miércoles, 30 de abril de 2014

LA SINIESTRALIDAD VIAL, PROTAGONISTA DE LA SEMANA SANTA

Posted: 20 Apr 2014 11:38 PM PDT
impacto contra poste
Si en la primera fase del operativo especial de Semana Santa ya superábamos las víctimas mortales del año pasado, me temo que las cifras, de hoy lunes, sobre la siniestralidad vial serán para reflexionar después del repunte de las cifras sobre el número de fallecidos en el mes de marzo y en lo que va de mes. Algunos expertos apuntan a los cambios de hábitos y comportamientos en la conducción debido a los avances del automóvil y según las asociaciones de víctimas al retraso en el mantenimiento de las carreteras y en las campañas de concienciación.
Desde Circula Seguro pensamos que España ha trabajado mucho por reducir su siniestralidad vial y no puede permitirse, ahora, éste aumento de víctimas. Las carreteras secundarias y las condiciones adversas para la conducción de éste último fin de semana ha sido la gota que ha colmado el vaso. No obstante, nos queda todavía un puente a final de mes, el buen tiempo y unas vacaciones que no han empezado para tomar nota y no bajar la guardia, ¿no les parece?

La percepción de la realidad condicionada

vuelco en cuneta
Como apuntaba, hace unos días, mi compañero Ibáñez… ‘Sigue habiendo muertos, sigue habiendo conductores menos responsables y sigue habiendo puntos negros en las carreteras’ para referirse a los casi 25 años de reducción de fallecidos en siniestros de tráfico. Un dato a tener en cuenta puede que sea la reducción de partidas presupuestarias para el mantenimiento de nuestra red vial pero no podemos olvidar que el factor humano siempre tendrá la última palabra por cuestiones puramente de destreza manual e intelectual, como más adelante explicaremos.
Por tanto, no podemos culpar a la máquina mientras sea manipulada por el hombre por muy moderna que sea y, aún así, el uso de herramientas con sofisticados dispositivos de seguridad y alta tecnología siempre tendrá que ser revisada por quién la controla. Con esto, nos referimos quizás a ese exceso de confianza que tenemos sobre los riesgos poco conocidos o no percibidos por parte del conductor, bien, por la falta de pericia o por el sesgo confirmatorio sobre los errores ajenos y no sobre los propios.
La interpretación en una obra de teatro necesita un escenario y la confianza del actor tras su preparación y ensayo. No obstante, siempre hay que prever cualquier fallo para estar a la altura de las circunstancias de cara al público. Un ejemplo, el citado anteriormente, que nos puede servir o trasladarse a la seguridad vial. Tenemos un escenario que es la carretera y un actor o conductor que debe conocer los factores de riesgo que influyen, para el caso que nos ocupa, en la conducción. Por tanto, siempre será más objetivo o más real saber cómo abordar una situación conflictiva que la percepción que tenemos sobre cómo suceden los siniestros.

El rol del conductor y la conciencia vial

siniestro grave
Un buen conductor es equiparable a un buen padre, buen trabajador, buen compañero y buen deportista…, y eso se nos tiene que meter en la cabeza. El habitáculo del vehículo no es una sauna o un escape para relajarse después de una larga y dura jornada de trabajo puesto que no llevamos, al volante, una almohada entre el reposacabezas y nuestra cabeza, ni unas bolas chinas entre las manos; sino más bien, una máquina de hierro y que por muy poca velocidad que llevemos durante la conducción, la aceleración se mide al cuadrado y los daños, en caso de impacto, se suman a la energía de deformación.
Por otro lado, la autorización para conducir ni es de por vida ni es un derecho, puesto que la administración tiene la potestad para revisar de forma periódica las condiciones del conductor. En todo caso, es un privilegio que la sociedad le otorga a un individuo por haber demostrado, supuestamente, idoneidad para el manejo de un vehículo con motor para circular por las vías públicas. El problema se presenta cuando la habilitación para conducir se asemeja a la capacidad que, supuestamente, debe poseer todo conductor y no se tiene en cuenta el nivel de exigencias que demanda, por ejemplo, las circunstancias o el entorno que rodea a la conducción.
Finalmente, la deuda histórica en educación y formación vial es evidente. Una educación vial casi inexistente en la práctica de cualquier vehículo durante los ciclos reglados, en colegios e institutos, es prueba de ello. Un adolescente, hoy en día, sabe sobre los peligros al volante o lo que ocurre en las carreteras por las noticias que se dan los lunes sobre elnúmero de siniestros ocurridos durante el fin de semana; pero no sabe, por ejemplo, la diferencia entre un ciclomotor y una motocicleta, en cuanto al tipo de vía que pueden utilizar, ni sabe cual es la señal genérica que define, por ejemplo, el comienzo o fin de la limitación de velocidad en casco urbano.

Fuente: Revista Circula Seguro

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