Dichos sensores se activan cuando se utiliza la marcha atrás y si detectan, a una distancia inferior a dos metros cualquier obstáculo como, por ejemplo, otro vehículo, una pared o muro, avisan al conductor mediante una señal acústica (convertida en un pitido) aumentando su intensidad, a medida que se aproxima al obstáculo y así evitar un posible golpe.
1.- Los sensores de ultrasonidos que van incorporados en los paragolpes y son fácilmente reconocibles ya que se trata de pequeños cilindros del tamaño de una moneda de un euro incrustados en las defensas. Normalmente son cuatro y funcionan emitiendo ondas de ultrasonidos que rebotan en los obstáculos. Este tipo de sensores tiene un radio de acción que oscila entre 130º y 160º de barrido horizontal y entre 50º y 60º en barrido vertical.
2.- Los sensores de detección electromagnética, colocados también en los paragolpes, pero que consisten en una tira metálica adherida al interior de éste. Su principio de funcionamiento se basa en detección de alteraciones del campo electromagnético producida por los objetos sólidos. Su detección es continua, cubriendo toda la parte trasera del vehículo y tienen la ventaja de que son más resistentes ante un posible golpe.
Los denominados sensores de obstáculos, instalados de serie en muchos vehículos sirven para aparcar con seguridad y precisión tras advertir de la presencia de obstáculos fuera del campo de visión del conductor. Un ejemplo lo podemos ver en este vídeo:
Hay que decir, también, que este tipo de sensores son muy sensibles a la suciedad, motivo por el cual conviene limpiarlos y revisarlos de vez en cuando, pues una fuerte lluvia o incluso barro acumulado puede influir en la eficacia de los mismos. Por último, éste dispositivo de ayuda al estacionamiento es un sistema auxiliar y que, en ningún caso, sustituye la visión del conductor.
Fuente: Revista Circula Seguro
¿Qué tipos de sensores de aparcamiento existen?
1.- Los sensores de ultrasonidos que van incorporados en los paragolpes y son fácilmente reconocibles ya que se trata de pequeños cilindros del tamaño de una moneda de un euro incrustados en las defensas. Normalmente son cuatro y funcionan emitiendo ondas de ultrasonidos que rebotan en los obstáculos. Este tipo de sensores tiene un radio de acción que oscila entre 130º y 160º de barrido horizontal y entre 50º y 60º en barrido vertical.
2.- Los sensores de detección electromagnética, colocados también en los paragolpes, pero que consisten en una tira metálica adherida al interior de éste. Su principio de funcionamiento se basa en detección de alteraciones del campo electromagnético producida por los objetos sólidos. Su detección es continua, cubriendo toda la parte trasera del vehículo y tienen la ventaja de que son más resistentes ante un posible golpe.
Los denominados sensores de obstáculos, instalados de serie en muchos vehículos sirven para aparcar con seguridad y precisión tras advertir de la presencia de obstáculos fuera del campo de visión del conductor. Un ejemplo lo podemos ver en este vídeo:
Hay que decir, también, que este tipo de sensores son muy sensibles a la suciedad, motivo por el cual conviene limpiarlos y revisarlos de vez en cuando, pues una fuerte lluvia o incluso barro acumulado puede influir en la eficacia de los mismos. Por último, éste dispositivo de ayuda al estacionamiento es un sistema auxiliar y que, en ningún caso, sustituye la visión del conductor.
Fuente: Revista Circula Seguro
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