LA MANIOBRA DE ADELANTAMIENTO REQUIERE OBSERVAR Y CALCULAR ANTES DE ACTUAR
JULIO 2012
Un adelantamiento en carretera con
doble sentido debe ser breve y realizarse en poco espacio. La elección
del momento idóneo depende de la anticipación del conductor para
planificar una maniobra sencilla pero que implica circular en sentido
contrario muchos metros.
El adelantamiento –sobrepasar a otro vehículo que circula delante–
es una maniobra fácil en sí misma. Siempre y cuando esté bien
planificada. Porque, mal ejecutada, puede ser la más peligrosa,
especialmente en las vías en donde es necesario invadir el carril
contrario, con el consiguiente riesgo de una colisión frontal. De hecho,
87 personas fallecieron durante 2010 en adelantamientos en carretera,
el 5% del total. Sumando zonas urbanas y carretera, ese año se
produjeron 97 muertos y 343 heridos graves en maniobras de
adelantamiento. Así, la experiencia, la observación y la paciencia del
conductor son decisivos en una maniobra que exige mucho tiempo antes de
tomar la decisión y muy poco después. En efecto, un adelantamiento
requiere de algunos cálculos previos. “No se puede empezar a pensar
durante el adelantamiento. Piénsatelo antes, mira, analiza”, explica
Antonio Sánchez, jefe de la sección de Formación de la DGT. Los expertos
siguen recomendando la vieja máxima de “si vas a adelantar con miedo,
dudas o inseguridad, mejor no lo hagas”.
Pero también aconsejan: “Si has tomado la decisión, adelanta: a la
velocidad que circulas todo puede cambiar en pocos segundos”. La
observación antes de una maniobra marca la diferencia entre seguridad y
peligro. Observar nuestra velocidad y posición, las del resto de
vehículos, nuestra capacidad de aceleración y las condiciones de la vía
(¿hay visibilidad?, ¿viento?, ¿lluvia?, ¿tiene pendiente?). También la
señalización –una línea continua, por ejemplo– suele dar pistas de que
no existe visibilidad suficiente por una curva cerrada, un cambio de
rasante o un cruce, tramos donde adelantar es una maniobra suicida. Acto
seguido, el intermitente debe empezar a parpadear por nuestra
izquierda, para que los demás sepan nuestras intenciones y tengan
oportunidad de colaborar. Otra de las reglas de oro del adelantamiento
es jamás disminuir la distancia de seguridad, ya que a más separación
hay más visibilidad y espacio para acelerar a fondo. Y ese ‘pisotón’ al
acelerador para adelantar siempre debe darse dentro del propio carril.
Si fuera preciso, incluso bajando las marchas necesarias.
Los formadores de conductores aseguran que el momento crítico llega
cuando se decide adelantar. Y recomiendan hacerlo a la máxima velocidad
posible para rodar en sentido contrario durante el mínimo tiempo
necesario. Es por esto que, en carreteras convencionales, la norma
permite a turismos y motocicletas superar el límite de velocidad en 20
kilómetros por hora para adelantar a quienes circulan por debajo de la
velocidad genérica de la vía. En cualquier caso, la anticipación es
esencial: antes de irse a la izquierda, el conductor que adelanta ya
debe saber dónde y cuándo podrá volver a la derecha. “Hay que
anticiparse y prever. Debemos pensar con antelación en qué lugar vamos a
iniciar la maniobra Y más importante aún que dónde la empezamos es
dónde la vamos a terminar. Bien planificada, no tiene riesgo”, afirma
Antonio Sánchez. De esta forma, un ejemplo de adelantamiento mal
planificado es acabar esta maniobra pisando la línea continua, a partir
de la cual hay más probabilidades de colisión si se presenta otro
vehículo. No obstante, abandonar la maniobra a tiempo si surge el más
mínimo riesgo siempre es una posibilidad, contemplada además por la
norma. Naturalmente, todo se complica cuando el conductor ha bebido
alcohol, cuando existe poca visibilidad o mal tiempo. De día hay
referencias y podemos apreciar el tramo de carretera que nos separa de
un vehículo que se aproxima de frente. De noche, en cambio, es mucho más
difícil saber a qué velocidad se aproxima ese vehículo, del que solo
vemos las luces. Un ejemplo para hacernos una idea de lo rápido que se
acercan dos coches que marchan en sentido contrario: si ambos vehículos
circulan a 100 kilómetros por hora, cada segundo que pasa la distancia
entre ellos se acorta casi 60 metros.
Fuente: Revista Tráfico y Seguridad Vial
Contactos: < observamoslaseguridadvial@gmail.com >
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