"Cuatro horas después de haber ingerido licor, el nivel de alcohol etílico disminuye y cualquier prueba que se haga no indica el estado de ebriedad en el momento del accidente.
(Nelson Díaz / VANGUARDIA LIBERAL)
Viernes 03 de Septiembre de 2010 - 10:08 PM
Hay sólo un alcohosensor por cada 40 mil conductores
La denuncia hecha por un lector de Vanguardia Liberal en la sección Hágase Oír el día de ayer puso en entredicho la capacidad de las distintas direcciones de tránsito para realizar las pruebas de alcoholemia.
La queja fue puesta por Néstor Mario Villegas Ángel, quien afirma haber tenido un incidente con un conductor en estado de ebriedad en Floridablanca, pero que en el momento de los hechos no se realizó el test pues, según se lo aseguraron las autoridades, los dos alcohosensores que hay en ese municipio se encontraban dañados.
Además, a esas horas de la noche, Medicina Legal ya había cerrado y la dirección de tránsito de esa localidad no tiene ningún convenio con un centro hospitalario, lo cual está permitido por la norma.
En otras palabras, el infractor se salió con la suya, pues no tuvo que pagar la multa de 45 salarios mínimos diarios legales vigentes, ni le fue inmovilizado el vehículo.
¿Cuántos conductores borrachos salen impunes? ¿Cuál es la capacidad de las autoridades de tránsito para hacer cumplir la Ley? Esas son sólo algunas preguntas que surgen frente a este caso particular, que la misma dirección de tránsito de Floridablanca prometió investigar.
No obstante, la realidad indica que en toda el área metropolitana sólo hay ocho alcohosensores, dos en cada municipio, de los cuales uno (en Bucaramanga) se encuentra dañado.
Si tenemos en cuenta que por las calles de las cuatro localidades circulan más de 328 mil vehículos (entre carros, motos, taxis y buses), se puede calcular que hay un aparato para medir el estado de ebriedad por cada 40 mil conductores.
El examen
A esto se suman otros factores como la rigurosidad que tiene que tener este examen de alcoholemia, como por ejemplo, la realización de una muestra y una contramuestra, la necesidad de esperar entre 2 y 5 minutos entre las dos pruebas, y la recomendación hecha por Medicina Legal de hacer, antes de cada análisis, un test con una persona que no haya ingerido alcohol para verificar que el medidor está de nuevo en ceros.
Es decir, en cuatro horas que puede durar un operativo, cada alcohosensor se puede usar, si se aplica técnicamente, para verificar el estado de alicoramiento de máximo 40 personas, todos en el mismo sitio, sobra decir.
Además, las autoridades de los cuatro municipios reconocen que no hacen operativos todos los días y todas las noches (por razones logísticas), y usualmente sólo se hace el test cuando ocurre un accidente. En otras palabras, cuando el daño ya está hecho.
¿Qué dice la Ley?
Con segundo grado de embriaguez, además de la multa por 45 SMDLV, se suspende la licencia de conducción entre dos y tres años y se tiene que hacer un curso de sensibilización, conocimientos y consecuencias de la alcoholemia y drogadicción en centros de rehabilitación debidamente autorizados por un mínimo de 40 horas. En caso de tercer grado de alicoramiento, la suspensión es entre tres y diez años y el curso de sensibilización es por un mínimo de 80 horas.
La reincidencia será causal para determinar la cancelación definitiva de la licencia de conducción. Además, la certificación de la sensibilización será indispensable para la entrega del documento. En todos los casos de embriaguez, el vehículo será inmovilizado
síntesis
¿Cómo debe ser la prueba del alcohosensor?
Según el experto forense Carlos Eduardo Rueda Vivas, quien es el coordinador del grupo de clínica y psiquiatría del Instituto Nacional de Medicina Legal, seccional Bucaramanga, para que las pruebas de alcohol etílico hechas por medio de los alchohosensores sean válidas, tienen que cumplir con ciertos requisitos:
Los aparatos deben ser calibrados periódicamente y en ellos debe estar pegado un sticker que indique cuando fue la última fecha en la que se realizó este procedimiento. Además, si un fiscal lo requiere, se debe tener un registro de esto en cada una de las direcciones de tránsito.
El alcohosensor sólo puede ser usado por personal capacitado.
Las boquillas se tienen que reemplazar después de cada uso.
La persona a la que es sometida la prueba no debió haber consumido licor en los últimos 15 minutos, ni haberse fumado un cigarrillo en los últimos dos.
Los resultados tienen que ser impresos de manera inmediata para que puedan ser verificados por el conductor o por testigos.
Normalmente cada prueba tiene que ser realizada dos veces.
Entre cada prueba del alcohosensor se recomienda esperar un tiempo entre dos y cinco minutos.
¿Qué pasa con los cursos?
Las direcciones de tránsito de las cuatro localidades aseguran que, si bien están haciendo cursos de sensibilización, no los están aplicando como está establecido en el Código Nacional de Tránsito, que impone jornadas de 40 horas cuando hay segundo grado de alicoramiento y 80 cuando hay tercer grado.
Estas clases, además, se están realizando en salones que no están adaptados para este uso.
Frente a este tema, el Director de Tránsito de Bucaramanga, Julio Enrique Avellaneda Lamus, explicó que en dicha institución se está trabajando en la apertura de un centro de atención, en donde se va a trabajar todo lo referente a las campañas de sensibilización, pero reiteró que eso todavía está en proceso.
convenios con hospitales
El nuevo Código Nacional de Tránsito y particularmente la resolución 414 del Instituto Nacional de Medicina Legal y Ciencias Forenses (este reglamenta técnicamente las pruebas de alcohol etílico en la sangre), le dan facultad a las Direcciones de Tránsito para realizar convenios con centros hospitalarios para realizar las pruebas de alcoholemia.
En dichos casos, sin embargo, la misma autoridad tiene que conducir al infractor al lugar y, dependiendo del resultado, tomar las medidas correspondientes.
Si bien Bucaramanga, Girón y Piedecuesta hacen uso de esta herramienta, en Floridablanca no se da el mismo caso y en las noches, cuando está cerrada Medicina Legal (funciona de 7:00 a.m. a 10:00 p.m. de lunes a viernes y de 7:00 a.m. a 7:00 p.m. los fines de semana) no hay quien haga una prueba alterna en ese municipio.
Además, a esas horas de la noche, Medicina Legal ya había cerrado y la dirección de tránsito de esa localidad no tiene ningún convenio con un centro hospitalario, lo cual está permitido por la norma.
En otras palabras, el infractor se salió con la suya, pues no tuvo que pagar la multa de 45 salarios mínimos diarios legales vigentes, ni le fue inmovilizado el vehículo.
¿Cuántos conductores borrachos salen impunes? ¿Cuál es la capacidad de las autoridades de tránsito para hacer cumplir la Ley? Esas son sólo algunas preguntas que surgen frente a este caso particular, que la misma dirección de tránsito de Floridablanca prometió investigar.
No obstante, la realidad indica que en toda el área metropolitana sólo hay ocho alcohosensores, dos en cada municipio, de los cuales uno (en Bucaramanga) se encuentra dañado.
Si tenemos en cuenta que por las calles de las cuatro localidades circulan más de 328 mil vehículos (entre carros, motos, taxis y buses), se puede calcular que hay un aparato para medir el estado de ebriedad por cada 40 mil conductores.
El examen
A esto se suman otros factores como la rigurosidad que tiene que tener este examen de alcoholemia, como por ejemplo, la realización de una muestra y una contramuestra, la necesidad de esperar entre 2 y 5 minutos entre las dos pruebas, y la recomendación hecha por Medicina Legal de hacer, antes de cada análisis, un test con una persona que no haya ingerido alcohol para verificar que el medidor está de nuevo en ceros.
Es decir, en cuatro horas que puede durar un operativo, cada alcohosensor se puede usar, si se aplica técnicamente, para verificar el estado de alicoramiento de máximo 40 personas, todos en el mismo sitio, sobra decir.
Además, las autoridades de los cuatro municipios reconocen que no hacen operativos todos los días y todas las noches (por razones logísticas), y usualmente sólo se hace el test cuando ocurre un accidente. En otras palabras, cuando el daño ya está hecho.
¿Qué dice la Ley?
Con segundo grado de embriaguez, además de la multa por 45 SMDLV, se suspende la licencia de conducción entre dos y tres años y se tiene que hacer un curso de sensibilización, conocimientos y consecuencias de la alcoholemia y drogadicción en centros de rehabilitación debidamente autorizados por un mínimo de 40 horas. En caso de tercer grado de alicoramiento, la suspensión es entre tres y diez años y el curso de sensibilización es por un mínimo de 80 horas.
La reincidencia será causal para determinar la cancelación definitiva de la licencia de conducción. Además, la certificación de la sensibilización será indispensable para la entrega del documento. En todos los casos de embriaguez, el vehículo será inmovilizado
síntesis
¿Cómo debe ser la prueba del alcohosensor?
Según el experto forense Carlos Eduardo Rueda Vivas, quien es el coordinador del grupo de clínica y psiquiatría del Instituto Nacional de Medicina Legal, seccional Bucaramanga, para que las pruebas de alcohol etílico hechas por medio de los alchohosensores sean válidas, tienen que cumplir con ciertos requisitos:
Los aparatos deben ser calibrados periódicamente y en ellos debe estar pegado un sticker que indique cuando fue la última fecha en la que se realizó este procedimiento. Además, si un fiscal lo requiere, se debe tener un registro de esto en cada una de las direcciones de tránsito.
El alcohosensor sólo puede ser usado por personal capacitado.
Las boquillas se tienen que reemplazar después de cada uso.
La persona a la que es sometida la prueba no debió haber consumido licor en los últimos 15 minutos, ni haberse fumado un cigarrillo en los últimos dos.
Los resultados tienen que ser impresos de manera inmediata para que puedan ser verificados por el conductor o por testigos.
Normalmente cada prueba tiene que ser realizada dos veces.
Entre cada prueba del alcohosensor se recomienda esperar un tiempo entre dos y cinco minutos.
¿Qué pasa con los cursos?
Las direcciones de tránsito de las cuatro localidades aseguran que, si bien están haciendo cursos de sensibilización, no los están aplicando como está establecido en el Código Nacional de Tránsito, que impone jornadas de 40 horas cuando hay segundo grado de alicoramiento y 80 cuando hay tercer grado.
Estas clases, además, se están realizando en salones que no están adaptados para este uso.
Frente a este tema, el Director de Tránsito de Bucaramanga, Julio Enrique Avellaneda Lamus, explicó que en dicha institución se está trabajando en la apertura de un centro de atención, en donde se va a trabajar todo lo referente a las campañas de sensibilización, pero reiteró que eso todavía está en proceso.
convenios con hospitales
El nuevo Código Nacional de Tránsito y particularmente la resolución 414 del Instituto Nacional de Medicina Legal y Ciencias Forenses (este reglamenta técnicamente las pruebas de alcohol etílico en la sangre), le dan facultad a las Direcciones de Tránsito para realizar convenios con centros hospitalarios para realizar las pruebas de alcoholemia.
En dichos casos, sin embargo, la misma autoridad tiene que conducir al infractor al lugar y, dependiendo del resultado, tomar las medidas correspondientes.
Si bien Bucaramanga, Girón y Piedecuesta hacen uso de esta herramienta, en Floridablanca no se da el mismo caso y en las noches, cuando está cerrada Medicina Legal (funciona de 7:00 a.m. a 10:00 p.m. de lunes a viernes y de 7:00 a.m. a 7:00 p.m. los fines de semana) no hay quien haga una prueba alterna en ese municipio.
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