Posted: 04 Feb 2013 10:01 AM PST
Sólo falta un subtitulo sugerente como por ejemplo, ¡Ten una
aventura, la vida es corta!, para pensar que podría referirme a una
página web de contactos pero, no es así. El título expuesto se debe a
que cuando nos enfrentamos
ante un semáforo de una intersección o cruce, conocido o no, puede que estemos más pendientes del semáforo del vecino que del nuestro.
Una conducta vial que realizamos casi a diario la mayoría de conductores, como es,
pasar de largo o llegar a detenernos
ante una intersección al mismo nivel dispuesta para varias corrientes
de tráfico. Una conducta que podría catalogarse como prudente si hacemos
una
conducción eficiente si observamos, ya no sólo la señalización próxima a nuestra ubicación si no también,
la reacción del resto de conductores, pero que puede convertirse en imprudente si por exceso de confianza no respetamos las normas de circulación. Si no, vean.
No te la juegues por unos segundos
El pistoletazo de salida, es decir, cuando vemos el semáforo en su fase verde; para algunos conductores, comienza cuando
el semáforo de los vehículos de nuestra derecha o izquierda,
al otro lado de la intersección, lo tienen en rojo o cuando el semáforo
para peatones cambia a la luz roja, y no es así. ¿Cuál puede ser el
motivo?, pues que nos aventuramos muchas veces a tomar como referencia
el semáforo de la otra parte de la intersección sin atender a nuestro
propio semáforo.
Otra conducta tomada como ejemplo y que suele ser bastante habitual
es que mientras esperamos a que cambie el semáforo a su fase verde,
reanudamos la marcha instintivamente al ver cómo alguno de los vehículos próximo a nosotros se pone en movimiento. El
Reglamento General de Circulación,
en su artículo 56, nos dice que todo conductor de un vehículo que se
aproxime a una intersección regulada por semáforos circulares para
vehículos debe atender al significado de sus luces y flechas:
Una luz roja no intermitente prohíbe el paso.
Mientras permanece encendida, los vehículos no deben rebasar el
semáforo ni, si existe, la línea de detención anterior más próxima a
aquél. Si el semáforo estuviese dentro o al lado opuesto de una
intersección, los vehículos no deben internarse en ésta ni, si existe,
rebasar la línea de detención situada antes de aquélla.
Una
conducta al volante que combinada con un
retraso de última hora y el posible estrés por desear llegar cuanto
antes a nuestro destino, nos puede ocasionar un disgusto. Si, por un
momento, apartáramos la señalización de cualquier cruce cuando vamos
conduciendo o nos paramos ante la señalización existente, pueden ser las
prisas,
la impaciencia que muchas veces nos hace precipitarnos,
la extrema confianza de que conocemos el sitio, etcétera, lo que nos
lleve a cometer un error que trasladado a una vía pública sería un
conflicto.
Por tanto, en el caso de situarnos en una intersección semafórica en su fase roja y
salir antes de tiempo tras ver cómo los demás se han parado, por ejemplo, sin tener en cuenta el semáforo que tenemos delante,
es una infracción grave al Reglamento General de Circulación
por saltarse un semáforo en rojo
independientemente de que exista o no circulación. ¿Y si aparece el
peatón a última hora corriendo?, ¿y si el otro vehículo apura también su
semáforo y cruza, a sabiendas de que utilizará los segundos previos que
empleará el otro en reiniciar la marcha?
Las reglas del juego están para cumplirlas
Un conflicto creado por el mero hecho de confiarnos, sin necesidad,
de que los demás cumplirán la señalización que les afecta. Por ganar
unos segundos, podemos caer en el error de precipitarnos sin tener en
cuenta de que los demás puedan pensar de la misma manera. Precisamente,
ese margen de
tiempo que tarda el semáforo en cambiar de color es el tiempo necesario para cumplir con la
prioridad de paso.
Imaginemos, por un momento, un cruce en forma de ‘cruz’ sin señales
de tráfico… Sería un desorden para la circulación si no estamos
acostumbrados a cumplir con lo que dice la norma general en cuanto a
intersecciones sin señalizar:
En defecto de señal que regule la preferencia de paso, el conductor está obligado a cederlo a los vehículos que se aproximen por su derecha, salvo en los siguientes supuestos: a)
Tendrán derecho de preferencia de paso los vehículos que circulen por
una vía pavimentada frente a los procedentes de otra sin pavimentar. b) Los vehículos que circulen por raíles tienen derecho de prioridad de paso sobre los demás usuarios. c)
En las glorietas, los que se hallen dentro de la vía circular tendrán
preferencia de paso sobre los que pretendan acceder a aquéllas. d) Los vehículos que circulen por una autopista o autovía tendrán preferencia de paso sobre los que pretenden acceder a aquélla.
Por tanto, tenemos que
respetar a los demás para evitar conflictos
tal y como nos explicaron en la autoescuela. De lo contrario, nuestro
entorno vial se convertiría en una especie de selva automovilística,
practicando la conducción
tetris, para abrirnos camino. Además,
la precipitación insegura en la maniobra,
es un indicio de conducción agresiva. Acelerar con el embrague pisado a
fondo, no respetar la línea transversal ante un paso de peatones,
pegarse al vehículo de delante sin llegar a verle su matrícula y demás
conductas poco prudentes, es prueba de ello.
El pistoletazo de salida, como dije antes, no es ignorar el ‘stop’
ante la ausencia de vehículos, ni el semáforo en rojo del otro. En todo
caso, sería
la preferencia por señalización y en su defecto la aplicación de la norma general,
además de la necesidad como garantía a la maniobra, de comprobar que
los demás también se han percatado de nuestra presencia. Otro ejemplo,
aunque en este caso no hablemos de semáforos, sería
la irrupción del peatón
por el paso de peatones sin comprobar que los vehículos que circulan
por la vía principal tienen intención de pararse. Es como arrojarse al
vacío si pensamos o nos confiamos, sin más, de que los demás van a
respetar nuestra prioridad.
Para evitar estas situaciones de riesgo es
importante respetar la preferencia de paso y además cerciorarse de la
intención, velocidad y distancia de los demás, así como circular a una
velocidad moderada ante la presencia o proximidad de una intersección.
No te dejes llevar por los demás y se fiel a las normas.
Fuente: Revista Circula Seguro
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