P. No.
Bogotá, D. C. 3 de noviembre de 2010
Señor Doctor
JUAN MANUEL SANTOS CALDERÓN
Presidente de la República
CASA DE NARIÑO
Ciudad.-
Respetado Señor Presidente:
Estamentos académicos, privados y públicos han mostrado la evidencia de que la pobreza y precariedad de la Infraestructura de Transporte colombiana ha limitado su competitividad y su crecimiento, factores que harán imposible o convertirán en utópica la meta de la prosperidad democrática.
Venimos por restricciones de inversión en infraestructura de un apagón eléctrico en el año 1991, que atrasó por años el sector hasta que se dio el viraje, que hoy hace que Colombia no experimente crisis eléctricas como las que vivió en la década de los 70 y en los 80, y además sea proveedor de energía para otros países.
En cambio, las políticas públicas y privadas de sucesivos Planes de Desarrollo, no han hecho conciencia de un elemento tan crucial en la transformación económica, política y social del país, como es el renglón de la Infraestructura de Transporte.
En el periodo comprendido entre 1993 y 2008, según datos documentados por el Departamento Nacional de Planeación, Colombia no ha invertido en el área de Infraestructura de Transporte más que la deplorable cifra del 0,6% del PIB por año, cifra que incluye la inversión pública y privada, además, es importante mencionar que históricamente la inversión en el sector de la Infraestructura de Transporte ha sido victima de innumerables ajustes fiscales que han afectado adversamente el desarrollo del País.
A partir de 2008, se está presentando una reacción mínima de incremento de estas partidas, pero en los años 2009 y 2010 lo ha hecho fundamentalmente en concesiones con financiamiento basado en buena proporción en vigencias futuras y con una claramente deficiente estructuración de proyectos previa a su contratación.
El Gobierno precedente, que rigió los destinos del país entre el 2002 y el 2010, contrató en el último trimestre cuatro proyectos de doble calzada por un valor del orden de doce billones de pesos, que si bien constituyen una cifra significativa para los próximos cuatro años, no garantizan un avance exento de grandes controversias contractuales y de costo, que alterarán el devenir de proyectos que requieren de una total reingeniería.
Por otra parte, el nuevo Gobierno ha tenido que asumir todas las responsabilidades de un nuevo Estado, incluyendo deudas derivadas de cuarenta años precedentes de conflicto, además de las deudas sociales como las de la salud y la vivienda.
Sin embargo, el Plan de Desarrollo 2010 – 2014, que ya se está gestionando en los organismos del Estado, consagra cinco "locomotoras para el crecimiento sostenible", a saber:
Vivienda
1. Sector Minero Energético
2. Infraestructura de Transporte y Comunicaciones
3. Sector Agropecuario
4. Nuevos Sectores Basados en la Innovación.
Cabe resaltar que la Locomotora de la Infraestructura de Transporte y Comunicaciones, junto con la de los Nuevos Sectores Basados en la Innovación, son funciones transversales, indispensables para la integración nacional y el crecimiento económico y sostenible, ejes estratégicos del Plan de Desarrollo y que por lo tanto, requieren de un vuelco en el criterio de asignación de recursos públicos.
Llama la atención que las cifras de inversión consideradas en el presupuesto del primer año del Plan de Desarrollo (2011) (de 4.9 billones de pesos, que equivalen al 1% del PIB) en el marco del Plan Maestro de Transporte 2010 – 2032, no muestran para el Sector de la Infraestructura de Transporte montos indicativos de un propósito de integrar un plan de características estructurantes y de salto al futuro para la Nación, como las realidades económicas, sociales y políticas lo requieren, sino cifras que constituyen una proyección incrementada en forma no significativa de las precedentes en planes de los Gobiernos anteriores.
En este sentido, se anota que parte de las partidas requeridas para este propósito trascendental deberían estar constituidas, en parte, por aportes de regalías regionales, que encontrarían en el Plan de Desarrollo, la participación que requieren sus necesidades y que se contribuiría así a su integración con todo el país.
De esta forma, nuestra propuesta: "Plan de Integración y de Modernización de la Infraestructura de Transporte Nacional", podrá contar con recursos, no solo del presupuesto nacional, sino también de regalías regionales. Del mismo modo, es necesario establecer partidas extraordinarias, aportadas por el Gobierno Nacional, que se generarían a través de la venta de acciones de activos nacionales, tales como ECOPETROL. Finalmente, es indispensable promover la inversión de recursos de origen privado y público-privado. Estas fuentes de financiación permitirán el desarrollo económico y social de Colombia, como lo han hecho Chile y Brasil.
Es crucial que aprendamos de las experiencias de estos países, que también están en etapa de desarrollo, pero que han logrado no solo una gestión operativa, sino una gestión de financiamiento más eficiente, transparente y exitosa.
Nos enfrentamos en este momento con una tarea que aún no figura en las agendas de los partidos políticos, ni de los organismos gubernamentales, a pesar de que el análisis académico y técnico, sobre los Planes de Desarrollo de los últimos cuarenta años, muestra que este propósito nacional es indispensable para dar un salto en la integración y modernización de la Infraestructura de Transporte, y de esta forma mejorar
significativamente nuestros estándares de competitividad, crecimiento económico, igualdad y empleo.
La Sociedad Colombiana de Ingenieros propone al Gobierno realizar una reformulación del Plan de Desarrollo de la Infraestructura de Transporte Nacional, incrementando los recursos de inversión, llegando al 2% del PIB, este importante aumento permitirá desarrollar obras de carácter nacional y regional, integrando los intereses de todos los colombianos.
Por las razones precedentes y las indicaciones objetivas que muestran los recientes índices económicos y sociales del país, en comparación con países de similar grado de desarrollo en el continente, estimamos que un cambio radical en el grado de inversión y en la forma de gestión en el sector de Infraestructura de Transporte no puede posponerse, y que por lo tanto, es necesario gestionar con los organismos financieros y de planeación del Estado, ante el Congreso de la República, esta nueva propuesta, que conduzca a un efectivo logro de la visión de prosperidad e integración nacional.
Señor Presidente, la ejecución de este ambicioso Plan marcará un hito en el desarrollo de Colombia, partiendo nuestra historia en dos y llevándonos a nuevos niveles de desarrollo, competitividad y prosperidad.
Con sentimientos de consideración y aprecio, nos suscribimos con toda atención,
SOCIEDAD COLOMBIANA DE INGENIEROS
DANIEL FLOREZ PÉREZ
Presidente
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