1. f. vulg. Dicho o hecho propios de un gilipollas.
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La carretera no es un circo
Considero que la carretera no es un circuito de ensayos donde podemos exponer nuestros experimentos, hazañas, descubrimientos y demás ocurrencias. Máxime, si podemos implicar al resto de usuarios. Viendo el vídeo podemos observar como se trata de una broma que además es grabada y subida a internet para darle publicidad. Una de tantas tonterías que circulan por la red que no sirven para nada pero que dan mucho de que hablar por varias cuestiones. La principal, que nos puede afectar a los demás por utilizarse un espacio de uso público y pasarnos factura sin venir a cuento.
Por la grabación se podría pensar que en el interior del vehículo además del ocupante protagonista hay otro que graba las imágenes que bien pudiera ser el conductor o un tercero. En el peor de los casos, sería una temeridad si el propio conductor que maneja los mandos del vehículo hiciera uso de un reproductor de imagen. Durante ese minuto y veinte segundos que dura el vídeo la grabación se realiza paso a paso, es decir, no hay interrupción durante el trayecto que recorre el vehículo a pesar de la brusquedad tras la expansión del preservativo , así como la sorpresa del protagonista y de todos los que pudieron presenciarlo. De hecho, se ve como se adelanta a dos vehículos que circulan por el carril izquierdo.
Otra cuestión, no menos importante y que también me ha llamado la atención es que el protagonista de la gilipollez, es decir, el ocupante va sin el cinturón de seguridad colocado durante todo el tiempo de exposición de las imágenes. Un detalle que no se ha tenido en cuenta en los más de ochenta comentarios que he podido leer de la noticia original. Otros si digo, han tenido en cuenta el hecho o la posibilidad de arrojar por la ventanilla el envoltorio del preservativo. Una imprudencia tras o otra que podía implicar al resto de usuarios, por el hecho de provocar una distracción al conductor, y que además graba su propia fechoría de manera irresponsable al no saber su autor el alcance del experimento.
Las distracciones de los demás pueden afectarnos
No podemos olvidar que como conductores tenemos unas obligaciones que cumplir. De hecho, es sancionable conducir el vehículo sin mantener: la propia libertad de movimientos, el campo de visión, la atención permanente a la conducción, la posición adecuada y que la mantengan el resto de los pasajeros y sin cuidar de la adecuada colocación de los objetos transportados para que no interfieran en la conducción.En cuanto a los pasajeros, además de mantener la postura adecuada en su asiento no deben distraer la atención del conductor. Tampoco se debe arrojar, depositar o abandonar sobre la vía objetos o materias que hagan peligrosa la circulación y mucho menos realizar actuaciones o ensayos sin autorización, aunque sean con carácter provisional o temporal. En definitiva, nuestro reglamento de circulación sanciona cualquier comportamiento indebido y temerario que genere peligro, perjuicios o molestias innecesarias al resto de usuarios.
Son muchas las distracciones o desatenciones que pueden producirse mientras vamos conduciendo. Por eso, es conveniente ir atento en todo momento para no sumar tiempo a nuestra capacidad de reflejos y respuesta. Perder unos segundos de nuestra concentración al volante nos puede suponer una salida de vía, invadir el carril contiguo con el consiguiente peligro, provocar un choque o una colisión contra otra vehículo, etcétera…
No lo pongamos más difícil.
Como usuario, acompañante o pasajero, compórtate y evita distraer al conductor.
Como conductor, no te dejes distraer.
Fuente: Revista Circula Seguro
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