SOBRE LOS PRECIOS DE LOS ENERGÉTICOS
Por Diego Otero
Exviceministro de Minas y Energía de Colombia y
Exdirector del Departamento Nacional de Planeación - DNP
El país, los industriales, los transportadores, los
agricultores y los hogares, se quejan por los precios de los energéticos como
la energía eléctrica, el gas natural, el
GLP, la gasolina y el diésel. Y tienen
razón, estos precios son de los más altos en comparación con la mayoría de los
países del continente americano, y de los mayores del mundo.
Colombia es un país que cuenta con una muy buena
dotación de recursos energéticos. Dispone de reservas en petróleo, gas natural,
carbón, agua, energía solar, biomasa,
geotermia y aún de uranio.
Pero, asimismo, es uno de los países con los precios
de los energéticos más altos del mundo,
por encima de la mayoría de los países que cuentan con recursos energéticos,
que es con los cuales debemos hacer la
comparación.
Es decir, una paradoja, no somos competitivos en
energía, es como si fuéramos importadores, de ahí que la ventaja que tenemos en
energía no la utilizamos, para que los costos de producción sean más bajos y
los hogares se beneficien.
Cuál es la razón? La mentalidad fiscalista y
neoliberal de los gobiernos que se han
sucedido desde 1991. Prefieren darle gusto a una ideología, a pesar de que la
aplicación extrema de esta doctrina lleva a perjudicar al país. Vale más
aferrarse al extremismo neoliberal y ser
elogiado por el FMI, el Banco Mundial y el sector financiero que diseñar
políticas más pragmáticas que consideren el interés de los colombianos y no el
de Ecopetrol y el de las empresas privadas y transnacionales del sector
eléctrico.
Los
precios de la energía eléctrica en Colombia son muy altos.
Los hogares colombianos pagan precios de la energía
eléctrica muy altos, por encima de los de Estados Unidos, Canadá, la mayoría de
los países de Latinoamérica y cerca del promedio de la Unión Europea.
Como un ejemplo, los precios en Estados Unidos eran
en junio de 2013 de 214 pesos el kilovatios hora para los hogares y el comercio
y de 153,50 pesos el kilovatio hora para
la industria (Agencia de Información de Energía de los Estados Unidos),
mientras que para Colombia, para la
distribuidora Codensa de Bogotá (Boletín
de la Superintendencia de Servicios Públicos Domiciliarios), en diciembre de 2012,
el costo promedio para los hogares era de 388 pesos el kilovatio hora, es decir,
sin tener en cuenta los subsidios y los sobrecostos. Esto quiere decir que un
hogar de estrato 4 pagaba 388 pesos el
kilovatio hora y los de los estratos 5 y
6, 466 pesos el kilovatio hora. Un hogar de estrato 1 pagaba 182 pesos, uno del 2, 228 pesos y el del 3, 324
pesos. O sea, con los subsidios,
solamente los del estrato uno pagan un valor similar al de un hogar de los Estados Unidos.
Para la gran industria, la que está
conectada a altos voltajes, a más de 57.5000 voltios, que corresponden a lo que
se llama usuarios no regulados, de un estudio de la Asociación Interamericana
de Grandes Consumidores, para 2010 las tarifas de energía eléctrica de Colombia
eran solamente inferiores a las de Chile y muy similares a las de Brasil. Pero
la situación es peor para las industrias o sectores no residenciales conectados
a voltajes inferiores, porque los precios llegan a ser casi el doble. ¡Así cómo
se puede competir!
Tienen razón los industriales colombianos, regulados
o no regulados, el costo de la energía eléctrica afecta la competitividad de la
producción nacional, y todo por darle gusto al FMI y al Banco Mundial.
Por qué se da esta situación? Por la manera como se
definen los precios en la cadena que va desde la generación, la transmisión, la
distribución y la comercialización de la
energía, y por unas normas que impiden una verdadera política de cogeneración y
autogeneración. En Colombia, por la presión de los generadores, los
autogeneradores y cogeneradores no pueden vender sus sobrantes de energía a la
red, lo cual está perjudicando a los sectores productivos y al usuario colombiano
en general.
El sector eléctrico es muy intensivo en capital, de
ahí que la forma como se remunere al capital tiene altas implicaciones en los precios finales de la
energía eléctrica. Igualmente, el nivel de competencia en generación, en
Colombia es oligopólico, ya que tres empresas dominan más del 60% de la
capacidad instalada.
En las fórmulas de la Comisión de Regulación de
Energía y Gas-CREG, el capital se remunera aplicando una tasa de rentabilidad
sobre activos revaluados, tasa que incluye una tasa de riesgo para
supuestamente atraer capital extranjero, que por lo tanto da lugar a mayor
costo.
El costo del capital explica casi el 70% del
componente del costo de la energía eléctrica, costo que depende del valor del
capital y de la tasa de rentabilidad. El primero se considera como el valor de
los activos revaluados y la tasa de rentabilidad se define por el método del costo promedio
ponderado del capital. Este tiene dos componentes, el costo del capital propio
y el costo de la deuda, ponderados por la participación de cada componente para
financiar la inversión, suponiéndose una asignación óptima de cada uno de ellos
(40% de deuda y 60% de capital propio según la CREG), tomando como base de
cálculo un período futuro de cinco años.
Según el
Documento CREG-022 de marzo de 2022,
WAAC = wD. kD+ wE.kE
Donde WAAC es
el costo promedio ponderado de capital
wE : peso ponderado del capital propio o equity
wD :peso ponderado de la deuda
kE :costo del capital propio o equity
kD : costo de la deuda
El costo de la deuda “se refiere a la tasa de
crédito promedio obtenible por los inversionistas”, y en “principio, es la del
mercado ofrecido sobre los bono de largo plazo emitidos por las empresas del
sector” (CREG, Resolución 022, pag.53).
Para el costo del capital se parte de una tasa de referencia más una prima de
riesgo. Los factores de riesgo son el riesgo del negocio y el riesgo de operar
en Colombia. Los cálculos se hacen siempre suponiendo que se trata de atraer a
un inversionista extranjero, así:
kd = rf + rn +rrp
Donde rf:
tasa libre de riesgo
rn:
prima por riesgo de negocio
rrp:
prima por riesgo país
Del estudio de la CREG para el año 2002, que fue la
base para la resolución tarifaria para los siguientes años, se encontraron los
siguientes valores de rentabilidad:
WAAC:
17,01% en US$ antes de impuestos
WAAC:
13,02% en US$ después de impuestos
Costo de la deuda en US$ antes de impuestos: 10,40%
Costo de la deuda en US$ después de impuestos: 7,67%
Costo del capital propio antes de impuestos en US:
15,59%, resultado de una tasa libre de
riesgo de 6,07%, una prima de riesgo de mercado de 4,33% y una prima de riesgo de país de 6,19%.
Todos los factores anteriormente mencionados deben
ser objeto de crítica porque aquí está el quid de los precios de la energía
eléctrica en Colombia. El hecho de determinar la tasa de rentabilidad del
capital como si se tratara siempre de una empresa extranjera ya implica de por
sí rentabilidades muy por encima de lo que debería ser normal para una empresa
de servicios públicos, que trae como consecuencia tarifas de energía altas para
los hogares y los sectores productivos. Igualmente, el trabajar con activos
revaluados. Así, hay ya un elemento adicional que es la prima de riesgo país de
6,19% que encarece el costo de capital
propio en casi cuatro puntos que es un valor apreciable.
El otro punto es el que tiene que ver con la vida de
los equipos, en la medida en que se considere una vida más corta de la real,
hay que depreciar más rápido y, por lo tanto, mayor es el costo de la energía
eléctrica.
Estos son unos elementos para el análisis, no los
únicos, que nos permiten afirmar sin duda de que hay que modificar la metodología
de diseño de las tarifas de la energía eléctrica y del gas natural porque en
este sector se sigue la misma metodología.
Lo interesante de la situación es que el cambio en
los cálculos no requiere de leyes sino que los miembros de la CREG modifiquen la
metodología. Como los miembros son
funcionarios de período fijo, de orientación neoliberal, si se niegan a
efectuar los cambios, ahí sería necesaria una ley que determinara con más
precisión los parámetros de cálculo.
Los
precios de la gasolina y del diésel oil (ACPM) también son muy altos
Aquí viene también la paradoja, Colombia exporta
petróleo y tiene los precios de la
gasolina y el diésel más alto de los países exportadores de petróleo.
De 29 países del continente americano referidos por
el informe anual 2010/2011 de la GTZ sobre precios de los combustibles,
solamente Uruguay, Brasil, Cuba y Guadalupe
están por encima de Colombia en los precios de la gasolina y el diésel.
Así, para el
19 der agosto de 2013, en Estados Unidos un galón de gasolina costaba en promedio 6.345 pesos y uno de diésel 7.410
pesos, mientras en Colombia los precios correspondientes eran de 8.448 pesos y 8.049 pesos. Lo notable del
asunto está en el hecho que Estados Unidos es un importador de petróleo y tiene
un ingreso por habitante cinco veces más
que Colombia.
Por
qué los precios de los combustibles son altos en Colombia
Por la filosofía que inspira a los gobiernos y a los
reguladores. En el caso de los combustibles, la política de precios se basa en
el concepto del costo de oportunidad, es decir, se supone que el productor de
la gasolina y el ACPM (diésel), en nuestro caso ECPETROL, debe recibir un ingreso como si fuera
importador o exportador. Es decir, los precios no tienen nada que ver con los
costos de producción internos. Entonces,
al definir así la política, los precios viene
lo sorprendente, si no se aplica esta política de precios, o sea, no se ajustan
los precios de la gasolina y el diésel,
a los movimientos de los precios internacionales, el gobierno queda deudor de
Ecopetrol con la diferencia entre lo que debería cobrarse y lo que realmente le
llega a la empresa, a una empresa con mayoría de capital estatal en 90 por
ciento, para el beneficio de unos accionistas minoritarios. De ahí que en las
cuentas del gobierno, para promover esta política desastrosa para los colombianos, siempre se
refiere a que si no se la aplica el
presupuesto nacional debe correr con la diferencia.
Para explicarlo en términos sencillos y con cifras aproximadas. Si se
cobrara la gasolina por los costos de
producción en Colombia, el precio para
agosto de 2013 se descompondría de la siguiente manera:
1. Precio
del petróleo, puesto en refinería
colombiana: $1.131
2. Margen
de refinación: $226,2
3. Márgenes
de mayorista, minorista y otros costos: $ 1.163,6
4. 4.
Impuestos: $ 2.534,4
5. Precio
total de un galón de gasolina: $ 5.055,3
Este precio comprende una rentabilidad normal, pero
si se quiere compensar a Ecopetrol, podría pensarse en que obtuviera una
rentabilidad bien atractiva y reconocerle
$ 2000 por galón de utilidad adicional,
con lo cual el precio aumentaría a 7.055,3 pesos el galón.
Si se utiliza el concepto d costo de oportunidad,
las cifras son las siguientes:
1. Precio
del galón petróleo internacional puesto en refinería: $4523,8
2. Margen
de refinación: $226,2
3. Márgenes
mayoristas y minoristas: 1.1163,6
4. Impuestos:
$ 2.534,4
5. Precio
total del galón: $8.448,0
Los dos cálculos muestran la ganancia extraordinaria
para Ecopetrol de aplicar la actual política de precios en el caso de la gasolina,
un excedente de $ 3.392,7 pesos por
galón al comparar el precio según el
costo de oportunidad con el precio por costos internos, y de 1.393 pesos
el galón al incluir una ganancia
adicional de 2000 pesos el galón para Ecopetrol, que es una forma de incluir
una regalía para valorizar un recurso energético no renovable. Es decir, se
puede disminuir el precio de la gasolina en por lo menos en 1000 pesos el galón.
Si se acogiera un
precio del galón de gasolina de 7.055,3 pesos el galón, se estaría más
cerca del costo de oportunidad que del costo promedio interno, pero es una solución benéfica para los
hogares y el sector productivos y el gobierno sigue recibiendo los mismos
impuestos por los combustibles. Por supuesto, Ecopetrol recibe menos
utilidades, pero no hay razón para ganancias extraordinarias tan exageradas por
las ventas internas. Es más lo que gana el país en el neto que lo que pierde, que es lo realmente importante.
Entonces, lo que hay que hacer es cambiar toda la
filosofía del diseño de la política de precios, y si es necesario, las leyes
correspondientes, y acabar con la absurda idea de que hay que pagarle a
Ecopetrol como si sus costos fueran los de los precios internacionales. Y esto no
solamente se aplica para la gasolina y el diésel oil sino para todos los
productos, como para hel GLP, de ahí los
precios altos de los fertilizantes.
Sí, Ecopetrol da ganancias altísimas, y su
presidente se vanagloria de ello, pero
esto no tiene nada con eficiencia empresarial, sino con unas reglas dictadas
por el gobierno que le permiten a la
empresa ganancias monopólicas, situación que es urgente acabar.
Por supuesto, los economistas ortodoxos pondrán el
grito en el cielo. Dirán que estamos
contra la eficiencia económica, que estamos contra el ahorro de recursos
naturales no renovables, que estamos favoreciendo a los hogares de altos
ingresos.
Cada uno de estos argumentos se puede controvertir.
En un mundo imperfecto, la teoría económica afirma que la política de precio
igual a costo marginal no es lo óptimo, que se aplicaría lo que se llama
precios Ramsey, que no son necesariamente costos de oportunidad, sino que
tienen una fuerte relación con los costos promedios. Ahora, el mercado
petrolero internacional es altamente oligopólico, de oferta controlada, no
tienen nada de perfecto.
El criterio según el cual precios de los
combustibles más bajos favorece a los hogares ricos podría ser cierto hace treinta
años cuando el carro privado era
privilegio de personas de altos ingresos, pero hoy es una necesidad ante los
pésimos servicios de transporte público. El carro privado ha penetrado en los estratos 3 y4 y
aún en hogares de los estratos 2. Por
otra parte, el ACPM es un insumo importante para el transporte público de
pasajeros y de carga.
Hay otras medidas eficientes para promover el ahorro
de energía, como altos impuestos anuales para los vehículos, prohibir la venta
de carros ineficientes en consumo de combustibles, aumentar los aranceles para
los vehículos, impulsar sistemas urbanos de transporte masivo, mejorar la
infraestructura vial, incentivar el uso de la bicicleta, realizar diseños
urbanísticos que tengan en cuenta la movilidad, y así habría otras medidas que
impactarían mucho más que precios de
combustibles altísimos que sí afectan la competitividad y bienestar de los
colombianos.
Hay
que producir un revolcón en los precios de los energéticos
En conclusión, es urgente realizar un revolcón en la
política de precios de los energéticos en Colombia. Los colombianos tienen
razón: están cansados de las altas tarifas
de energía eléctrica, de los precios del GLP, del gas natural, de los
combustibles y de los fertilizantes. Y el sector productivo, la industria, la
agricultura, el turismo, todos los sectores, están agobiados por estos precios
que nos hacen menos competitivos.
Por supuesto, no hay voluntad del gobierno. El
presidente Juan Manuel Santos, como los anteriores gobiernos, está atrapado
por los economistas ortodoxos, que no le permiten hacer cambios. Prefieren
paros y revueltas a alterar su pensamiento, en una materia que es posible
modificar con justificaciones económicas y de interés general. Pero para que
esto se dé se requiere de nuevos liderazgos, de un nuevo enfoque, de otro modelo. En fin, se
trata de derrotar al neoliberalismo colombiano.
* Fuente: este texto fue enviado a SEGVIAL BOYACÁ para difución, por el Ing. Orlando Flechas Corredor - Exgerente de la Empresa de Energia de Boyacá - EBSA.
observamoslaseguridadvial@gmail.com
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