miércoles, 19 de octubre de 2011

SOBRE UNA POLÍTICA PÚBLICA DE SEGURIDAD VIAL PARA BOYACÁ

Hugo Arias Castellanos*


El Departamento de Boyacá ha empezado a vivir la etapa de ejecución de la Política Pública de Seguridad Vial, establecida por la Asamblea Departamental mediante la Ordenanza 025 de 2010 (septiembre 14). 
El Comité Departamental de Seguridad Vial - establecido por la misma disposición- y el Instituto de Tránsito de Boyacá son los responsables máximos del buen suceso de esa Política Pública -traducida en el Plan Departamental de Seguridad Vial 2010-2016- por ser la accidentalidad vial un grave problema de SALUD PÚBLICA.    

"Una Política Pública o Política de Estado prescinde de las ideologías partidistas  y las trasciende para comprometer sostenidamente a toda la sociedad, independientemente de quién gobierne; por eso es que trasciende en el tiempo. La Política Pública o de Estado difiere, entonces  sustancialmente, de la Política de Gobierno pues ésta es o no aplicada por el partido político en el poder. Es  o no es parte de su programa de gobierno. No trasciende." (Ver más en documentos del Instituto de Seguridad Vial ISEV, de Argentina).

 Sobre el tema de Seguridad Vial el mundo entero y, en especial, el mundo desarrollado ha profundizado de manera amplia, útil y ostensible, dado que la accidentalidad vial es una real y creciente pandemia mundial. Todos los días y en todos los países mueren personas por accidentes de tránsito.

Se ha definido la movilidad vehicular y peatonal como un fenómeno  social, histórico, económico y jurídico, en el que se encuentra inmersa toda la sociedad, y que considerado como circulación o desplazamiento de personas es un fenómeno unido a la existencia del hombre. (Ver documentos de la Dirección General de Tráfico de España en http://www.dgt.es/portal/es/). Hay que establecer hoy, con qué calidad y niveles de seguridad se realiza, en ese nuestro medio, ese fenómeno tan vital.       


Debido al crecimiento demográfico y a las dinámicas peculiares del necesario crecimiento económico, que conllevan el aumento (prácticamente incontrolable y más en nuestro medio) de los índices de motorización,  se incrementan la frecuencia, gravedad y costos económicos y sociales del fenómeno de la accidentalidad sobre las vías públicas. Al respecto, podemos especular con que algún día se podría alcanzar un límite (tal vez determinado más por el caos que por la racionalidad) que fuerce cambios contundentes en las tendencias de tenencia particular de vehículos y de su uso indiscriminado y tantas veces irresponsable. Los accidentes de tránsito seguirán ocurriendo y aumentando, indeseada pero muy probablemente, también con los comportamientos negativos del número creciente de conductores, con las obsoletas especificaciones y fallas constructivas de la infraestructura vial en nuestra difícil topografía de montaña y en todas las demás, o con las modernas especificaciones viales con aumentos de velocidades de diseño y operacionales sumadas a las muy frecuentes deficiencias en el estado real de muchos vehículos del parque automotor, calificadas en los sucesos siniestros como “fallas mecánicas” en la hermenéutica técnico - jurídica. Ese es el costo de las irresponsabilidades de varios actores del tránsito  por una parte y por la otra es el costo del progreso tecnológico al cual no es posible escapar pero que cada vez es más imperioso controlar y prevenir sus riesgos. Al respecto, el escritor y analista español Reyes Maté comentó (en la Revista Circula Seguro de 20 de noviembre de 2010) “que se ve a las víctimas como un precio más por el progreso, por eso se minimizan hablando de “accidentes de tráfico”, y despreciando su número respecto a los que mueren en atentados terroristas, catástrofes naturales, conflictos bélicos… hasta víctimas de vuelos o naufragios.
Podemos tomar medidas que reduzcan mucho los riesgos para retroceder en el progreso, pero cimentando la seguridad hasta extremos muy poco concebibles. ¿Cómo podemos pensar en la siniestralidad cero? No podemos asegurarla ni informatizando el 100% de la tarea de conducir, por eso los objetivos de “cero muertes” son ideales, no reales.”
 Señala nuestro analista, el Ing. Carlos Yezid Morales que “La accidentalidad en las calles y carreteras de Boyacá ha aumentado significativamente en el último lustro. En promedio, cada dos días una persona fallece en accidentes de tránsito, según la seccional del Centro de Investigaciones Criminológicas de la Policía. Y la tasa de accidentalidad va en incremento año a año. No cabe duda que frecuentemente deja muertos, heridos, intenso dolor y pérdidas sociales y económicas de enormes proporciones.
Su causalidad es muy variada, a manera de ejemplo pueden citarse las siguientes:
 Comportamiento inadecuado por parte de conductores y/o peatones.
 Deficiencias en el diseño, construcción y/o mantenimiento de la infraestructura vial.
 Fallas mecánicas por problemas en motor, llantas, frenos, embrague, dirección, luces, caja de velocidades, cortos circuitos, refrigeración, originada usualmente en falta de mantenimiento vehicular preventivo.
 Inadecuadas condiciones físicas y psíquicas del conductor: sueño, reacciones retardadas, acciones o reacciones voluntarias agresivas y temperamentales, "rabioso" manejo a la ofensiva, desconcentración y descuidos.
 Señalización vial: inexistente, inadecuada o insuficiente.
 Sobrecupo, bien sea, de pasajeros o de carga; Inadecuada acomodación de la carga.

No obstante lo anterior, dentro de las principales causas detectadas y documentadas merece especial mención el irrespeto a las normas y dispositivos de control de tránsito, el adelantamiento en curvas y zonas prohibidas, el conducir en estado de embriaguez, la imprudencia, el exceder los límites de velocidad establecidos y el no uso de dispositivos reflectivos durante la noche. La modalidad más frecuente es el accidente de tránsito con peatones involucrados, que cobró la vida de 38 personas en el 2008. "En la mayoría de los accidentes se puede apreciar la falta de cultura y conciencia ciudadana", según afirmación del Mayor de la Policía Nacional Hernán Alfonso Ramírez. La población más afectada, de acuerdo al tipo de actividad, son los estudiantes que ocupan el primer lugar con una participación del 25 por ciento, en edades comprendidas entre los 5 y los 17 años. Puede intuirse, por tanto, que en el medio boyacense, los accidentes de tránsito son la primera causa de muerte entre adolescentes y adultos jóvenes."

*Director de SEGVIAL BOYACÁ

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