el carril derecho, se cruzan la rotonda atravesándola por medio como si nada, pasándose al carril izquierdo y luego volviendo al carril derecho para salir y continuar por el carril derecho.
Deberían recordar que si van por el carril derecho, tienen que seguir en la rotonda por el carril derecho, y salir de la rotonda al carril derecho. Y si en algún momento tienen que cambiar de carril, que puede ser, ya sea intentando un adelantamiento, ya sea porque su destino así lo requiere, tienen que mirar e indicar la maniobra antes de realizarla.
Si resulta que en el carril al que se quieren cambiar ya hay otro coche, se le tiene que ceder el paso, no se le puede cortar la trayectoria, ni cruzarse por delante de mala manera, ni pegarle un hachazo. Con las “megarrotondas” de cuatro o cinco carriles se puede armar un lío padre. No viene mal recordar de vez en cuando cómo se circula por las rotondas.
Así que, recordemos esto de ser más disciplinados utilizando los carriles de la calzada. No estamos solos en la carretera.
En Circula Seguro | Degradación de la disciplina de carril: De río a río, todo lo que veo es mío
La entrada ¿Sabemos qué es la disciplina de carril? en Circula Seguro.