Estimado Señor Director:
ALEJANDRO GALVIS RAMIREZ
Vanguardia Liberal
ESD
He estado leyendo en el prestigioso periódico que Usted dirige las noticias generadas por el nuevo cierre de la carretera a Barrancabermeja.
Al respecto del grave problema geológico de esta carretera que antes unía y hoy separa a Bucaramanga de Barrancabermeja y que nos afecta a todos los antandereanos, hay aspectos de la vida de Santander y que tienen que ver con la odiada corrupción de la clase política, que no se han escrito en la historia oficial de nuestra tierra, para mantener incólume el prestigio de
algunos prohombres.
Un lunes de 1976, en la temporada de lluvias entre abril y junio, me encontré a la hora del desayuno en el restaurante de La Renta con dos veteranos santandereanos de la ingeniería civil: “Chebito” (Eusebio) Ordoñez
y un ingeniero Veleño de nombre Hernando Mejía Mateus. Tuvimos la oportunidad de compartir alrededor de cuatro horas mientras se abría el paso a los vehículos detenidos por un hundimiento de la vía a Barranca, unos
kilómetros más abajo del lugar en que estábamos, confiando en la posibilidad de llegar a Sabana de Torres por la trocha que pasa por el caserío de Marta, ya que las carreteras (léase también trochas) por la Azufrada y por La Tigra estaban también cerradas por la lluvia.
Mientras esperábamos y conversábamos de muchas cosas, surgió el tema obligado del momento: el pésimo estado de la carretera. “Chebito”, como cariñosamente lo llamábamos quienes tuvimos el privilegio de conocerlo, de compartir con él y disfrutar de su jocosa pero sabia conversación, unas veces en prosa y otras en verso, comentó que casualmente ellos dos conocieron como ingenieros residentes que fueron de esa obra, las razones por las cuales la “Utopista”, como apodaba “Chebito” la carretera Bucaramanga - Barrancabermeja, se construyó por donde no se debía construir.
“Chebito” era un Ingeniero Civil santandereano, de esos que ya no se dan, que conoció como ninguno los procesos de apertura vial de Santander, como ingeniero residente en la construcción de obras importantes de nuestra tierra (el Ferrocarril del Atlántico, el inicio de la "autopista" a Barranca, la carretera a Bucaramanga por el Cañón del Chicamocha y la carretera a la costa con la Morrisson) o como ingeniero de trazado de muchas de las vías que se construyeron en los tiempos de la Secretaría de Fomento y Desarrollo del Departamento y del Fondo Nacional de Caminos Vecinales.
La CORRUPCION hace 50 años existía con otro nombre menos feo: La INFLUENCIA política, a través de la cual se acomodaron decisiones en beneficio de unos muy pocos y en detrimento de otros muchos.
La "utopista" Bucaramanga - Barrancabermeja, que fue bautizada en sus inicios con el pomposo nombre de autopista, nació coja por los manejos de conveniencia de dos hermanos, en ese entonces muy influyentes políticos santandereanos, que eran dueños de grandes extensiones de tierra entre La Renta y el Rio Sogamoso y entre este último y Campo Payoa de Cities Service
por la carretera que unía el caserío de Marta con Sabana de Torres y con los campos petroleros de la ESSO en Provincia, en ese tiempo Intercol. La actual carretera entre La Renta y El Río Sogamoso no existía entonces y la difícil topografía de la cuchilla montañosa en la que en poco tiempo estará construida la presa del embalse de Hidrosogamoso, no hacía apetecibles esas buenas tierras cultivables.
Cuando se iniciaron los diseños de este vital proyecto para Santander y para Colombia, se sometieron a estudio, entre otras, dos alternativas de trazado:
Una de ellas por la ruta actual entre La Azufrada y El Río Sogamoso que corre a lo largo de una gran falla geológica y la otra, que partiendo del sitio llamado La Azufrada atravesaba la cuchilla y bajaba hasta el Sogamoso por la ladera occidental, en la cual las condiciones geológicas mas favorables, hacían factible la obra.
Los estudios geológicos fueron contratados por el MOP con una empresa francesa. Como resultado de su trabajo, la ruta actual fue calificada como totalmente inadecuada por la alta inestabilidad de los suelos debido a la falla geológica activa y por los altísimos costos de la construcción y del mantenimiento futuro. Su recomendación fue construirla por la otra ruta por
sus características geológicas más estables. De hecho, se iniciaron las obras de movimiento de tierras por la ruta recomendada y se alcanzó a construir un tramo de banca. Hasta hace unos años, arriba del puente sobre
el Río Sogamoso, antes de la cerrada curva hacia la derecha, se podía observar entre la vegetación los restos de la obra abandonada.
No obstante la inconveniencia técnica y económica, el ministro de obras de ese entonces ordenó al contratista abandonar la ruta recomendada por los geólogos y construir la vía por la ruta actual, con el fin de ayudar a los influyentes políticos (Abdón y Augusto Espinosa Valderrama, entre otros) a valorizar las tierras antes mencionadas, sin importar los sobrecostos de la obra que hoy, más de 50 años después de iniciada, sigue inconclusa y nunca podrá ser terminada. Además los contratistas, también santandereanos, fueron ampliamente favorecidos económicamente con las cuantiosas obras adicionales generadas.
La CORRUPCION no es nueva. Solo que ahora la facilidad de los medios de comunicación permiten que se conozcan más fácilmente estos hechos.
Como en la crónica de Gabo, la “utopista”, cuya muerte fue anunciada desde antes de nacer, está finalmente a punto de morir, como lo anunciaron los geólogos franceses y parece que muy a pesar de la fuerza que deben estar haciendo los principales actores de este drama que aun viven, tendrá un entierro de tercera, sin plañideras que lloren su muerte, puesto que el de primera que significaría ver sumergir sus curvas en las aguas, como Alfonsina en el mar, ya no se va a poder.
Nos queda una enseñanza. Para que las grandes obras de ingeniería funcionen dejemos que ingenieros, geólogos y especialistas experimentados en el tema definan dónde, qué y cómo hacerlas. A los políticos y gobernantes les corresponde la tarea de gestionar los recursos y jalonar su ejecución de acuerdo con las necesidades reales de las regiones y del país.
Cordial saludo.
Alejandro Mantilla Báez
Ingeniero Civil-UIS
57-312-4817217 / 57-316-5281082
ALEJANDRO GALVIS RAMIREZ
Vanguardia Liberal
ESD
He estado leyendo en el prestigioso periódico que Usted dirige las noticias generadas por el nuevo cierre de la carretera a Barrancabermeja.
Al respecto del grave problema geológico de esta carretera que antes unía y hoy separa a Bucaramanga de Barrancabermeja y que nos afecta a todos los antandereanos, hay aspectos de la vida de Santander y que tienen que ver con la odiada corrupción de la clase política, que no se han escrito en la historia oficial de nuestra tierra, para mantener incólume el prestigio de
algunos prohombres.
Un lunes de 1976, en la temporada de lluvias entre abril y junio, me encontré a la hora del desayuno en el restaurante de La Renta con dos veteranos santandereanos de la ingeniería civil: “Chebito” (Eusebio) Ordoñez
y un ingeniero Veleño de nombre Hernando Mejía Mateus. Tuvimos la oportunidad de compartir alrededor de cuatro horas mientras se abría el paso a los vehículos detenidos por un hundimiento de la vía a Barranca, unos
kilómetros más abajo del lugar en que estábamos, confiando en la posibilidad de llegar a Sabana de Torres por la trocha que pasa por el caserío de Marta, ya que las carreteras (léase también trochas) por la Azufrada y por La Tigra estaban también cerradas por la lluvia.
Mientras esperábamos y conversábamos de muchas cosas, surgió el tema obligado del momento: el pésimo estado de la carretera. “Chebito”, como cariñosamente lo llamábamos quienes tuvimos el privilegio de conocerlo, de compartir con él y disfrutar de su jocosa pero sabia conversación, unas veces en prosa y otras en verso, comentó que casualmente ellos dos conocieron como ingenieros residentes que fueron de esa obra, las razones por las cuales la “Utopista”, como apodaba “Chebito” la carretera Bucaramanga - Barrancabermeja, se construyó por donde no se debía construir.
“Chebito” era un Ingeniero Civil santandereano, de esos que ya no se dan, que conoció como ninguno los procesos de apertura vial de Santander, como ingeniero residente en la construcción de obras importantes de nuestra tierra (el Ferrocarril del Atlántico, el inicio de la "autopista" a Barranca, la carretera a Bucaramanga por el Cañón del Chicamocha y la carretera a la costa con la Morrisson) o como ingeniero de trazado de muchas de las vías que se construyeron en los tiempos de la Secretaría de Fomento y Desarrollo del Departamento y del Fondo Nacional de Caminos Vecinales.
La CORRUPCION hace 50 años existía con otro nombre menos feo: La INFLUENCIA política, a través de la cual se acomodaron decisiones en beneficio de unos muy pocos y en detrimento de otros muchos.
La "utopista" Bucaramanga - Barrancabermeja, que fue bautizada en sus inicios con el pomposo nombre de autopista, nació coja por los manejos de conveniencia de dos hermanos, en ese entonces muy influyentes políticos santandereanos, que eran dueños de grandes extensiones de tierra entre La Renta y el Rio Sogamoso y entre este último y Campo Payoa de Cities Service
por la carretera que unía el caserío de Marta con Sabana de Torres y con los campos petroleros de la ESSO en Provincia, en ese tiempo Intercol. La actual carretera entre La Renta y El Río Sogamoso no existía entonces y la difícil topografía de la cuchilla montañosa en la que en poco tiempo estará construida la presa del embalse de Hidrosogamoso, no hacía apetecibles esas buenas tierras cultivables.
Cuando se iniciaron los diseños de este vital proyecto para Santander y para Colombia, se sometieron a estudio, entre otras, dos alternativas de trazado:
Una de ellas por la ruta actual entre La Azufrada y El Río Sogamoso que corre a lo largo de una gran falla geológica y la otra, que partiendo del sitio llamado La Azufrada atravesaba la cuchilla y bajaba hasta el Sogamoso por la ladera occidental, en la cual las condiciones geológicas mas favorables, hacían factible la obra.
Los estudios geológicos fueron contratados por el MOP con una empresa francesa. Como resultado de su trabajo, la ruta actual fue calificada como totalmente inadecuada por la alta inestabilidad de los suelos debido a la falla geológica activa y por los altísimos costos de la construcción y del mantenimiento futuro. Su recomendación fue construirla por la otra ruta por
sus características geológicas más estables. De hecho, se iniciaron las obras de movimiento de tierras por la ruta recomendada y se alcanzó a construir un tramo de banca. Hasta hace unos años, arriba del puente sobre
el Río Sogamoso, antes de la cerrada curva hacia la derecha, se podía observar entre la vegetación los restos de la obra abandonada.
No obstante la inconveniencia técnica y económica, el ministro de obras de ese entonces ordenó al contratista abandonar la ruta recomendada por los geólogos y construir la vía por la ruta actual, con el fin de ayudar a los influyentes políticos (Abdón y Augusto Espinosa Valderrama, entre otros) a valorizar las tierras antes mencionadas, sin importar los sobrecostos de la obra que hoy, más de 50 años después de iniciada, sigue inconclusa y nunca podrá ser terminada. Además los contratistas, también santandereanos, fueron ampliamente favorecidos económicamente con las cuantiosas obras adicionales generadas.
La CORRUPCION no es nueva. Solo que ahora la facilidad de los medios de comunicación permiten que se conozcan más fácilmente estos hechos.
Como en la crónica de Gabo, la “utopista”, cuya muerte fue anunciada desde antes de nacer, está finalmente a punto de morir, como lo anunciaron los geólogos franceses y parece que muy a pesar de la fuerza que deben estar haciendo los principales actores de este drama que aun viven, tendrá un entierro de tercera, sin plañideras que lloren su muerte, puesto que el de primera que significaría ver sumergir sus curvas en las aguas, como Alfonsina en el mar, ya no se va a poder.
Nos queda una enseñanza. Para que las grandes obras de ingeniería funcionen dejemos que ingenieros, geólogos y especialistas experimentados en el tema definan dónde, qué y cómo hacerlas. A los políticos y gobernantes les corresponde la tarea de gestionar los recursos y jalonar su ejecución de acuerdo con las necesidades reales de las regiones y del país.
Cordial saludo.
Alejandro Mantilla Báez
Ingeniero Civil-UIS
57-312-4817217 / 57-316-5281082
*Nota de la Dirección de SEGVIAL BOYACÁ: el texto fue enviado, desde Bucaramanga - vía correo electrónico, por el Ingeniero Bernardo Muñoz Plata, Presidente de ACIT - Santander.
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