lunes, 29 de noviembre de 2010

"Yo sé conducir"

Archivo SEGVIAL BOYACÁ (Nov./2010):
Toma fotográfica en la Avenida Norte de TUNJA.
Posted: 25 Nov 2010 07:28 AM PST
Cuando uno es adolescente, se empeña en ocasiones en demostrar lo bueno que es en algo, o lo mucho que sabe, o lo bien que se le da un deporte… incluso quiere demostrar lo que nadie le pide que demuestre. Quiere llamar la atención, y obtener la aprobación de otros para sentirse más a gusto.
A más de uno le he oído decir/leído “Yo sé conducir”. Perdona, pero meter primera y segunda en una urbanización o un camino de tierra no es saber conducir, es tener una idea de cómo hacer moverse a un coche. Incluso se lo oigo a los alumnos de autoescuela: “Yo sé conducir”.
Lo siento, pero no. Estás aprendiendo a circular, que no es lo mismo. Saber conducir es algo que viene con la experiencia, los kilómetros, y los años. Puede que a lo largo de una vida ni a base de kilómetros ni de años aprendas a conducir correctamente, de la misma forma que no todas las personas de 70 años son catedráticas de castellano a fuerza de escribirlo y hablarlo.
Vale, ha habido gente que se ha jugado el tipo y ha conducido en carretera abierta, con o sin acompañante adulto, incluso desde cuando tenían 12 años. Tenemos por ahí excepciones como “El Pera”, de niño ya era casi un delincuente que robaba y cogía coches… y ha acabado enseñando a la Guardia Civil el dominio del volante.
Pero me temo que hablamos de otro tipo de caso, el mayoritario, en el que un todavía niño se afana en demostrar que conduce, que tiene experiencia, que es maduro… cuando la madurez pasa por no pretender alardear de esas cosas y no se busca la aprobación externa de nuestras acciones (o nos trae sin cuidado).
Si tienes menos de 18 años y lees esto, por favor, fíjate bien en mis palabras. No sabes conducir. Puede que en un juego de coches puedas pegarme una paliza, y eso que he sido un jugón sin remedio, pero me temo que al mando de un coche de verdad, las cosas son muy distintas. Pero tranquilo, acabarás aprendiendo.
Llega un momento ansiado en el que ya tenemos carnet. Una vez obtenido el “rosa” (ahora es una tarjetita), ya sabemos conducir. ¡No! Hemos superado un examen que acredita que tenemos unas mínimas aptitudes, conocimientos, y por qué no decirlo, suerte. Pero eso no es saber conducir.
A otros les llega el momento cuando descuelgan la “L” al cabo del año. Ya saben conducir, y también se equivocan. Tienen un año más de experiencia, pero les faltan callos. Ya ni me sorprende leer que gente con la “L” recién horneada pretende dar lecciones de conducción deportiva y que ha “ganado” a cierto coche en una carretera pública.
Ni Fernando Alonso a los 18 años sabía conducir. Sabía pilotar, y se le daba mejor que lo que se me dará a mi en toda mi vida, pero no había circulado en el tráfico (al menos legalmente, hecho que desconozco). ¿Y los que iban en ciclomotores? Que levante la mano quien pueda dominar una moto de 1 litro habiendo llevado solo ciclomotores.
En fin, con el tiempo, ganamos experiencia, y dependiendo de cada persona, llega el momento en el que ya se considera un conductor magnífico, que ya sabe conducir. Mi abuelo dijo en uno de sus libros que hay tres tipos de conductores: los que no saben, los que saben, y los que creen que saben. Al último grupo pertenecemos casi todos.
¿Sé conducir? Bueno, a estas alturas, seis años y unos 200.000 km, diría que tengo una idea bastante fundamentada de lo que es, tras haber conducido más de 250 coches (un día haré el recuento). Pero admito que hay gente que conduce mucho mejor que yo, y desde luego, no lo sé todo.
Participé el otro día en un evento con varias actividades en las que por ejemplo había slalom cronometrado. Mis tiempos entraban dentro de la normalidad, pero el segundo o segundo y pico que me separaban de otros más veteranos, se me hacía imposible de conseguir. Sigo necesitando madurar más, no lo sé todo.
Desde luego, cuando un adolescente me dice que sabe conducir y pretende retarme, admito que me puede dar hasta risa, pero si me reta un tío de 50 años con la cabeza llena de canas… vale, no me voy a reír. A lo mejor el canoso este me pega un repaso que me deja tieso, mejor que no lo subestime.
Cuando uno presume de lo que sabe, cierra las puertas al aprendizaje. Entiendo que a Antonio Gala ya no le pueda enseñar el alfabeto o los tiempos verbales porque se reiría de mi. Pero habrá otras cosas en las que estos señores puedan aprender algo que no sepan o no dominen… no son dioses.
El arquetipo de conductor español es arrogante, se cree mejor de lo que es, y eso influye luego en las malas apreciaciones o los errores de medición. Cuando uno se cree que lo sabe todo… ¡apaga y vámonos! Dijo un gran sabio de la antigüedad: “Yo solo sé que no sé nada”. Su nombre era Sócrates, el maestro de Platón.
Al volante es mejor un poquito de humildad, reconocer que no dominamos totalmente el arte de la conducción, y que hay disciplinas que se nos escapan. Por ejemplo, Kimi Raikkonen es Campeón del Mundo de Fórmula 1, y en el Campeonato de Rallies su participación no es tan buena. También habría que ver a Sebastien Loeb en un Fórmula 1.
Una persona de por ejemplo 40 años que ni aprende ni quiere aprender, porque “ya sabe”, está haciendo lo mismo que cuando era un adolescente, pero de otra forma, y sin darse cuenta. Es un impulso muy humano, admito que a veces intenta poseerme y me lanza a querer demostrar que yo soy tal o yo soy cual.
Hay que abrir un poco nuestra mentalidad. Lo más seguro es que pertenezcamos a ese segmento de población “que cree que sabe”, por lo tanto no hay que negarse nunca a aprender, ni admitir errores, ni a corregirlos. Estudiantes hay muchos, pero sabios consagrados… poquitos, y ellos no suelen pregonarlo.
¿A que nadie se imagina a Stephen Hawking retando a alguien a decir las primeras 100 potencias de 2? Pues eso.

Nota de la Dirección: el texto fue transcrito de la Revista española Circula Seguro

sábado, 27 de noviembre de 2010

DOBLE CALZADA - VARIANTE PUENTE BOYACÁ

El Consejo Superior de Política Fiscal – CONFIS,  en su acta No. 336 del 17 de julio de 2008 “aprueba la revisión al plan de aporte estatal requerido para la modificación a los contratos de concesión de acuerdo con las anualidades y metas físicas descritas en el cuadro anterior. De esta manera, el INCO puede continuar con los trámites correspondientes ante el DNP y el CONPES"
En este documento el CONFIS le asigna $195.146 millones a este proyecto con las siguientes vigencias futuras:
Año 2010           $16.192 millones
Año 2011             47.810
Año 2012             86.577
Año 2013             44.567
Con esta autorización en  el documento CONPES 3535 de JULIO 18 de 2008  se aprobaron $235.146 millones como partida global para la construcción de las variantes de Tocancipá y Puente de Boyacá con recursos de vigencias fiscales  de los años: 2010, 2011, 2012 y 2013.
El CONPES 3536 de julio 18 de 2008 de acuerdo con el Plan de Desarrollo 2006 – 2010 consideró de importancia estratégica la etapa I del “Programa de corredores arteriales complementarios de competitividad”
Este programa está conformado por 19 corredores  y se incorporan los siguientes trayectos para el departamento de Boyacá:
No. 2: Vía transversal de Boyacá: Tramo: Aguazul – Toquilla – El Crucero
No. 4: Vía Troncal Central del Norte (Tunja – Cúcuta): Tramo: La Palmera – Málaga
No. 5: Vía transversal de Boyacá: Tramo: Chiquinquirá – Pauna – Borbur – Otanche – Dos y Medio – Puerto Boyacá.
No. 10: Vía alterna al Llano: Tramo: Sisga – Machetá – El Secreto.
De acuerdo al Plan de Desarrollo, este programa se ejecutará en un periodo de diez años, del 2007 al 2016 y será coordinado por el INVÏAS.
Para la estructuración del programa en esa vigencia el INVÍAS contaba con $30.000 millones
El Ministerio de Transporte priorizó y definió varios tramos para ser desarrollados en la etapa durante el periodo 2008 – 2012, entre los cuales aparece:
No. 12 Transversal del Sisga – Machetá – El Secreto: 84 kms. - $75.000 millones.
Es importante señalar que este proyecto no hace parte de la doble calzada BTS como sí lo muestra explícitamente el documento  para los proyectos 18 y 19: Doble calzada Bucaramanga – Cúcuta y Bogotá – Buenaventura, respectivamente.
El costo de esta etapa asciende a $2.5 billones de 2008  con recursos de inversión del presupuesto general de la nación durante cuatro vigencias fiscales 2009 a 2013.
El documento CONPES 3563 de diciembre 30 de 2008 “ratifica el concepto favorable emitido mediante documento CONPES 3535 de 2008 para la prórroga  o adición de los contratos de concesión vial”
El documento incluye once proyectos de la lista del CONPES 3535 que el CONFIS de diciembre 26 de 2008 evaluó y avaló fiscalmente las prórrogas o adiciones de los  contratos de concesión. Lamentablemente en esa lista no se consideró la construcción de las variantes de Tocancipá y Puente de Boyacá.  
Finalmente el documento CONPES  3644 de febrero 15 de 2010: “Concepto previo favorable para la adición del contrato de concesión vial Briceño – Tunja – Sogamoso” le asigna recursos a la transversal del Sisga.
El INCO  y el INVIAS suscribieron un Convenio Interadministrativo para materializar el desarrollo del proyecto.
El Mintransporte y el INCO incorporaron dicho tramo a la concesión vial Briceño – Tunja – Sogamoso.
El CONFIS en sesión del 15 de febrero de 2009, evalúo y avaló fiscalmente los aportes estatales necesarios para la adición del contrato de concesión que se presenta en este documento.
El valor de las obras y del mantenimiento del tramo serán remunerados al concesionario con los aportes establecidos en el convenio interadministrativo suscrito entre INVÏAS y el INCO, según la tabla y con los ingresos recaudados en el peaje Machetá que para el efecto será cedido al concesionario a partir del año 2010 hasta el 2016, con lo cual se garantizará el mantenimiento de la vía por tres años contados desde la fecha de terminación de las obras.
Este documento se soporta en el CONPES 3535 sobre la construcción de las variantes de Tocancipá y Puente de Boyacá que no tienen relación con  la transversal del Sisga.
El proyecto tiene previstos $79.998 millones con vigencias futuras distribuidas así:
Año 2010  $15.877.229.218
        2011    22.314.042.720
        2012    20.106.331.331
        2013   16.800.526.670
        2014     4.899.870.061
Como resultado de las consideraciones anteriores se requiere volver el proyecto de la variante del Puente de Boyacá al CONFIS y al CONPES  para que sea evaluado y avalado fiscalmente.
Es prioritario habida consideración que el INCO dispone de los diseños y presupuesto para la construcción, y ya adquirió el TREINTA POR CIENTO (30%) DE LOS PREDIOS
JAIRO VARGAS BUITRAGO
Ingeniero Industrial
Bogotá, noviembre 18 de 2010

viernes, 26 de noviembre de 2010

Las leyes por sí mismas no hacen historia

EDUCACIÓN VIAL: Las leyes por si mismas no hacen historia, SI su aplicación.
 
Hace 25 años nació el ISEV y comenzamos a “andar” un largo camino para lograr un cambio de cultura vial en los comportamientos de los usuarios de la vía pública en la movilidad de la sociedad.

Aunque aún estamos muy lejos, es importante destacar que los primeros grandes pasos se están dando y por primera vez comienza a percibirse el horizonte.

Nunca dejamos de sostener que la herramienta fundamental para obtener resultados eficientes en materia de seguridad vial, a partir de la “construcción de la conciencia del riesgo vial”, era la Educación. Y ello sin desmerecer de manera alguna las acciones relativas al campo de la ingeniería (vial y vehicular) y del control y la sanción.

No hay “disyuntiva”, no se trata de uno u otro, no hay “educación vs. control”.
Hay “conjunción”. Se trata de unir, sumar, combinar uno y otro. Hay “Educación y Control”.


El problema de la Educación (que logra el cambio de hábitos y la adquisición de valores), es que implica tiempo –mucho- y persistencia. Frente a ella, las otras “herramientas”, como la ingeniería y el control, son rápidamente visibles (aunque sean aisladas, inorgánicas y oportunistas – “mientras las cámaras de tv están encendidas”).

Para quien pretende el rédito político inmediato, estas últimas son una “tentación”.

Por eso decimos que, aplicar a la Seguridad Vial, una política “disyuntiva” es política (en minúscula) de “haraganes”.

Dos grandes “lemas” nos alientan en el camino.

El de nuestro Libertador, Don José de San Martín: “Sin educación NO hay sociedad” (siempre presente en las ediciones gráficas de la Revista Seguridad Vial desde el primer número hasta el número 83, último ejemplar antes del comienzo de la edición electrónica); y el de Paulo Freire: “Las cosas no son así, están así y vamos a cambiarlas” que encabeza nuestro Portal de Escuela Segura.

Los últimos años han sido muy importantes en materia de Educación Vial en nuestra Argentina. No porque hoy esté presente en las aulas, sino porque ha ingresado en un proceso institucional de nuestra política global difícil de torcer o eliminar.  

Podrá demorarse o entorpecerse; no ser eficiente en sus inicios o inadecuada en algunos contenidos. Pero todo ello es perfectible.

Lo esencial es que a partir del ciclo 2011 la Educación Vial  ingresará a nuestras aulas de la mano de quién corresponde: nuestros profesionales de la educación, nuestros docentes.

Y esta decisión política (aún inadvertida en sus verdaderos alcances, por muchos en nuestra sociedad) es la que inicia el proceso institucional referido.

Acompañamos al Estado cuando en 1986, dictó la Ley 23.348, haciendo obligatorio el dictado de la Educación Vial.

Desde ese año hasta hoy aprendimos una lección enorme (y muy dura): las leyes por si mismas no hacen historia, SI su aplicación.
 
Por eso hoy acompañamos al Estado en su decisión política de APLICARLA.

Hemos acompañado, junto al Sector Privado más conciente del problema y su Responsabilidad Social, a todos los Gobiernos Provinciales y Municipales que así lo quisieron, a través del Programa Escuela Segura.

Acompañamos hoy a la Agencia Nacional de Seguridad Vial, al Ministerio de Educación de la Nación y sus “brazos” ejecutivos: el Portal Educ.Ar y el Canal Encuentro en los programas y acciones, propios y ajenos, que hacen y harán realidad la instrumentación de la decisión política tomada.

Y estaremos acompañando mañana ,  a quien continúe la responsabilidad de construir la parte de la “rueda” que le toque.

Consejo Directivo ISEV
Buenos Aires, 16 de octubre de 2010

Dr. Eduardo Bertotti
Director ISEV

viernes, 19 de noviembre de 2010

La prevención vial en familia, un proyecto de vida

La sabiduría popular, basada en el sentido común, sentenció para siempre que es mejor prevenir que tener que lamentar o algo parecido que es mejor prevenir que curar. Sea como se haya dejado en la mente y boca popular para la tradición, el sentido común y los hechos han indicado e indican que así es.

Tratándose de la siniestralidad vial, y según las frías estadísticas oficiales, hay que resaltar que ella deja diariamente muertos, heridos, intenso dolor y pérdidas sociales y económicas de enormes proporciones.

Sobre las causas aparentes de la siniestralidad vial se observa (vistas al detalle) que se repiten, casi mecánicamente, en los informes de los organismos de control, cuando las consignan en registros oficiales: fallas mecánicas (motor, llantas, frenos, líquido para frenos; embrague, dirección, luces, caja de velocidades, cortos circuitos, refrigeración,  etc.) , "falta de mantenimiento vehicular preventivo"; exceso de velocidad, sobrecupo de pasajeros o de carga; deficiencias en especificaciones técnicas de diseño, construcción y mantenimiento de la infraestructura vial, falta de señalización; deficiencias físicas y psíquicas del conductor (sueño, reacciones retardadas, acciones o reacciones voluntarias agresivas y temperamentales, "rabioso" manejo a la ofensiva), conducción vehicular en estado de alicoramiento“; imprudencia del peatón o del conductor, desconcentración y descuidos del conductor; invasión del carril de sentido contrario, contravenciones a normas y señales de tránsito, comportamiento inadecuado de los pasajeros, mala estiba (acomodación) de la carga, etc.

Muy grave cosa es que las familias, cuyo conjunto conforma la sociedad, paralelamente a su compleja y pesada dinámica de la vida diaria, tengan que cargar irremediable y dolorosamente, con las costosas secuelas del fenómeno indeseado y muchas veces prevenible de la accidentalidad vial.

Según lo ha publicado el Instituto Colombiano de Medicina Legal (1) la accidentalidad vial en Colombia, en el año 2009, produjo 5.796 muertos (20 por ciento de los muertos por acciones violentas); además, estableció que para el período 2000- 2009 se calculó una tasa de 12,1 muertos por cada 100.000 habitantes, que es alta en comparación con los mismos indicadores para América Latina y para el Mundo. Agrega el citado Informe que Independientemente de la cifra registrada tanto en muertos como en lesionados, vale la pena resaltar que la afectación de la vida social que producen estos efectos, bien valdría la pena que fueran ubicados como prioridad en la agenda pública; esto implicaría una reorientación de la política de prevención.

Por su parte, el Fondo de Prevención Vial (2) estableció, en sus estadísticas, que  el costo nacional por accidentalidad vial fue de 3,0 Billones de pesos en el año 2007; y en Boyacá, para el mismo año, alcanzó la importante cifra de 29.318 millones de pesos. Gran parte de estas sumas, en costos de oportunidad, hubieran servido bastante bien a la comunidad en mejoramiento de calidad de vida, si la cultura colectiva de prevención ( en su vivencia diaria)  hubiera evitado o reducido, de manera significativa, la accidentalidad vial.

El investigador Domingo Dueñas (3) en comentario de referencia a la magnitud del problema, de conformidad con las cifras aquí citadas señala:“ es alarmante y quizás es el más grave problema social que está sufriendo el país; se debe tener en cuenta que el registro de accidentes usualmente es incompleto; a manera de ejemplo, el profesor Antonio Valdez en el libro Ingeniería de Tráfico, menciona que en un estudio realizado en California, se encontró que solo se había registrado el 44% de los accidentes, y de los que no habían producido víctimas solamente había datos en el 38% de los casos. Luego por magnitud real el problema es más grave del que se puede deducir con las estadísticas existentes.” 

Lamentablemente, las causas reales de la accidentalidad vial no siempre se establecen, y la rigurosidad técnica o científica de los análisis para tratar de lograrlo se oculta, o lo que es peor se desconoce de manera inexplicable y marcadamente inconveniente para la vida de toda la sociedad. Se pierden, de manera indolente, voluntariosa y poco responsable, muchas de las lecciones que dejan los accidentes de tránsito; y éstos se repiten y se repiten, afectando a más y más actores y familias forzosamente vinculados, que terminan casi siempre asignando, en pleno siglo XXI, tan lamentables sucesos al destino señalado (sino fatal) y a la mala suerte. Legalmente se asigna, de manera inmediata y directa, al conductor de automotores mucha o casi toda la responsabilidad de los siniestros viales porque aparente o realmente la tiene. Pero la responsabilidad ética y social trasciende y en mucho el ámbito personal de quien, ocasional e infortunadamente, incurre en eventos prevenibles de siniestralidad vial. En esto nadie está exento de culpabilidad social pues a la luz de la razón y de la lógica (más que de la letra de los reglamentos) toda acción de prevención de la siniestralidad vial debe promoverse y utilizarse de manera sostenida y muy seria con base en prácticas de rigor técnico y científico pertinentes; no hacerlo prolonga  y magnifica, por omisión gravosa y dudosa intención, la responsabilidad estatal y social al respecto.

Las costosas campañas publicitarias sobre el fenómeno de la seguridad vial, en la realidad, no reflejan con la fuerza requerida el propósito de vincular metódicamente a la población en las prácticas de la prevención, y se toman con menor seriedad e importancia que aquellas referentes a la promoción generalizada de consumos de bienes o servicios, como ocurre con las propagandas sobre el consumo específico de bebidas alcohólicas o de cigarrillos que, de taquito, de manera atropellada y burlesca “en cumplimiento de la ley anuncian que : el consumo excesivo de es perjudicial para la salud“.

 "... las campañas publicitarias para la venta de automóviles y motocicletas sí reflejan que están convirtiendo este tipo de mercancías en uno de los objetivos principales que debe tener “todo ciudadano”; factiblemente, la reciente Feria del Automóvil tuvo más visitantes niños (futuros compradores) que adultos, y en la televisión se “bombardea” incesantemente en horarios infantiles propagandas sobre las “grandes bondades” del automóvil o de la motocicleta y nada se dice sobre educación vial o sobre el uso y ventajas de otros modos de transporte tales como la bicicleta y el caminar“ (4).

Por su parte, la publicidad en aspectos de la seguridad vial que debiera ser muy seria, permanente, gratuita (o a muy bajas tarifas por ser un servicio social de vida o muerte) e intensa por su importancia social siempre vigente, parece ser simplemente teórica, oportunista, sin compromiso social objetivo, marcadamente subjetiva, sin consistencia, de discutible o dudosa pertinencia (al parecer, se orienta más a crear pánico que a sensibilizar a la población sobre comportamientos estructurales para la convivencia, la solidaridad, el respeto, la participación familiar y comunitaria, y la cultura vial); esa publicidad, por todo eso, es ineficiente, y en esas condiciones, cualquiera que sea su tarifa, hace que el Estado incurra, en una oportunidad más, en infinitos e injustificables costos económicos y sociales que, como impuestos que son, debieran apalancar técnica y financieramente proyectos prioritarios y pertinentes de sentida conveniencia social .  

Nadie está blindado en contra de los efectos e impactos de la siniestralidad vial que ronda, de manera tácita y permanente, por todas las calles y carreteras, y que hace parte, casi siempre soslayada, del subconsciente popular.

Problema de envergadura mayor es la carencia casi absoluta de sensibilidad social, o peor de desconocimiento intencionado, sobre la potencialidad creciente en la ocurrencia de accidentes de tránsito y sobre su real importancia, gravedad y trascendencia, en especial, desde el punto de vista de las familias que, de manera intempestiva y abrupta, deben  alterar su modus vivendi porque son implicadas en las consecuencias de esos siniestros eventos.

El logro sostenido y creciente de la Seguridad Vial no depende, como se ha creído, de la fría, simple e impersonal existencia de normas, señales, controles y reglamentos cuyo cumplimiento casi discrecional y laxo ha inducido, con alta frecuencia, a distorsiones, interpretaciones leguleyas, burlas, incumplimiento, sobornos y olímpicos esguinces publicitarios en detrimento, desde luego, de la seriedad de las mismas normas y de la calidad de vida de los ciudadanos.

El asunto es de importancia y gravedad tales que implica, con fuerza mayor, las conductas y comportamiento diarios de todos los actores incidentes en las condiciones del tránsito peatonal y vehicular y de la comunidad entera; para cuyos cambios deseados de actitud colectiva, hay que reconocerlo y denunciarlo, no estamos seriamente preparados ni conscientes.

Las campañas sobre Seguridad Vial debieran buscar afanosamente la reducción continua, permanente y a toda costa de los índices de accidentalidad con la firme intención y trabajo para tratar de reducirlos, deseablemente a CERO, mediante la metodología adecuada de conscientización y sensibilización familiar y comunitaria, y privilegiando el cultivo del sentido común, el respeto, la responsabilidad familiar y social, la racionalidad y, en fin, la CULTURA VIAL (componente importante de cultura general) en todas las actuaciones pertinentes de la población.

Se sabe que el Observatorio Boyacense de Movilidad y Seguridad Vial - SEGVIAL BOYACÁ - está a punto de presentar, (para conocimiento, análisis y demás fines pertinentes) ante los organismos y autoridades competentes, su innovador proyecto Sensibilización familiar de la prevención vial; y se registra que lanzó, con relativo apoyo y  por sus propios medios (página WEB: http://observatoriosegvial.blogspot.com/ - a manera de ensayo y sana provocación)  la campaña permanente: La prevención vial en familia es fuente de salud pública y de vida para todos, incluso para Usted. Estas iniciativas bien intencionadas y viables podrían ser consideradas y apoyadas, por las instancias de competencia y por las comunidades, como estrategia fundamental para inducir a la sociedad entera, y a todas las organizaciones de ésta, a tomar conciencia vial desde la base familiar que es, a juicio de varios estudiosos, irreemplazable; y que puede ser muy eficiente si se toma en serio y como fundamento determinante de CULTURA VIAL sostenida y creciente. En esto, como en tantos otros aspectos, BOYACÁ podría constituirse en Departamento Piloto de Colombia; desde luego, que con la participación amplia, voluntad y esfuerzo de todos, según la capacidad de acción y la responsabilidad social de cada quien.

La Prevención Vial no puede ser de temporada u ocasión, ni reservada a oficio, autoridad específica o estrato poblacional alguno, ni una campaña publicitaria, ni un efervescente eslogan , ni propiedad de alguien porque la afectación de la siniestralidad es generalizada y universal.  La prevención de la accidentalidad vial debe ser una conducta de estructura social, una cultura que hay que incrementar, sostener y cualificar día a día, persona a persona, familia a familia, empresa a empresa, y poder a poder; ésto puede lograrse socializando y sensibilizando intensamente sobre su filosofía, necesidades y compromisos en toda organización social. Comenzando esa estrategia por la familia como célula básica,  puede garantizarse la supervivencia civilizada y autoprotegida de la humanidad y, obviamente, como proyecto de vida con máxima cobertura espacial y demográfica. 

El autor agradece la colaboración calificada y oportuna que recibió de los profesionales Domingo Dueñas Ruiz, Juan Carlos Sánchez  Suárez y de otras personas, en la preparación y publicación de este escrito.          

Todo comentario objetivo sobre este tema será bien recibido y valorado, por el Observatorio SEGVIAL BOYACÁ, para la construcción de conocimiento sobre Seguridad Vial y en la formulación de propuestas viables, innovadoras y pertinentes de Prevención Vial.

HUGO ARIAS CASTELLANOS
Ingeniero en Transportes y Vías

(1) Ver “Forensis 2009: datos para la vida”
(2) Ver datos estadísticos del Fondo de Prevención Vial citados por el ITBOY  en su propuesta de Plan de Seguridad Vial para Boyacá.
(3) DUEÑAS, Domingo. Comentarios sobre el tema” La prevención vial en familia, un proyecto de vida”.
(4) Ibídem 









miércoles, 17 de noviembre de 2010

Día mundial en recuerdo de las víctimas de los accidentes de tránsito

Mensaje del Secretario General de las Naciones Unidas, en el Día mundial en recuerdo de las víctimas de los accidentes de tránsito.
21 de noviembre de 2010


En el Día mundial en recuerdo de las víctimas de los accidentes de tránsito lamentamos la muerte de los 1,3 millones de personas que se calcula pierden la vida en las calles y carreteras del mundo todos los años y renovamos nuestra determinación de evitar que ocurran nuevas muertes.
Muchas tragedias pueden prevenirse aplicando un conjunto de medidas simples, de demostrada eficacia, que benefician no solo a las personas y familias sino a la sociedad en general.
Cada vez hay un mayor reconocimiento del apremiante problema que presentan las muertes y lesiones causadas por accidentes de tránsito para el desarrollo y la salud pública. Esta mayor conciencia ha impulsado a los gobiernos y sus asociados a dar una respuesta más rápida. Este año, la Asamblea General de las Naciones Unidas proclamó el primer “Decenio de Acción para la Seguridad Vial” de la historia, que ofrece la oportunidad de adoptar medidas a nivel mundial.
Hago un llamamiento a los Estados Miembros, los organismos internacionales, las organizaciones de la sociedad civil y los líderes empresariales y comunitarios para que aseguren que el Decenio conduzca al logro de mejoras reales. Como paso en esa dirección, los gobiernos deberían publicar sus planes nacionales para el Decenio, cuando este se inicie en todo el mundo, el 11 de mayo de 2011.
El Grupo de colaboración de las Naciones Unidas para la seguridad vial pronto publicará su plan mundial para el Decenio, en el que se exhorta a la adopción de medidas para mejorar la seguridad de las carreteras y los vehículos, el comportamiento de los conductores y peatones y los servicios de emergencia.
Por mi parte, he publicado una directiva para todo el personal de las Naciones Unidas en la que ordeno a los conductores de vehículos de la Organización que cumplan con ciertas medidas de seguridad vial, entre ellas, que se utilicen cinturones de seguridad, respeten los límites de velocidad, se abstengan de utilizar teléfonos celulares y eviten otras distracciones.
Si todos adoptamos estas y otras medidas sencillas, podemos lograr que la observación de este Día tenga verdadero sentido, honrando así la memoria de las víctimas de la mejor manera posible, es decir, con conductas orientadas a salvar las vidas de los demás.

Ban Ki-moon
UN Secretary-General.

Fuente: este mensaje fue enviado a SEGVIAL BOYACÁ por el Dr. Eduardo Bertotti, Director del Instituto de Seguridad Vial - ISEV. 

domingo, 14 de noviembre de 2010

"¿Qué nos pone nerviosos al conducir?"

"Durante estos días han dado la vuelta al mundo mediático las conclusiones de un estudio realizado conjuntamente por Attitudes y la UAB, a partir de las cuales se han elaborado dos titulares:
El 22 por 100 de los conductores españoles sufren ansiedad al conducir
El 51% de los conductores, casi 13 millones, preferiría no coger el coche
Todo esto nos remite a algo que hemos tratado ya en alguna ocasión: la amaxofobia como trastorno que hace que hasta un 4% de los conductores de nuestro país dejen el vehículo de lado porque sienten miedo a conducir. Sin llegar a esos extremos, sin embargo, uno de cada cinco vehículos está conducido por alguien que experimenta ansiedad cuando está al volante, lo que sin duda se trata de un problema grave para la seguridad vial de todos.
Abundando en los resultados del estudio, sabemos que sufren más las mujeres que los hombres, y que cuanto mayor es la experiencia al volante menor es el temor a la circulación. Pero, ¿cuáles son las causas de este problema tan común? ¿Qué nos pone nerviosos al conducir?
El ritmo de vida puede constituir un factor que incremente la ansiedad al volante. Si vamos todo el día escopeteados de aquí para allá, una de dos: o sabemos aparcar los problemas cuando nos sentamos en el vehículo, o traspasaremos nuestros nervios a la circulación, lo que nos puede llevar a un quebradero de cabeza mayor si acabamos el día chocando contra algo o contra alguien. Sin embargo, no es ese el problema fundamental de quienes se enfrentan a la lucha contra el automóvil.
El temor a la sanción es un comentario que se lee a menudo en los opinaderos de la red. Sin embargo, suena casi a disparate que alguien tenga verdadero temor a coger el coche porque es incapaz de observar unas mínimas normas de comportamiento. Es más, si eso es así, casi es recomendable que efectivamente la persona que sienta temor por ser reprendida deje el coche de lado o bien lo emplee en circuitos cerrados, donde pueda hacer lo que verdaderamente le venga en gana.
Precisamente la actitud peligrosa de otros conductores es uno de los principales motivos de que nos pongamos nerviosos al volante, y es lógico. Por mucho que controlemos nuestro vehículo, nunca tenemos el 100% de certeza sobre lo que hará el otro. Solemos apelar al principio de confianza, ese por el cual tenemos derecho a confiar en que los demás respetarán las normas y, por ejemplo, no se nos tirarán encima del coche cuando pasamos. Pero cuando ese principio se ve traicionado por las muchas imprudencias que se ven cometer a diario (y no digamos ya si las hemos sufrido en propias carnes) el principio de confianza cae, dando paso al temor.
Todo esto explica en parte por qué aumenta la ansiedad al conducir por ciudad y en situaciones de tráfico denso, donde la actividad de todos los usuarios de la vía es mayor y más acelerada. En cualquier caso, ante el peligro de dejarlo todo al principio de confianza está la conducción preventiva, esa que parte de la posibilidad de que el otro se equivoque, y que se fundamenta en nuestras capacidades de observación y anticipación y en el dominio que tenemos sobre el espacio que rodea a nuestro vehículo.
Con todo, hemos dado por hecho que teníamos pleno control de nuestro vehículo, y no siempre es así. Una formación adecuada debe dar al conductor los recursos necesarios para que comprenda qué es un vehículo y por qué se comporta como lo hace, pero no todo el mundo sigue un proceso formativo adecuado, así que el miedo a la pérdida de control del vehículo también es un factor que nos hace sentir inseguros de nuestras propias capacidades y, por tanto, temerosos. Esta es la parte de miedo a la conducción que con la experiencia va remitiendo, siempre que no hayamos tenido ningún susto grave que haya minado nuestro principio de confianza en los demás y en nosotros mismos.
Un ejemplo de este temor sería el miedo a conducir bajo condiciones meteorológicas adversas, aunque razonables. Supongo que está claro que cuando hay un temporal de primer orden lo mejor es estarse quietecito en casa a no ser que queramos aparecer en los informativos de ese día. Pero, sin llegar a esos extremos, son muchos los conductores que sienten pánico a la lluvia porque, en el fondo, se sienten pánico a sí mismos como conductores.
Y esa inseguridad que sienten puede verse agravada al viajar con según qué acompañantes. En algunas ocasiones hemos hablado del papel que tiene el copiloto en esto de la seguridad vial, y ese es, de hecho, un factor más que nos pone nerviosos cuando estamos al volante. Porque por buenas que sean las intenciones del que va sentado al lado del conductor, no hay ayuda más desafortunada que aquella que se convierte en un estorbo.
Son estos los ejemplos más habituales de las situaciones que nos causan miedo a la hora de sentarnos al volante. Por mi parte, he de decir que a veces me da cierto yuyu que me aporreen el coche por detrás cuando se le cala el motor a un alumno, quizá porque ya me ha pasado alguna vez.
Y vosotros, ¿le tenéis temor a algo? ¿Qué os pone nerviosos al conducir?"
Fuente: texto tomado textualmente de la rvista española Circula Seguro (7 de Noviembre de 2010)

Campaña del observatorio SEGVIAL BOYACÁ:
¡La prevención vial, en familia, es fuente de salud pública y de vida para todos, incluso para usted!

viernes, 12 de noviembre de 2010

"El precio del progreso"

"Cristobal Colón, en su intento de llegar a las Indias, topó con América accidentalmente. Su viaje pretendía abrir una nueva ruta comercial que era muy muy lenta, y consiguió llegar a América en poco más de dos meses. Hoy día se tardan unas horas en hacer ese trayecto, es el progreso.
Lo que hace unos años requería meses, semanas o días, ahora está resuelto en cuestión de horas, o de minutos… como volar de Madrid a Jerez de la Frontera, el vuelo no tarda ni una hora en llegar. Vivimos en el Siglo XXI, y la velocidad está presente en muchos aspectos de la vida moderna.
Se nos ha venido a llamar “la sociedad de la prisa”. En relación a este comentario, me quedo con unas palabras de Manuel Reyes Maté (profesor del CSIC y del Instituto de Filosofía de la UAM) con motivo del VII Foro Nacional contra la Violencia Vial. Dijo que las víctimas de tráfico tienen en su contra el prestigio del progreso.
De acuerdo, el progreso trae consigo una serie de riesgos. Podemos volar en avión a mucha velocidad, pero podemos estrellarnos. Un barco puede naufragar. Un tren puede descarrilar. Un automóvil puede accidentarse también. El único desplazamiento sin riesgo es el que no tiene lugar, es la única forma de asegurarse.
El señor Reyes Maté comentó que se ve a las víctimas como un precio más por el progreso, por eso se minimizan hablando de “accidentes de tráfico”, y despreciando su número respecto a los que mueren en atentados terroristas, catástrofes naturales, conflictos bélicos… hasta víctimas de vuelos o naufragios.
Podemos tomar medidas que reduzcan mucho los riesgos para retrocede en el progreso, pero cimentando la seguridad hasta extremos muy poco concebibles. ¿Cómo podemos pensar en la siniestralidad cero? No podemos asegurarla ni informatizando el 100% de la tarea de conducir, por eso los objetivos de “cero muertes” son ideales, no reales.
¿Qué pasaría si limitamos el tráfico rodado a 40 km/h, suprimimos los aviones, dejamos los trenes a 60 km/h y prohibimos las motocicletas y bicicletas? A buen seguro las víctimas del transporte descenderían exponencialmente, llegando a niveles casi residuales… ¿pero tal cosa nos interesa?
Nuestro estilo de vida actual tiene mucho que ver con la velocidad. Podemos hablar de las telecomunicaciones, el transporte, el desarrollo… cuanto más rápido vamos, más rápido queremos ir. Si no fuese por los límites que impone la física, ni eso sería un problema. Hasta la velocidad de la luz se consideraría lenta algún día.
Más de uno habrá oído hablar de la “Locomotive Act”, que data de 1865, limitando la velocidad por carretera a 6 km/h, y en zonas urbanas a 3 km/h. Acabó siendo demasiado decimonónico incluso para el Siglo XIX... hasta los caballos de los romanos iban más deprisa, y eso fue 1.000 años antes. Iba contra el progreso.
Esta tarde he tenido una interesante discusión con un periodista acerca de la idoneidad de los límites de velocidad. Podemos elevarlos, pero no a cambio de nada, habría que “asumir” un coste en vidas humanas, no solo en emisiones contaminantes o desgaste mecánico. ¿Y qué rango de velocidades es el adecuado?
Es una pregunta que tiene miga. ¿Por qué 120-130 km/h y no 80 km/h? Así habría menos accidentes, ¿no? ¿Y por qué no 150 km/h? ¿Tanto subirían los accidentes? ¿Y por qué no 200 km/h? Al final, se trata de encontrar un balance entre progreso, coste humano, coste ambiental… no es una cuestión nada fácil y es muy compleja.
Las víctimas colaterales siempre van a existir mientras haya transporte, pero ha de trabajarse en su minimización en lo humana y técnicamente posible. Si el progreso permitiese más velocidad sin consecuencias negativas… sí, todo iría más rápido. Por ejemplo, la alta velocidad en Internet no hace daño a nadie…
La sociedad se conciencia progresivamente de la necesidad de prestar atención a las víctimas de tráfico, que como otro tipo de víctimas, no tienen esa condición por gusto o deseo propio. Es una catástrofe que se estrelle un avión… y que el mismo número de personas se mate en coche, solo cambia la “velocidad de mortalidad”.
Eduardo Coba, que trabaja en el Ministerio de Educación, también ha apuntado que la educación ha de sostenerse en valores morales, como algo fundamental. La cortesía, el respeto a los demás… deben ser parte de la conducción como algo ineludible, dejando de ser algo accesorio o deseable.
Educar es la mejor manera de conseguir conductores responsables y seguros, pero es una forma de actuación a largo plazo y requiere tiempo para que se noten sus efectos. Cuanto mejor sea la educación de un conductor, más seguras, apacibles y agradables serán las carreteras. En este sentido creo que todos estamos de acuerdo. La técnica no puede hacerlo todo.
¿Qué nivel de víctimas estamos dispuestos a soportar en pro del progreso? ¿Hasta qué punto podemos luchar contra la cultura de la inmediatez, la impaciencia y la prisa? ¿Alguien sacrificaría a una persona querida por mantener esta cultura? Si la respuesta es no, ¿por qué entonces sacrificar a otras personas? Es una cuestión delicada…"

Fuente: Artículo tomado textualmente de la Revista española Circula Seguro del 11 de noviembre de 2010

miércoles, 10 de noviembre de 2010

Carta de la Ingeniería Colombiana al Presidente J.M.Santos

P. No.
Bogotá, D. C. 3 de noviembre de 2010
Señor Doctor
JUAN MANUEL SANTOS CALDERÓN
Presidente de la República
CASA DE NARIÑO
Ciudad.-
Respetado Señor Presidente:
Estamentos académicos, privados y públicos han mostrado la evidencia de que la pobreza y precariedad de la Infraestructura de Transporte colombiana ha limitado su competitividad y su crecimiento, factores que harán imposible o convertirán en utópica la meta de la prosperidad democrática.
Venimos por restricciones de inversión en infraestructura de un apagón eléctrico en el año 1991, que atrasó por años el sector hasta que se dio el viraje, que hoy hace que Colombia no experimente crisis eléctricas como las que vivió en la década de los 70 y en los 80, y además sea proveedor de energía para otros países.
En cambio, las políticas públicas y privadas de sucesivos Planes de Desarrollo, no han hecho conciencia de un elemento tan crucial en la transformación económica, política y social del país, como es el renglón de la Infraestructura de Transporte.
En el periodo comprendido entre 1993 y 2008, según datos documentados por el Departamento Nacional de Planeación, Colombia no ha invertido en el área de Infraestructura de Transporte más que la deplorable cifra del 0,6% del PIB por año, cifra que incluye la inversión pública y privada, además, es importante mencionar que históricamente la inversión en el sector de la Infraestructura de Transporte ha sido victima de innumerables ajustes fiscales que han afectado adversamente el desarrollo del País.
A partir de 2008, se está presentando una reacción mínima de incremento de estas partidas, pero en los años 2009 y 2010 lo ha hecho fundamentalmente en concesiones con financiamiento basado en buena proporción en vigencias futuras y con una claramente deficiente estructuración de proyectos previa a su contratación.
El Gobierno precedente, que rigió los destinos del país entre el 2002 y el 2010, contrató en el último trimestre cuatro proyectos de doble calzada por un valor del orden de doce billones de pesos, que si bien constituyen una cifra significativa para los próximos cuatro años, no garantizan un avance exento de grandes controversias contractuales y de costo, que alterarán el devenir de proyectos que requieren de una total reingeniería.
Por otra parte, el nuevo Gobierno ha tenido que asumir todas las responsabilidades de un nuevo Estado, incluyendo deudas derivadas de cuarenta años precedentes de conflicto, además de las deudas sociales como las de la salud y la vivienda.
Sin embargo, el Plan de Desarrollo 2010 – 2014, que ya se está gestionando en los organismos del Estado, consagra cinco "locomotoras para el crecimiento sostenible", a saber:
Vivienda
1. Sector Minero Energético
2. Infraestructura de Transporte y Comunicaciones
3. Sector Agropecuario
4. Nuevos Sectores Basados en la Innovación.
Cabe resaltar que la Locomotora de la Infraestructura de Transporte y Comunicaciones, junto con la de los Nuevos Sectores Basados en la Innovación, son funciones transversales, indispensables para la integración nacional y el crecimiento económico y sostenible, ejes estratégicos del Plan de Desarrollo y que por lo tanto, requieren de un vuelco en el criterio de asignación de recursos públicos.
Llama la atención que las cifras de inversión consideradas en el presupuesto del primer año del Plan de Desarrollo (2011) (de 4.9 billones de pesos, que equivalen al 1% del PIB) en el marco del Plan Maestro de Transporte 2010 – 2032, no muestran para el Sector de la Infraestructura de Transporte montos indicativos de un propósito de integrar un plan de características estructurantes y de salto al futuro para la Nación, como las realidades económicas, sociales y políticas lo requieren, sino cifras que constituyen una proyección incrementada en forma no significativa de las precedentes en planes de los Gobiernos anteriores.
En este sentido, se anota que parte de las partidas requeridas para este propósito trascendental deberían estar constituidas, en parte, por aportes de regalías regionales, que encontrarían en el Plan de Desarrollo, la participación que requieren sus necesidades y que se contribuiría así a su integración con todo el país.
De esta forma, nuestra propuesta: "Plan de Integración y de Modernización de la Infraestructura de Transporte Nacional", podrá contar con recursos, no solo del presupuesto nacional, sino también de regalías regionales. Del mismo modo, es necesario establecer partidas extraordinarias, aportadas por el Gobierno Nacional, que se generarían a través de la venta de acciones de activos nacionales, tales como ECOPETROL. Finalmente, es indispensable promover la inversión de recursos de origen privado y público-privado. Estas fuentes de financiación permitirán el desarrollo económico y social de Colombia, como lo han hecho Chile y Brasil.
Es crucial que aprendamos de las experiencias de estos países, que también están en etapa de desarrollo, pero que han logrado no solo una gestión operativa, sino una gestión de financiamiento más eficiente, transparente y exitosa.
Nos enfrentamos en este momento con una tarea que aún no figura en las agendas de los partidos políticos, ni de los organismos gubernamentales, a pesar de que el análisis académico y técnico, sobre los Planes de Desarrollo de los últimos cuarenta años, muestra que este propósito nacional es indispensable para dar un salto en la integración y modernización de la Infraestructura de Transporte, y de esta forma mejorar
significativamente nuestros estándares de competitividad, crecimiento económico, igualdad y empleo.
La Sociedad Colombiana de Ingenieros propone al Gobierno realizar una reformulación del Plan de Desarrollo de la Infraestructura de Transporte Nacional, incrementando los recursos de inversión, llegando al 2% del PIB, este importante aumento permitirá desarrollar obras de carácter nacional y regional, integrando los intereses de todos los colombianos.
Por las razones precedentes y las indicaciones objetivas que muestran los recientes índices económicos y sociales del país, en comparación con países de similar grado de desarrollo en el continente, estimamos que un cambio radical en el grado de inversión y en la forma de gestión en el sector de Infraestructura de Transporte no puede posponerse, y que por lo tanto, es necesario gestionar con los organismos financieros y de planeación del Estado, ante el Congreso de la República, esta nueva propuesta, que conduzca a un efectivo logro de la visión de prosperidad e integración nacional.
Señor Presidente, la ejecución de este ambicioso Plan marcará un hito en el desarrollo de Colombia, partiendo nuestra historia en dos y llevándonos a nuevos niveles de desarrollo, competitividad y prosperidad.
Con sentimientos de consideración y aprecio, nos suscribimos con toda atención,
SOCIEDAD COLOMBIANA DE INGENIEROS
DANIEL FLOREZ PÉREZ
Presidente

lunes, 1 de noviembre de 2010

PROFESIONALES CREATIVOS Y VOLUNTARIOS


Fuente: Archivo del Observatorio SEGVIAL BOYACÁ (Oct. /2010)
TUNJA - intersección Calle 19 con Carrera 10
 En el OBSERVATORIO SEGVIAL BOYACÁ, necesitamos  profesionales creativos y voluntarios para que colaboren (inicialmente "Ad honorem") - en cualquiera de las fases - caracterización, diseño, divulgación, socialización y ejecución de actividades y proyectos específicos - para apoyar la optimización de la movilidad vehicular y peatonal, y para mejorar, de manera sostenida, la seguridad vial en el uso de la infraestructura vial en Boyacá.

No olvidemos que "Primero hay que sembrar para luego recoger". 

Trabajamos en la modalidad de proyectos específicos, ON LINE o directamente en persona.   

Los interesados pueden comunicarse al correo electrónico: observamoslaseguridadvial@gmail.com

¡La prevención vial EN FAMILIA es fuente de salud pública y de vida para todos, incluso para Usted !
Bienvenidos a este apasionante trabajo social.

Saludo atento,

La Dirección del OBSERVATORIO SEGVIAL BOYACÁ