"Posted: 30 Apr 2011 12:37 PM PDT
La jugabilidad es un concepto en auge en el mundo de los negocios. En esencia, es un método de marketing que consiste en vestir un determinado producto como si fuera un juego. Un desafío a superar.
Como todas las estrategias de mercadotecnia, se basa en aprovechar las características de la psique humana. Y es que a nadie le gusta perder. Como se suele decir, incluso para tener el derecho a nacer tenemos ganar una carrera (todos venimos a la vida siendo unos triunfadores).
Podemos encontrarla en casi todo, desde el inocente «se el primero en probarlo» en la publicidad, hasta los concursos de popularidad al acumular amigos en las redes sociales. Buscan crear la sensación de reto, de desafío a superar. Si bien, objetivamente, el primero en adquirir un producto no va a disfrutar de más beneficios que el segundo (o el número mil trescientos treinta y siete); ni llegar al límite de amigos posibles mejorará la calidad de tus amistades reales.
Estamos programados para competir. Darwin probablemente diría que es un imperativo evolutivo. De hecho, si queremos verlo de esa forma, el propio concepto de selección natural se puede entender como un gran juego donde sólo el ganador, el más apto, consigue sobrevivir para transmitir y perpetuar los genes de su especie.
No voy a ser yo quien contradiga a la madre naturaleza. No voy a decir que jugar pueda llegar a convertirse en un mal hábito. Aunque si que es cierto que la sociedad actual se basa en gran medida en domesticar los ancestrales instintos.
Sin duda, la circulación abierta es uno de esos ámbitos en que es mejor no tomárselo como una competición. Porque todos sabemos las enormes medidas de seguridad que rodean las competiciones oficiales, de las que la vía pública carece.
No,... espera. Pensándolo mejor, aplicar la jugabilidad al tráfico quizá no es tan mala idea. El truco está en re-definir el objetivo del juego. Porque cuando pensamos en competición a motor, automáticamente imaginamos una bandera a cuadros y curvas tomadas al límite. Pero no tiene porque ser así.
A lo mejor podemos plantear una nueva formula de competición donde la finalidad no sea la velocidad a toda costa, sino la supervivencia. La táctica para optimizar las posibilidades de ganar en este juego sería, naturalmente, reducir a la mínima expresión cualquier percance negativo. A mi, lo que acabo de escribir me suena muy mucho a la definición de seguridad vial.
En cierta medida, recuerda a aquél anuncio donde dos vehículos compiten no por llegar antes, sino por cubrir una distancia dada con el menor consumo. Es similar, sin duda la conducción eficiente se puede considerar una parte de la seguridad vial, si bien en este caso se busca minimizar el riesgo no a personas, sino al medio ambiente.
Sin duda no sería un deporte vibrante si lo retransmitieran por la tele. Aunque, irónicamente, todos prestamos bastante atención cuando nos muestran imágenes en los avances informativos sobre el estado del tráfico.
Pero tiene una característica única, extraordinaria: si se juega bien a este juego, todos los participantes ganan. Y es el mayor triunfo que uno puede conseguir en la vida: no perderla"
Fuente: Revista Circula Seguro
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