Jorge Agustín Reyes Pulido
Docente universitario y Analista de temas sociales
Practicante diario del ciclismo
¡¡Qué difícil es hablar de problemas de cultura en una sociedad en plena ebullición (para la bueno y para lo malo, como la nuestra)!! Creo que poco se ha resuelto en este aspecto en nuestro medio y, probablemente, en el país. Recordemos que hace algunos años, no muy lejanos, un Compadre se iba a visitar a otro Compadre en su burro, - casi siempre -, en su mula - algunas veces - o en su caballo - en contadas ocasiones - por la sencilla razón de que cada uno de estos cuadrúpedos representaba una clase social, por su valor. Cuando se acercaba a su destino gritaba para saludar ( lo que en la actualidad se hace con el pito ). Entre más fuerte gritaba más rápido salían a recibirlo. Al llegar a la casa del Compadre Anfitrión, la visita dejaba en la puerta de la casa amarrada su cabalgadura o entraba hasta el patio de la casa si ésto era posible. Una vez terminada la visita, montaba su corcel, salía despidiéndose a gritos (hoy, pitando) y pasaba por entre las otras bestias dándoles topes para abrirse paso. ¿Algo ha cambiado entre la forma de montar de antaño y la forma de conducir el carro en la actualidad? Nada, o casi nada, para ser optimistas. Todos, con algunas excepciones, acudimos al pito para espantar peatones, que sean niños, ancianos, o mujeres embarazadas, - y lo que es más dramático CICLISTAS - poco importa, lo importante es que me den paso: yo tengo que ser el primero. Nadie usa las direccionales y en el trancón me paso de un carril al otro, como cuando salíamos en burro por entre las otras bestias. Se por mi pobre experiencia de la vida, lo fácil que es resolver problemas de instrucción en la actualidad: el bachillerato, la licenciatura, la especialización, el diplomado, la maestría, el doctorado y, lo que es mejor, el post-doctorado. ¡Qué colección de cartones! Pero no por esto se mejora o se adquiere cultura. A veces, por el contrario, la cultura se ve menguada por la instrucción. Buenas cosas y maravillosos ejemplos de vida, productos de los valores transmitidos en el hogar, se van al diablo como consecuencia de la instrucción impartida sin valores. Veamos un caso sencillo: la ética pertenece más al dominio de la cultura que al de la instrucción. No se puede enseñar de memoria, no se aprende en un libro,ni se encuentra en una enciclopedia. La hallamos en la esencia del ser humano y se operativiza en sus actuaciones, en todas sus actuaciones, sin excepción.¿De qué sirve tener un doctorado, en cualquier área de la ciencia, si no se tiene ética? De nada, o mejor, casi de de nada, - una vez más para ser optimistas -. "Nada más malo que un buen consejo, seguido de un mal ejemplo". La falta de ética nos lleva al volante a ser egoístas, a querer siempre ser el primero, a reivindicar el derecho a la vía, sin considerar LA VIDA, SIN TOMAR CONCIENCIA SOBRE LA CULTURA DE LA VIDA. Pasaran muchas generaciones para que se resuelvan los problemas de cultura. ¡¡¡Ahí está el desafío!!!. .