martes, 17 de julio de 2012

Cómo adelantar bien*


Adelantar bien


LA MANIOBRA DE ADELANTAMIENTO REQUIERE OBSERVAR Y CALCULAR ANTES DE ACTUAR
JULIO 2012
Un adelantamiento en carretera con doble sentido debe ser breve y realizarse en poco espacio. La elección del momento idóneo depende de la anticipación del conductor para planificar una maniobra sencilla pero que implica circular en sentido contrario muchos metros.
El adelantamiento –sobrepasar a otro vehículo que circula delante– es una maniobra fácil en sí misma. Siempre y cuando esté bien planificada. Porque, mal ejecutada, puede ser la más peligrosa, especialmente en las vías en donde es necesario invadir el carril contrario, con el consiguiente riesgo de una colisión frontal. De hecho, 87 personas fallecieron durante 2010 en adelantamientos en carretera, el 5% del total. Sumando zonas urbanas y carretera, ese año se produjeron 97 muertos y 343 heridos graves en maniobras de adelantamiento. Así, la experiencia, la observación y la paciencia del conductor son decisivos en una maniobra que exige mucho tiempo antes de tomar la decisión y muy poco después. En efecto, un adelantamiento requiere de algunos cálculos previos. “No se puede empezar a pensar durante el adelantamiento. Piénsatelo antes, mira, analiza”, explica Antonio Sánchez, jefe de la sección de Formación de la DGT. Los expertos siguen recomendando la vieja máxima de “si vas a adelantar con miedo, dudas o inseguridad, mejor no lo hagas”.
Pero también aconsejan: “Si has tomado la decisión, adelanta: a la velocidad que circulas todo puede cambiar en pocos segundos”. La observación antes de una maniobra marca la diferencia entre seguridad y peligro. Observar nuestra velocidad y posición, las del resto de vehículos, nuestra capacidad de aceleración y las condiciones de la vía (¿hay visibilidad?, ¿viento?, ¿lluvia?, ¿tiene pendiente?). También la señalización –una línea continua, por ejemplo– suele dar pistas de que no existe visibilidad suficiente por una curva cerrada, un cambio de rasante o un cruce, tramos donde adelantar es una maniobra suicida. Acto seguido, el intermitente debe empezar a parpadear por nuestra izquierda, para que los demás sepan nuestras intenciones y tengan oportunidad de colaborar. Otra de las reglas de oro del adelantamiento es jamás disminuir la distancia de seguridad, ya que a más separación hay más visibilidad y espacio para acelerar a fondo. Y ese ‘pisotón’ al acelerador para adelantar siempre debe darse dentro del propio carril. Si fuera preciso, incluso bajando las marchas necesarias.
Los formadores de conductores aseguran que el momento crítico llega cuando se decide adelantar. Y recomiendan hacerlo a la máxima velocidad posible para rodar en sentido contrario durante el mínimo tiempo necesario. Es por esto que, en carreteras convencionales, la norma permite a turismos y motocicletas superar el límite de velocidad en 20 kilómetros por hora para adelantar a quienes circulan por debajo de la velocidad genérica de la vía. En cualquier caso, la anticipación es esencial: antes de irse a la izquierda, el conductor que adelanta ya debe saber dónde y cuándo podrá volver a la derecha. “Hay que anticiparse y prever. Debemos pensar con antelación en qué lugar vamos a iniciar la maniobra Y más importante aún que dónde la empezamos es dónde la vamos a terminar. Bien planificada, no tiene riesgo”, afirma Antonio Sánchez. De esta forma, un ejemplo de adelantamiento mal planificado es acabar esta maniobra pisando la línea continua, a partir de la cual hay más probabilidades de colisión si se presenta otro vehículo. No obstante, abandonar la maniobra a tiempo si surge el más mínimo riesgo siempre es una posibilidad, contemplada además por la norma. Naturalmente, todo se complica cuando el conductor ha bebido alcohol, cuando existe poca visibilidad o mal tiempo. De día hay referencias y podemos apreciar el tramo de carretera que nos separa de un vehículo que se aproxima de frente. De noche, en cambio, es mucho más difícil saber a qué velocidad se aproxima ese vehículo, del que solo vemos las luces. Un ejemplo para hacernos una idea de lo rápido que se acercan dos coches que marchan en sentido contrario: si ambos vehículos circulan a 100 kilómetros por hora, cada segundo que pasa la distancia entre ellos se acorta casi 60 metros.

Fuente: Revista Tráfico y Seguridad Vial

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