LA VISIÓN CERO TRATA DE COMPENSAR EL ERROR HUMANO MEJORANDO LOS VEHÍCULOS Y LAS CARRETERAS
FEBRERO 2012
No hacen campañas de divulgación ni estudian educación vial en los colegios. Señalizan los radares en las carreteras y las multas no superan los 500 euros. Tienen una visión de la seguridad vial diferente. La Visión Cero, que pone el acento en las infraestructuras y la tecnología. A ellos les funciona.
Hace 15 años, nació en Suecia una filosofía aplicada a la seguridad vial llamada Visión Cero, que es un referente en toda Europa.
Se basa en tres puntales: considera inaceptable toda pérdida de vidas humanas en accidentes de tráfico y por ello su objetivo es cero muertos; acepta el error humano como algo inevitable; y, en tercer lugar, hace especial hincapié en la mejora de las infraestructuras y los vehículos para evitar esas muertes y minimizar las consecuencias de los accidentes.
En un reciente encuentro hispanosueco sobre seguridad vial, organizado por RACE y Goodyear, un grupo de periodistas, entre ellos, la revista Tráfico y Seguridad Vial, tuvimos la oportunidad de ver y escuchar “in situ” en qué consiste esta filosofía. Según Roger Johansson, responsable de seguridad vial en Trafikverket, el organismo equivalente a nuestra DGT, “la Visión Cero se basa en la aceptación del error humano. En 1997 la aprobó el Parlamento poniendo el énfasis en el diseño del vehículo, de las carreteras y de las calles junto con las velocidades adecuadas”.
El conductor es responsable de cumplir las normas pero el resto de los sectores implicados deben trabajar para que, en caso de accidente, los daños sean los mínimos.
Su política sancionadora es más suave que la de otros países de la UE, la multa máxima ronda los 500 euros, aunque la posibilidad de perder el permiso de conducir es mayor. No realizan campañas divulgativas; hacen estudios y los dan a conocer a través de la prensa.
Tampoco imparten una asignatura sobre seguridad vial en los centros educativos aunque realizan una labor constante de formación y concienciación:“ Lo que se hace con los niños es llevarles siempre con el sistema de retención infantil adecuado y en sentido contrario a la marcha mientras son pequeños; y protegerlos con zonas sin tráfico en lugares frecuentados por ellos”.
La tasa de alcohol establecida es igual para todos los conductores e inferior a la española (0,2 gr/l en sangre). Sus límites de velocidad son similares a los nuestros y tienen una red de 1.100 radares que anuncian mediante señales, para que el conductor levante el pie del acelerador en determinados tramos.
Y no tienen una norma concreta que prohíba hablar por el móvil mientras conducen; sobreentienden que se debe evitar cualquier conducta que ponga en riesgo la seguridad vial. “La política en Suecia es informar a la gente. Aquí endurecer las reglas no funciona. La sanción más fuerte es que te quiten el permiso”, asegura Patrick Magnusson, experto de Trafikverket.
Se basa en tres puntales: considera inaceptable toda pérdida de vidas humanas en accidentes de tráfico y por ello su objetivo es cero muertos; acepta el error humano como algo inevitable; y, en tercer lugar, hace especial hincapié en la mejora de las infraestructuras y los vehículos para evitar esas muertes y minimizar las consecuencias de los accidentes.
En un reciente encuentro hispanosueco sobre seguridad vial, organizado por RACE y Goodyear, un grupo de periodistas, entre ellos, la revista Tráfico y Seguridad Vial, tuvimos la oportunidad de ver y escuchar “in situ” en qué consiste esta filosofía. Según Roger Johansson, responsable de seguridad vial en Trafikverket, el organismo equivalente a nuestra DGT, “la Visión Cero se basa en la aceptación del error humano. En 1997 la aprobó el Parlamento poniendo el énfasis en el diseño del vehículo, de las carreteras y de las calles junto con las velocidades adecuadas”.
El conductor es responsable de cumplir las normas pero el resto de los sectores implicados deben trabajar para que, en caso de accidente, los daños sean los mínimos.
Su política sancionadora es más suave que la de otros países de la UE, la multa máxima ronda los 500 euros, aunque la posibilidad de perder el permiso de conducir es mayor. No realizan campañas divulgativas; hacen estudios y los dan a conocer a través de la prensa.
Tampoco imparten una asignatura sobre seguridad vial en los centros educativos aunque realizan una labor constante de formación y concienciación:“ Lo que se hace con los niños es llevarles siempre con el sistema de retención infantil adecuado y en sentido contrario a la marcha mientras son pequeños; y protegerlos con zonas sin tráfico en lugares frecuentados por ellos”.
La tasa de alcohol establecida es igual para todos los conductores e inferior a la española (0,2 gr/l en sangre). Sus límites de velocidad son similares a los nuestros y tienen una red de 1.100 radares que anuncian mediante señales, para que el conductor levante el pie del acelerador en determinados tramos.
Y no tienen una norma concreta que prohíba hablar por el móvil mientras conducen; sobreentienden que se debe evitar cualquier conducta que ponga en riesgo la seguridad vial. “La política en Suecia es informar a la gente. Aquí endurecer las reglas no funciona. La sanción más fuerte es que te quiten el permiso”, asegura Patrick Magnusson, experto de Trafikverket.
En este país nórdico donde la mayoría de los jóvenes se independiza a los 18 años, se puede aprender a conducir en autoescuelas o mediante conducción acompañada a partir de los 16 años, aunque hasta los 18 no obtienen el permiso. Antes de hacer el examen práctico, deben realizar un curso de cuatro horas en uno de los centros de formación habilitados para ello. Visitamos uno de ellos, el centro de Gillinge, a 30 kilómetros de Estocolmo, por el que pasan 18.000 alumnos al año. Este centro dispone de varios simuladores en los que se experimenta en primera persona: un vuelco en el interior de un vehículo; el golpe seco que se sufre en un choque a tan solo 7 km/h; el retroceso de la cabeza en un frenazo y las consecuencias si el reposacabezas no está bien colocado; o el peso mortal que puede alcanzar un simple teléfono móvil a 50 Km/h, que se convierte en “un peligroso ladrillo de 18 kilos”. En estos centros también se realizan prácticas en pistas deslizantes para aprender a conducir en condiciones invernales.
Suecia tiene una red de carreteras de 98.450 km de los cuales 2.220 son de autopistas. Es decir, tienen una amplia extensión de lo que aquí llamamos carreteras secundarias. En 1998 se empezaron a implantar las carreteras 2+1 de las que hay ya 2.300 km. Según Roger Johanson, “es un método muy barato, cuesta en torno a 300$ por metro y reduce los muertos en un 90%”. En estas vías, se intenta evitar el peligro de choque frontal separando los dos sentidos físicamente, con una barrera divisoria, y se despliega un segundo carril adicional en algunos tramos para permitir adelantamientos. Otras opciones que utilizan es el uso de rotondas en las intersecciones y la colocación de radares, que “se anuncian con una señal y un 75% de la población está a favor”.
Actualmente, asegura Johansen, están en la cuarta fase de la Visión Cero, “nos estamos centrando en la seguridad en el vehículo. Con sistemas, por ejemplo, de reducción automática de la velocidad, de forma que, en un choque frontal a 80 km/h, pueden reducir automáticamente en 20 km la velocidad; o en un atropello a un peatón a 40, se puede reducir en 30 km”. Hoy en día, más de la mitad de los vehículos que circulan por las carreteras de Suecia tienen ESC (Sistema de Control de Estabilidad). Y un 60% de las motos vendidas en 2010 disponían de ABS. Son pioneros en el uso del alcolock, que impide arrancar el vehículo si el conductor supera los límites de alcohol; este elemento está presente en la mayoría de los autobuses y es una alternativa a la pérdida del permiso para infractores reincidentes por el alcohol. Y para predicar con el ejemplo, han incorporado a los vehículos oficiales de Trafikverket el sistema ISA que alerta al conductor cuando supera los límites de velocidad. Este sistema, dicen, podría reducir hasta un 30% los accidentes con víctimas. También investigan en profundidad cada uno de los accidentes mortales y aplican las conclusiones a la seguridad vial.
*Fuente: Revista Nª 212, TRAFICO Y SEGURIDAD VIAL (www.dgt.es)
Nota del Observatorio SEGVIAL BOYACÁ: En Colombia estamos muy lejos de la realidad Sueca y de la "Visión prospectiva cero". la Seguridad Vial no es para nosotros una prioridad; y la prevención (aunque vista inadecuadamente) se torna importante sólo desde el punto de vista normativo y cuando nos ocurren accidentes de tránsito. Al parecer no se busca corregir sino culpar a los otros. Sin embargo, se cree que podría haber cambios postivos de visión prospectiva y de acción si se asumiera con la máxima seriedad el enorme problema de la falta de CULTURA VIAL (concepto aún abstracto para muchos), y si se trabajara continuamente por lograr la optimización de la infraestructura vial y del estado de los vehículos.
CONTÁCTENOS: < observamoslaseguridadvial@gmail.com >
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