jueves, 12 de diciembre de 2013

CAMBIAR O MORIR EN MOTOCICLETAS

Sergio de J. Ojeda Gómez
Abogado
Director del Centro Integral de Atención -
Instituto de Tránsito de Boyacá


NADIE, NI USTED MISMO ADMIRADO MOTOCICLISTA, PUEDE QUERER QUE ESTO SUCEDA PERO OCURRE Y CON ALTA FRECUENCIA. Grávese estas pautas indeseadas por muchos: PARA MORIR O ACCIDENTARSE EN LA VÍA exceda la velocidad, no respete las señales de tránsito, no respte los semáforos, transite por el carril de alta velocidad, adelante a otros vehículos donde quiera, no se ponga el casco protector,  no prenda las luces y no indique cambios de dirección, desconecte el sileciador, desafíe o agreda a los demás usuarios de la vía, no se oriente por los espejos retrovisores, CONDUZCA BAJO EFECTOS DEL ALCOHOL, desordene el transito vehicular, MÉTASE POR DONDE PUEDA, NO GUARDE TURNO EN LOS CARRILES, ETC.

El conocimiento permitió mejorar y crear medicamentos, comunicaciones, transportes, tecnología, contar con mejores productos y servicios, disponer de información (fiable) que nos condujo a tratar de facilitar mayores niveles de seguridad vial y, por ende, a disponer de comodidades que en su conjunto elevaron el promedio y calidad de vida.

Medicina Legal y Ciencias Forenses recopila y procesa la estadística Colombina y en su publicación Forensis  señala, entre otros aspectos, que “El vehículo involucrado con mayor frecuencia en accidentes de transporte con lesionados o fallecidos, fue la motocicleta, y en segundo lugar estuvo el automóvil..” durante el año 2012 se presentó un aumento de 6,2 % de muertes con respecto al 2011.

En cuanto a la condición de la víctima, persistió en primer lugar el conductor, con aumento del número de casos tanto de lesionados como de fallecidos con respecto al año anterior. En el caso de los pasajeros y peatones, ocuparon el segundo y tercer lugar respectivamente.

Me resisto a creer que este valioso conocimiento sobre la realidad nacional en materia de accidentalidad (causas) se deje solo en una publicación, al igual que los números sobre muertos, heridos y perdidas económicas de los colombianos; insensato seria no sacarle provecho a las experiencia reflejadas en la estadísticas que año a año recopilan y publican quienes apuestan por mejorar la seguridad vial. Debemos sacar el lado positivo a las experiencias funestas, dolorosas, tristes que motociclistas y sus familias sufrieron en años anteriores y que continuarán castigados en el presente y futuro si no mejoramos todos nuestra cultura vial para asumir responsabilidades serias respecto al valor de la vida y para cambiar la forma de pensar y las conductas sobre la vía. 

Teniendo la certeza que el grupo de actores del transito más vulnerables son los motocicletas, al participar en el 45% de todos los accidentes de tránsito registradas en Colombia, surge la inquietud; si los accidentes de tránsito se producen u ocasionan por unos gustos y valores desenfocados, por patrones de conducta negativas repetitivas poco prudentes ¿por qué no nos proponemos lograr un cambio de conductas indivuduales y colectivas favorables en términos de seguridad?

Acudiendo a la praxis se puede afirmar que el problema radica en la falta de conciencia, pues nuestros hábitos por lo general son automáticos, no nos cuestionamos si los gustos, valores, convicciones, forma de pensar y actuar son o no seguros. La apuesta seria simple: sino no queremos ser una estadística más, debemos comenzar a cambiar nuestros comportamientos, por unas conductas diferentes, equilibradas, socialmente aceptadas por ser conductas seguras en nuestras vías y vidas, al punto que los hábitos del
día a día (Cultura) nos permitan alcanzar o conseguir resultados satisfactorios sostenidos y crecientes.

Cuánto daríamos por devolver el tiempo y recoger nuestros actos inseguros que dejaron consecuencias indeseables para propios y extraños, y madurar a tiempo, por comprender y valorar la vida propia y la de los demás, de tal forma que reclamamos la ductilidad del conductor en el buen sentido de la palabra, para que impere el sentido común y obedezcamos las normas de tránsito y de comportamiento que según la estadística indican que la juventud, en sus comportamientos irreponsables (inmadurez), mata. En el rango de los 18 a 39 años está el mayor número de víctimas por realizar conductas real o potencialmente peligrosas, que, por su puesto, están previstas como infracciones en el manual que tipifica la conducta de los actores en la vía.

Mientras disminuye la venta de otros vehículos automotores, se incrementó el número de nuevas motocicletas con 572.584 unidades que se incorporaron en el año 2012 al caótico tráfico automotor
de las ciudades; esto permite suponer mayores cifras en materia de accidentes de tránsito y sus
correspondientes consecuencias en materia de salud pública especialmente (Fuente Fenalco). 

De las diferentes campañas preventivas (publicidad) dirigidas a los motociclistas queda muy poco, pues a muchos de ellos parece interesante la sensibilización en el momento, pero dados los comportamientos en vivo pareciera que se "sembró en el desierto", pues no es difícil percibir que buena parte de los conductores de motocicletas tienen deficiente conocimiento, pericia y prudencia que se requieren para el ejercicio respònsable de la conducción. El afán que nos inventamos, el pretexto diario de que "nos cogió la tarde" llevan a a superar los límites de velocidad reglamentarios y/o velocidad promedio, a adelantar en lugares prohibidos, etc. ; vamos tan afanados que no nos queda el tiempo para abrocharnos el casco, prender la luz, esperar el cambio del semáforo; tan ciertos son los afanes "inventados, provocados o espontáneos" que estando bajo los efectos del alcohol "no queda tiempo" para esperar que un taxi nos lleve a la casa y terminamos conduciendo la motocicleta por capricho personal y, con alta frecuencia, generando lesiones personales, homicidio y, en últimas, perdiendo hasta la vida propia, la libertad, la salud.

Para ser justos, no son exclusivamente los motociclistas los que transgreden las normas de tránsito y por ello terminan accidentados; son ellos, sin lugar a dudas, quines requieren mayor atención institucional y de sensiblizacvión hacia la cultura vial por ser los más vulnerables sobre las vías públicas.

La próxima entrega se dedicará a tocar el tema de las infracciones a las normas de tránsito por
parte de los motociclistas y sus efectos legales. Hasta pronto.

¡EN BOYACÁ!: observamos la Seguridad Vial
< observamoslaseguridadvial@gmail.com >

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