Junio 2011
Tras un accidente de tráfico, la supervivencia de los heridos depende en gran parte del buen funcionamiento de los servicios de emergencia. Llegar pronto y actuar bien puede evitar hasta un 35% de las muertes que se producen en la primera hora tras el accidente.
Según los expertos, el 75% de las personas que fallecen a consecuencia de un accidente de tráfico lo hacen en los primeros sesenta minutos, en lo que se conoce como la “hora de oro”. Adams Crowley, cirujano militar y director del Centro de Atención al Shock traumático de Maryland (EE. UU.), fue el primero en utilizar este término: “Hay una hora de oro entre la vida y la muerte. Si estás gravemente lesionado, tienes menos de sesenta minutos para sobrevivir. Puedes no morir entonces, pero lo puedes hacer tres días o dos semanas después, porque algo ha ocurrido en tu cuerpo que es irreparable”. A lo largo de este reportaje vamos a abordar esas áreas de mejora donde se intenta ganar la batalla al tiempo, una tarea a contrarreloj en la que trabajan muchas personas para salvar vidas.
Tras un accidente de tráfico, el 10% de las víctimas mortales fallece al instante o en los siguientes minutos a causa de lesiones muy graves. Son muertes muy difíciles de evitar.
Otro 15% de las víctimas muere varias horas o días después en el hospital como consecuencia de complicaciones tras el tratamiento inicial. Es necesario un gran esfuerzo económico y un gran número de recursos para reducir la mortalidad en esta fase.
Por último, hay un 75% de muertes que se producen en la primera o segunda hora tras el accidente. En esta fase es en la que se puede evitar el mayor número de fallecimientos a través de una asistencia inicial adecuada.
Según Fernando Ayuso, presidente de la Sociedad Española de Medicina de Urgencias y Emergencias (SAMU) de Andalucía, “realizando una gestión eficaz y mejorando la actuación de todos los participantes en la atención a los heridos de un accidente de tráfico, se puede disminuir la mortalidad hasta un 35% y mejorar el pronóstico de los supervivientes”.
Si aplicamos estos porcentajes a las cifras, nos encontramos con que, de las 1.730 personas que murieron en 2010 por accidentes de tráfico en carretera, casi 1.300 lo habrían hecho en la “hora de oro” y 455 podrían haber sobrevivido si la respuesta de las emergencias hubiera sido la óptima.
Aunque en España no existe, como en otros países, la obligación de asistir a una emergencia en un tiempo limitado (en Alemania este tiempo es de 12 minutos y en el Reino Unido, de 8 para los accidentes graves), algunas comunidades autónomas, como Andalucía, cuentan con planes de accidentalidad donde se recomienda que nunca se superen los 20 minutos de respuesta en las zonas rurales y 10 minutos en las urbanas. Y en algunas ciudades, como Madrid, el tiempo medio es de poco más de siete minutos.
El Protocolo de Actuación y Buenas Prácticas en la Atención Sanitaria al Accidentado de Tráfico, editado por el Ministerio de Sanidad en colaboración con la Dirección General de Tráfico (DGT), estima que el 80% de la población debería estar cubierta por un Servicio Vital Avanzado (SVA) disponible en un tiempo máximo de respuesta de 15 minutos
El primer eslabón de la cadena de socorro suele ser el ciudadano que se encuentra con el accidente. Y lo que hace, deja de hacer o cómo lo hace, puede ser fundamental.
Sin embargo, en España los primeros auxilios no forman parte de nuestro bagaje cultural y existe una ignorancia generalizada.
María José Villanueva Ordóñez, médico de emergencias del SAMU- Asturias, destaca la necesidad de una gran campaña nacional de información, porque “en el auxilio se cometen muchos errores por no hacer nada o por hacerlo mal. La gente sigue sin quitar la llave de contacto de un coche accidentado; se sigue aparcando al lado y sin tener en cuenta si hay riesgo de atropello o derrames en el suelo; o intentan voltear el coche si está volcado, a pesar de que les puede caer encima o agravar el estado de los heridos”.
Otro error clásico, nos cuenta, es hacer torniquetes: “Cuando existe una hemorragia, salvo que sea muy grande, es preferible taponar, comprimir y, si se puede, elevar el miembro. Y en cualquier caso, siempre llamar al 112, y ahí te dirán lo que tienes que hacer”. Una vez más, la formación es la clave para avanzar. Según María José Villanueva, es necesario educar en los colegios, en las autoescuelas y formar también al personal sanitario y a los bomberos. “Yo terminé mi carrera de medicina y nadie te dice qué hacer en una situación tan compleja como un accidente de tráfico. Hay una gran laguna formativa de profesionales y ciudadanos”.
El sector reclama una especialidad médica en emergencias y más formación de todos los que tienen alguna relación con los accidentes de tráfico: bomberos, policías o el sector sanitario general…"
Fuente: "Novedades Revista Tráfico y Seguridad Vial (número 208)" - Correo electrónico recibido el 07/06/2011.
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