miércoles, 6 de marzo de 2013

FACTORES EXTERNOS EN LA SEGURIDAD VIAL *

Fuente del gràfico: Internet



* SERGIO DE JESUS OJEDA GOMEZ
Abogado
Director Centro Integral de Atención CIA
Instituto de Tránsito de Boyacá -  ITBOY

El tema que nos preocupa institucionalmente es la seguridad vial, mirada en esta oportunidad desde variantes como: las topográficas, el clima y el estado de la vía; factores que pueden incidir en la ocurrencia de un accidente de tránsito, con vinculación al controvertido  tema del  límite legal  de velocidad señalado en la ley 1239 del 25 de julio de 2008 (120 kph).
Para tener mejor aceptación en una parte “acomodada” de la población solo falta dejar libre el límite de velocidad o siendo más “conservadores” permitir los 120 kilómetros por hora en todas las vías nacionales y departamentales; eso sería posible si no fuera responsabilidad del Estado  proteger a todas las personas residentes en Colombia , en su vida y bienes…
Por aspectos de costos (recursos $) el trazado de las vías No tiene el mejor diseño para superar técnicamente las múltiples dificultades propias de nuestra topografía andina, ni para atender la demanda actual sobre la red vial;  por eso,  encontramos tramos de vías carentes de bermas, en uno u otro costado de la vía está un rio, un abismo o la montaña y sin berma; esas características sumadas a la variación frecuente o inestable en las condiciones climatológicas  de nuestro Boyacá hacen que en cualquier momento se presente nubosidad, neblina, sol radiante o lluvias, aun en un mismo día; estas circunstancias ponen en riesgo nuestra seguridad a menos que las conozcamos, dejemos de ser indiferentes  y tomemos los correctivos correspondientes en cada momento.
Entre otros de los factores externos podemos contar el precario estado de la malla vial (carpeta asfáltica destrozada, derrumbes, hundimiento de la banca de la vía o pérdida de la calzada como consecuencia de las fallas geológicas o por la temporada invernal, incluyendo la falta de mantenimiento preventivo y correctivo.
No se espera que, en el corto o mediano plazo,  se apliquen  inversiones que permitan recuperar y/o mejorar el estado actual de algunas vías,  como tampoco se espera que se construyan viaductos sobre todas las fallas geológicas, o túneles para acortar distancias y superar otras dificultades de gran importancia.
Como ha de entenderse, las condiciones topográficas, geológicas  y climatológicas a sí son, así  sepresentan y así se quedan; por ello, el conductor solo puede y debe entrenarse, adaptarse para sortear con éxito esas variables negativas. Las condiciones actuales de las vías no son las mejores, presentan las dificultades mencionadas y otras que no son de menor importancia; por eso, nuestro comportamiento debe ser más exigente, riguroso en la revisión  personal frente al límite de velocidad.
Ante la realidad fáctica de las condiciones topográficas, climatológicas y del estado de las vías, nos corresponde como conductores mantener en todo momento  el control del vehículo; esto se logra conservando un promedio de velocidad que se ajuste a esas variantes en términos de seguridad, el desconocimiento del entorno, su falta de adaptación rápida y razonada propiciará la ocurrencia del nefasto accidente de tránsito.
Fijar legalmente el límite máximo de velocidad en nuestro departamento  es una tarea difícil, en el entendido que la  mayoría de conductores no recibimos con satisfacción el tope de velocidad “baja” que se señal;  es comprensible la inconformidad social porque, los ingenieros automotrices diseñan vehículos más rápidos, más fáciles de maniobrar;  adicionamos la impaciencia, la ansiedad propia de estas generaciones, motivo por el cual tenemos la percepción que vamos muy lentos. La realidad puede ser otra,  porque, por encima de todo, queremos más velocidad, en ocasiones justificado ese deseo  por los avances en los vehículos en términos de  mayores velocidad y comodidades; las vías, el medio ambiente y la topografía accidentada no cambian tan rápidamente como la tecnología vehicular o no cambian;  eso sin contar la variedad de conductores por edad, estado de salud, embriaguez, pericia, responsabilidad; temas que no son de análisis aquí.  Lo que sí se puede afirmar es que la velocidad por sí sola no mata, pero como la cara y el  sello de una moneda están unidas, la cara puede ser la velocidad como sinónimo de placer, satisfacción, libertad, pero la otra, el sello, la fea no se puede desconocer, está conformada por variables que afectan la seguridad en función de la velocidad; a mayor velocidad menor tiempo y menor distancia para maniobrar en forma segura.
Luego la pregunta que surge es ¿cuál es la velocidad segura? y la respuesta no será que son  60, 70, 80 o 120 KPH pues todo dependerá de las diferentes variables explicadas brevemente y las que falta por explicar, de tal suerte que la velocidad segura será  aquella que permite tener perfecto control sobre el vehículo en cualquier lugar y en cualquier tiempo; para lograr ese resultado favorable debemos adaptar nuestro entendimiento, comportamiento acorde a todas y cada una de las variantes del trazado de la vía, del  clima, de la topografía y del entorno;  es decir, que se disponga del tiempo y de la distancia técnicamente necesarias para sortear con éxito cada variación;  con esto quiero significar, a manera de ejemplo,  que una vía que no cambió su trazado en 10 o más años y que la recorremos  con frecuencia,  no significa que sea la misma vía todos los días y a toda hora; por el contrario, la experiencia, la observación no enseña que hay continua variación, ejemplo llovió y se levantó la tapa de una alcantarilla, un vehículo vertió aceite, arena, gravilla sobre la vía, presencia de un derrumbe, etc. es decir, estos cambios son repentinos, no avisan, y por ende no siempre se puede conducir de la misma forma y a la misma velocidad. 
El tema de velocidad es de cuidado más cuando se desborda el límite fijado técnica y legalmente,  pues como se reitera, debemos ajustar nuestra velocidad en cada tramo de la vía, bien por el entorno, su topografía o estado,  de tal suerte que no es lo mismo circular por una carretera a 100 KPH en descenso, ascenso o plano,  menos aun cuando se transita por vía en espacio despoblado, o frente a un establecimiento educativo, deportivo, etc. de tal suerte que si no ajustamos nuestra atención, concentración, reflejos y velocidad podemos perder el control del vehículo con consecuencias funestas:  por lo anterior,  se afirma que las condiciones topográficas, climatológicas y estado de la vía están ligados inescindiblemente a la velocidad y por esas mismas circunstancias es que se determina o califica el ejercicio de ser conductor de vehículos automotores como de alto riesgo, tanto así que es el medio de transporte más peligroso, de tal suerte que si se trata de elegir  entre el automóvil,  el barco o el avión, el automóvil pierde de lejos en términos de seguridad. Muy interesante podría ser  establecer y comparar la formación precisa dada y exigida a  los conductores de cada uno de estos medios de transporte como requisito fundamental para su habilitación como tal.
Claro está que las consideraciones actuales obedecen a la falta de asistencia de los vehículos y de las vías pues cuando estén sistematizados, estas preocupaciones o consideraciones dejarán de tener validez, pasarán de moda, pues los vehículos “aprenderán” (grabaran) la forma en que deben desplazarse bien por la programación del fabricante o por los gustos de sus operadores; mientras eso no ocurra, la recomendación es transitar por cualquier vía como si fuera la primera vez, circular fundado en la confianza de que ya conozco esa vía es un desafuero, la confianza no es buena consejera; la certeza y la seguridad son mejores expresiones de forma y de fondo fundadas en la experiencia, en el aprendizaje; el adagio popular dice que “la confianza mata”. La estadística es rica en indicar que la confianza, el descuido, la imprevisión dan como resultado el siniestro.
Como reflexión para quienes efectúan el estudio en señalización para determinar el  límite máximo y mínimo de velocidad en cada tramo de vía, ha de tenerse en cuanta que ésta no solo debe corresponder a su trazado, sino que se evalúe la velocidad de operación (promedio) con el cual circulan los vehículos por un lugar, dado que al establecer por norma velocidades muy bajas, éstas carecerán de efectividad operativa, y se induciría, en la práctica,  a los conductores a no respetar el tope de velocidad y a desobedecer las señales de tránsito, con lo cual se fija un pésimo precedente.
Todo ser humano  promedio tiene una computadora activa, al abrir los ojos y coger el volante de un vehículo, ésta valora si la velocidad con que viaja es segura o no, es algo que maneja el subconsciente, de tal suerte que aunque la señal de tránsito indique en una recta que la velocidad máxima es de 50, 60, 0 70 kph será difícil su cumplimiento, es decir que el capricho personal del contratista o servidor público no será respetado. Se podrá imponer comparendos, el cambio no se verá;  al respecto en la revista motor No 572 del 06 de febrero de 2013 un ciudadano escribió entre otras cosas respecto de un viaje por carretera  entre Bogotá y Santa marta “ Enumeraré algunas de las torturas posibles en un viaje de estos: hundimiento de la calzada, huecos y derrumbes de meses - por no decir años-, una señalización al parecer colocada por un descerebrado, rutas por donde es casi imposible adelantar….” por ello las restricciones de velocidad sobre las vías deben corresponder a las diferentes características de cada tramo de vía y de su entorno, deben ser coherentes con la realidad temporal de tal forma que exista un verdadero  equilibrio entre la seguridad y la movilidad.
Si se obesrva, la señal de velocidad máxima instalada en la “Doble calzada  Briceño – Tunja- Sogamosos –BTS-  que es de 80 kph, con seguridad muy pocos conductores de vehículos tipo livianos (automóvil, camioneta) respetan ese tope; por el contrario, al dialogar con una buena cantidad de conductores de esa mismo tipo de vehículos manifiestan que se sienten seguros transitando a 100 kph en los  trayecto rectos de buenas condiciones técnicas, de tal forma que el tema sobre el límite inferior y superior seguirá siendo de amplia discusión, dependiendo de las variantes expuestas, incluyendo otras como la edad, el nivel de cultura vial, el carácter del conductor y su experiencia específica,  y el tipo de vehículo, incluyendo la gama.
El tema que hoy se está abordando no cobija todas las variantes externas que pueden contribuir con la generación de un accidente; anticipamos el estado del tráfico, la señalización, la iluminación y los dispositivos de control del tráfico entre otros y por supuesto estará ligada toda la discusión a la velocidad donde también hay múltiples  variantes que hoy no fueron objeto de  consideración.
Respecto del año 2012 como buena noticia  los medios de comunicación registraron en el marco del 9° Congreso Nacional de Ingeniería, que el INVÍAS está haciendo la tarea con la ejecución de proyectos con recursos públicos por $6.8 billones en la presente vigencia, lo que muestra la cuantiosa inversión que hace el gobierno nacional para dotar al país de una infraestructura necesaria para los retos que traen los Acuerdos de Libre Comercio que ya están en marcha.
Por su parte, la Agencia Nacional de Infraestructura (ANI) de Colombia lanzará la cuarta ronda de concesiones de infraestructura pública, dentro de los cuales se incluyen cuatro nuevos proyectos (avaluados en 3,5 billones de pesos) :  carretera Cáqueza-La Calera de 169 km, ubicada en el departamento de Cundinamarca, por un valor de US$361mn; la vía Barranquilla-Cartagena de 152 km, por US$444mn; la ruta Mulaló-Lobo Guerrero de 30 km, por US$556mn; y Puerto Salgar-Girardot, también por US$556mn.

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