viernes, 12 de julio de 2013

En el coche… donde fueres, ¿haz lo que vieres?*

Nota de SEGVIAL BOYACÁ: nos parece que es muy importante leer e interiorizar estos escritos para comparar con lo que nos sucede a diario sobre las vías colombianas. Obviamente que eso ha de hacerse con la intención de asumir seriamente los cambios de actitud tanto individuales como colectivos que permitan nuestra seguridad vial y la de todos los demás actores del tránsito. Sin mucho esfuerzo podría (de manera "perversa") inferirse que debiera "legalizarse" el "CLUB DE CONDUCTORES SALVAJES" dado que son bien conocidas y reiteradas (masivamente) tantas, tan frecuentes y tan "suicidas" actitudes negativas en el tránsito por las calles y carreteras de nuestro singular país; esto a pesar de tantas normas, "planes" institucionales, dependencias encargadas de lograr la Seguridad Vial, publicidades y arengas reiteradas pero no evaluadas seriamente en sus efectos e impactos pertinentes.     
(Observatorio SEGVIAL BOYACÁ - Correo: observamoslaseguridadvial@gmail.com)
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Posted: 27 Jun 2013 08:42 AM PDT
Consejos de circulación segura
Aunque las normas de circulación suelen abarcar con su amplitud (e incluso con sus incoherencias internas) escenarios viales absolutamente diferentes, en el mundo real de la conducción de vehículos se da en ocasiones un fenómeno que bien podría identificarse con el refrán que reza: Donde fueres, haz lo que vieres. Que esa norma que tienes tan claro cómo funciona, precisamente en tal o cual lugar no tiene demasiado predicamento, de manera que cuidado con cómo la pones en práctica.
Esta afirmación, sin duda, constituye una patada a todo sentido regulador que nos pudiera otorgar la norma, pero encierra una lógica que tiene mucho que ver con la esencia de la conducción preventiva, y no es otra que la toma de decisiones de acuerdo con lo que marca el entorno y de acuerdo con cómo ese entorno nos condiciona. Seguramente en el equilibrio entre una y otra cosa esté la virtud.

Todo esto me viene a la mente por un reciente desplazamiento que realicé a Madrid. Estaba probando un coche para Motorpasión y me dio por hacerme a la carretera. Salvando una miniprueba a la que asistí en marzo, ahora llevaba unos años sin circular por allí, y lo cierto es que noté la diferencia entre mi último recorrido por la ciudad y sus vastos aledaños, hará un decenio aproximadamente, y esta ocasión más actual.
Pero, por encima de todo, noté una necesidad de poner en marcha mi sentido de la adaptación al medio. Distancias de seguridad inexistentes, cambios de carril peligrosos, velocidades excesivas, acelerones y frenazos constituían una sinfonía de sinsentidos que sonaba a mi alrededor, de manera que más me valía estar muy, pero que muy atento. Y eso, acostumbrado como estoy al tráfico de Barcelona y sus alrededores, que tampoco es una balsa de aceite precisamente.
Hasta nueve situaciones de riesgo grave llegué a contar en apenas tres días de circular por la A-2, la A-3, la A-4, la M-30, la M-40 y la M-50. Tres de esas situaciones, sin una pronta reacción por mi parte habrían acabado conmigo y mi familia en el hospital y con el coche acarreando un bonito problema para el departamento de Comunicación de la marca. Insisto: todo eso, sin andar despistado ni mucho menos haciendo el ganso con el coche, al revés.
Fue en esos momentos donde más tuve que emplearme a fondo para observar cómo realizaban sus progresiones y sus maniobras ciertos individuos –erróneamente llamados conductores– y reaccionar en consecuencia. Quizá habría sido más sencillo pasar de todo y unirme a ese insólito club del conductor salvaje, precisamente por lo que decíamos del refrán, pero, sinceramente, no me dio la gana.
No, porque sigo pensando que mantener una distancia adecuada, aunque cualquiera se te meta por el medio, llevar una velocidad adecuada, a riesgo de que algún cafre se me impacientase, realizar las maniobras con un análisis previo, un aviso a tiempo y una ejecución decidida, son las mejores herramientas de las que disponemos los conductores cuando nos ponemos a circular.
Y en un medio que se revela hostil, más vale tener las herramientas cogidas por el mango, ¿no creéis?

Fuente: Revista Circula Seguro

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